23.
Consejo. Escucha esto: http://www.youtube.com/watch?v=A_U6iSAn_fY
— ¿En qué piensas? Te noto un poco extraña. —dijo mi madre tiempo después, habían pasado 10 minutos en que me había quedado ida, mi mirada perdida hacia un lado de la habitación.
— ¿Qué pasara ahora? Te irás, me quedare sola con Jason, no tengo el valor para mirarlo a la cara. —dije.
—No lo sé, solo te puedo decir algo: se fuerte, no dejes que nada te derrumbe—me aconsejo.
—No sé si pueda seguir de la misma manera —susurre, suspire. Escuche como abrían la puerta, voltee mi mirada hacia la puerta y ahí estaba Jason, trague saliva, era hora de demostrar lo fuerte que podía ser.
—Es hora de que te despidas de tu madre —dijo mirándome fijamente.
—Está bien. —susurre con un hilo de voz.
—Nos veremos pronto, ¿sí? Recuerda lo que te dije. —sonrió de lado y beso mi cabeza, la abrece fuertemente.
—Jamás lo olvidare. —susurre en su oído. Deshice el abrazo y respire profundamente tratando de no quebrar en llanto.
Dedique una última mirada a Jason, su mirada en cierta manera me intimido, baje la mirada y salí de la habitación. Bajamos las escaleras, primero mi madre, luego yo, y al final Jason.
—Cuídate…—me dedico una última sonrisa y salió de la casa, Jason la siguió, antes de que saliera lo detuve de un brazo.
—Gracias por haberla traído. —dije suavemente.
—Lo hice porque te tenia lastima. —dijo mirándome con la voz ronca y salió cerrando la puerta.
Me había sorprendido, lo había hecho por lastima, no podía ser cierto. Aunque, viniendo de él, podía ser posible, por un momento me había imaginado una razón totalmente distinta.
Mi ánimo estaba neutral, en fin, había visto a mi madre, era algo bueno, sabía que estaba bien, nada es igual pero… hay que seguir adelante ¿no? “Ser fuerte”. Las cosas tal vez a seguir igual según veo la situación, mejor olvidare lo del beso, y hare como que no pasó nada, en fin, no había sentido nada.
—______...—me llamo Amelia cuando tenía un pie en un peldaño de la escalera.
— ¿Sí?
— ¿Ya se fue tu madre?
—Sí, justamente se acaba de ir. —señale la puerta mirando a Amelia.
—Oh —susurro—, ¿cómo estás?
—Yo me pregunto lo mismo, y mi única respuesta es: no lo sé. —dije.
—Ya veo cómo te sientes. Tranquila.
—Creo que me siento bien. —forcé una sonrisa.
—Está bien —dijo insegura. —Si me necesitas, estaré en la cocina —me guiño un ojo y se adentró en la cocina dejándome sola, de nuevo.
Estaba aburrida, me sentía aburrida, fatigada, necesitaba algo para relajarme. Algo me apretaba el estómago: la duda. Quería saber más a fondo sobre ‘Amy’, ¿por qué? Ni siquiera yo sabía la razón, pero de que saciaba esa duda, la saciaba.
Me escabullí fugazmente en la habitación de Jason, no tardaba en volver, pero correría el peligro de que me cachara. Abrí uno de los cajones, nada. Otro, nada. Hice un movimiento para abrir un cajón y un portarretrato salió volando directo al piso, lo tome entre mis manos. Estaba esa chica, Amy, efectivamente era ella.
Era bonita, tenía el cabello largo hasta la cintura, de un café marrón chocolate brilloso y lacio, sus rasgos bien definidos, ojos color café claros hipnotizantes, en realidad si era hermosa. Dentro de mí ocurrió algo extraño, sentía algo extraño, muy extraño. Sentía una sensación rara en el pecho. Sentía como si la hubiera visto antes. De pronto escuche como la puerta la abrían agresivamente, era Jason, genial. Lo voltee a ver, me miraba con una mirada muy profunda, si su mirada fuera un arma, ya estaría muerta.
— ¿Qué demonios haces en mi habitación y con esa imagen? — dijo molesto señalando el portarretrato que todavía yacía en mis manos. No respondí nada— ¡Responde!
—Quería saciar algunas dudas. —respondí. Jason me arrebato el portarretrato agresivamente, jamás lo había tan furioso.
—No quiero que vuelvas a tocar esta pu.ta fotografía, ¿entendiste? — grito, respire profundamente tratando de no estallar, a mí nadie me hablaba así.
—Nadie me dice lo que debo de hacer, es mi vida, y no voy a dejar que un idiota como tu trate de arruinarla. —dije enojada con el mismo tono molesto. Camine hacia la puerta dispuesta a salir de la habitación, pero Jason me jalo agresivamente del brazo derecho. — ¡Suéltame!
—No lo hare, no vuelvas a hablarme así, ¿entiendes? — me grito apretándome el brazo, trate de liberarme pero no pude, en verdad me dolía, y mucho.
—No eres Dios para decirme que hacer, ¡suéltame ya!, me lastimas. —rogué con la mirada y con lágrimas en los ojos, estaba a punto de llorar de dolor.
Jason soltó mi brazo, lo observe, estaba la mano de Jason marcada en el brazo, muy rojo. Lo mire por última vez con rencor y salí de la habitación dando un gran portazo. Cuando iba a entrar a mi cuarto la voz de Amelia me detuvo, con una mano me sobe el brazo tratando de que el ardor desapareciera.
— ¡Dios! ¿Qué paso? Se oyeron los gritos hasta abajo, ¿qué te hizo Jason? —miro mi brazo lastimado, hizo una cara de sorpresa y preocupación. — ¿Él te hizo esto? — asentí con la mirada, ella frunció el ceño. — ¡Ya se pasó de la línea! Este Jason no me gusta para nada. —trato de ir a la habitación de Jason pero la detuve con mi brazo no lastimado.
—No Amelia, no hagas las cosas más grandes. Estoy bien. —forcé una sonrisa que al parecer le convenció, en verdad no quería tener más problemas con Jason.
—Está bien _________. Pero si vuelvo a oír a Jason gritándote o lastimándote te juro que nada me detendrá, no es justo que tú tengas que pagar que su vida no haya sido muy buena. Entra al cuarto, ya te traigo una pomada para el dolor. —me ordeno, hice casos a sus peticiones, me recosté en la cama mirando hacia el techo. Si mi vida es una catástrofe ahora, ¿qué será cuando me case con Jason? No me lo quiero ni imaginar. Un total infierno…
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El destino ya estaba escrito.
Fanfic« ¿Que harías si te pidieran casarte con alguien sin amor para salvar la vida de tu familia? » ‹Segundas Oportunidades›, segunda parte de la historia está en mi perfil.