38.
— ¿Qué mierda tiene que ver Amy en esto? ¿Por qué la involucras? —me grito, en su rostro se veía que estaba furioso. Mierda, debería de mantener mi boca cerrada.
—Porque desde que ella te abandono, tú has sido así.
— ¿Quién te conto sobre ella? —me enfrento, con el ceño fruncido.
—Nadie. —conteste.
—Mira, esa mujer no tiene nada que ver con mi actitud… en parte, ¿a ti porque demonios te importa mi actitud?
Me quede callada mirándolo, ¿Por qué no hablaba? Si bien sabía la razón: Amelia. No existía otra, y no podía ser que me preocupaba él, no, en absoluto no podía ser.
—Por Amelia, me afecta que sea así y por tu culpa, lo peor de todo. ¿Sabes? Haces que la gente que está a tu alrededor se llene de tu amargura y eso no me gusta.
— ¿No te gusta? La princesa quiere seguir teniendo su cuento de hadas, ¿no? Y claro, con su príncipe Justino, obvio. —dijo irónico.
— ¿Quién dice que yo vivo en un cuento de hadas? ¿Y qué tiene que ver Justin con esto? ¿Por qué te importa tanto mi relación con él? ¡Si salgo o no con él es mi problema! —grite.
— ¡No me importa con quien te relaciones! Me da igual.
— ¿Entonces? ¿Por qué siempre lo mencionas, eh?
Él se quedó callado mirándome, me sostuvo de la cintura y me acerco a su cuerpo, sin dejar de mirarme, y me beso forzadamente. Al principio me resistí, trate de liberarme pero no pude, él me sostuvo de la nuca para que no me despegara de él, y, siendo sincera, mi cuerpo no lo quería hacer. Se alejó de repente, mirándome, con nuestras respiraciones agitadas.
—Ahí tienes tu respuesta. —me dijo, y se fue del comedor. ¿Qué había sido eso? ¿Por qué me beso? Y la pregunta del millón es, ¿Por qué me deje? Tantas preguntas, sin respuesta. Mi vida ya comenzaba a formarse de preguntas sin respuestas, podría hacer una lista de todas ellas. Pase una mano por mis labios aún rojos, los toque suavemente, cerrando los ojos, pensando en el beso, abrí los ojos rápidamente, no podía pensar en él, a mí no me gusto el beso, yo lo odio, lo odio. Suspire, tratando de desaparecer las estúpidas ideas de mi mente, y claro, también muy absurdas e ilógicas.
Me senté en una de las sillas de la elegante mesa, y recargue mi cabeza contra la madera de la mesa, mierda, no puedo seguir pensando aun en el beso. Idiota, idiota, mil veces idiota.
—Vámonos ya. —dijo una voz ronca detrás de mí, me levante de la mesa y seguí a Jason hasta la puerta, me detuve de pronto.
— ¿No desayunaremos? —pregunte.
—No, sube al auto. —respondió fríamente. Rodee los ojos, y subí con lentitud al auto de la parte del copiloto, él subió y arranco a una velocidad no muy agradable que digamos, siempre mantuve mi mirada hacia la ventana, como mi costumbre de siempre, para alejarme de la realidad. Sentí como se paraba el auto, me miro y se quitó el cinturón de seguridad.
—Quédate aquí, ahorita vuelvo. No se te ocurra salir por ningún motivo, ¿entiendes? —asentí, él se bajó del auto con una bolsa negra en sus manos, lo seguí con la mirada, estábamos con en un callejón, camino hasta llegar a una puerta, en la cual entro. Dios, ahora estaba sola dentro de un auto que se situaba en un callejón solitario.
Un tipo salió de donde Jason había entrado, vio el auto y camino hacia acá, me agache lo más que pude para tratar de escabullirme, pero no lo logre. El extraño se paró en la ventanilla del copiloto, y me miro atentamente.
—Hola preciosa, ¿Por qué tan solita? —dijo mirando más allá de mi cara, no respondí y lo mire con asco. —Tranquila, no muerdo, claro, a menos de que tú quieras. —sonrió maliciosamente, abrió la puerta y se fue acercando poco a poco a mí, me alejaba lo más que podía, tenía miedo, y mucho. Me pase al asiento del piloto, abrí la puerta y la cerré en su cara, el hombre salió por la parte del copiloto y vino hacia mí, me destiné lo más lejos de él, cerca de la puerta de donde Jason había entrado. Mierda, Jason apúrate. El hombre se acercó cada vez más a mí, olía horrible, entre humo de cigarro y alcohol. Me agarro de la cintura, trate de zafarme de él pero era imposible.
—Tranquila muchacha si te pones en ese plan, yo seré peor.
—Suéltame imbécil. —seguí tratando de soltarme. Se acercó a mi rostro tratando de besarme, pero lo único que consiguió fue que le escupiera en la cara. — ¡Déjame! ¡Auxilio! ¡Ayuda! —grite en busca de que alguien me salvara, escuche como la puerta se abría, y dejo ver a tres persona salir de ésta, y una grito.
—Suéltala. —ordeno una voz, demasiado conocida, en mi interior di gracias al cielo porque Jason escucho mis gritos. Lo mire rogándole que me salvara, su mandíbula tensa se relajó al verme pero cuando miro que el hombre no me soltaba, de nuevo se tensó.
—No, yo la gane primero. —dijo el hombre que me tenía forzada a él.
—Suéltala. —repitió Jason de nuevo.
—Jason, consíguete a otra puta en un bar, déjame está a mí. —vi como Jason apretaba los puños, por favor, sálvame. Por primera vez preferiría estar con Jason.
—Suéltala, o atente a las consecuencias. —dijo, esta vez más fuerte.
—No me das miedo, McCann. — Jason saco una pistola, y grito “___________, ¡al suelo!”, hice lo que me ordeno y me zafe del agarre, casi arrastrándome por el suelo llegue cerca del auto y ahí me quede. El sonido de un disparo aturdió mis oídos, voltee a mis espaldas y vi un cuerpo tirado del mismo hombre que me había atosigado antes. Había sangre alrededor del cuerpo, me quede paralizada, vi a Jason con su mirada desviada del cuerpo. Los otros dos hombres miraban el cuerpo con detenimiento. Mierda, por primera veía a un muerto, y no era muy agradable que digamos. El disparo lo había recibido justo en el pecho, donde estaba el corazón.
—Desháganse del cadáver. —ordeno Jason a aquellos hombres que estaban enseguida de él, ellos asintieron, agarraron el cadáver del hombre y se lo llevaron cargando hacia adentro de la especie de ‘bodega’. — Sube al auto. —me dijo, hice caso a sus órdenes —aun shockeada— y me subí a donde estaba antes, casi temblando. Él se adentró en la bodega de nuevo, y, al cabo de unos minutos, salió con una maleta en sus manos. Entró al auto y dejo la maleta en los asientos traseros, arranco el auto.
—Lo mataste… —susurre en un hilo de voz, mirándolo aun paralizada. Mis ojos querían estallar de lágrimas pero no me lo permiti.
—Era matarlo, o dejar que te violaran. —dijo seco, con la mirada fija en la carretera.
— ¿Y qué harán con el cuerpo? —pregunte, curiosa.
— ¿Por qué quieres saberlo? —enarco una ceja.
—Curiosidad… —hice una pausa— Nada más.
—Lo desaparecerán. —trague saliva y de nuevo vi hacia la carretera, ¿Cómo podía tener sangre tan fría como para decirlo tan natural? Yo me estuviera muriendo del miedo en su lugar.
—Oh. —fue lo único que logre decir. — ¿Puedo preguntar algo? —él asintió— ¿Qué se siente ser un asesino?
—Nada. —respondió. —Es algo normal.
—Normal. —dije, tratando de procesarlo en mi mente— ¡Normal! ¿Normal? ¿Enserio? ¿Estás loco? —dije histérica.
—_________, mi vida siempre ha estado rodeada de drogas, muertes, ya estoy acostumbrado. —me miro, se escuchaba ¿triste?, si triste, su expresión notaba tristeza.
— ¿Por qué?
—Bill McCann, mi padre, él causo esto que soy, y, si me disculpas, no quiero hablar de eso. —dirigió su mirada a la carretera de nuevo, por primera vez me puse en su lugar, su padre le arruino la vida, en algo mi vida era un poco parecida a la de él; nuestros padres fueron una ‘mierda’ con nosotros.
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Holaaaaaaaaaaa, espero que les guste, ¿vieron? Casi la violan afdgs oh dios, ¿qué pasará ahora? o: comenten, voten, me harán muuuuuuy feliz <33 muchas gracias por leer <3
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El destino ya estaba escrito.
أدب الهواة« ¿Que harías si te pidieran casarte con alguien sin amor para salvar la vida de tu familia? » ‹Segundas Oportunidades›, segunda parte de la historia está en mi perfil.