58. "Dura realidad II"

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58.

¿Él? ¿Justin? ¿El chico del supermercado y del restaurant? Con razón se me hacía tan raro tantas 'coincidencias'. Digo, creo que la vida pone en tu camino a las personas que se quedaran por un buen rato, pero no pensé que precisamente él haría esto. Pero, ¿por qué me secuestró? No entendía el porqué, ni siquiera hallaba una razón lógica.

Tragué saliva con nerviosismo, me quedo quieta mientras él se acerca a mí con una sonrisa maliciosa en su rostro. Se sienta a un lado mío, y recarga su cuerpo contra el mío mientras pasa una mano por mi mejilla, le hago una mirada de desprecio, y me alejo como puedo. A pesar de que antes pude decir que me atrajo alguna vez, ahora lo detestaba solo por hacer esto.

—Sh... tranquila... —susurró en mi mejilla. —Eres tan hermosa. —tragué saliva de nuevo, apartando mi mirada de la suya. Traté de hablar pero salieron gemidos de mi boca.

—Mmh. —gemí.

—Te quitaré el pañuelo, gritas y te disparo. —advirtió, sacando la pistola de su bolsillo, apuntándome directo en la frente. Asentí temerosa, y me retiró con suavidad el pañuelo. Empecé a exhalar agitadamente, cerrando los ojos obligando a mi mente a despertarme de esta pesadilla, porque eso debe ser… una maldita pesadilla.

Abro los ojos, para encontrarme con los suyos mirándome fijamente.

—Déjame ir. —murmuré, mirándole con temor.

—No, nena. No te dejaré ir hasta que Jason McCann esté muerto. —dijo acariciando mi mejilla con su dedo pulgar y con su mirada en dirección a mis labios. Un escalofrío recorrió mi cuerpo de pies a cabeza. ¿Jason?... ¿muerto? De tan sólo imaginarlo... no, no, no. No iba a soportarlo.

—Él me rescatará y el que saldrá muerto eres tú. —hablé segura de mí misma, él negó con la cabeza sin dejar de sonreír. Una sonrisa, que dentro guardaba temor, de eso estaba segura. Debería de sentir miedo, no hablamos de cualquiera… es Jason McCann. El volara su cabeza en un abrir y cerrar de ojos.

—Tenemos todo planeado, tu querido esposo saldrá muerto y sin ti. Tú y yo estaremos juntos después de eso. —acarició de nuevo mi mejilla, me aparte bruscamente. Le doy una mirada llena de asco y desprecio.

—Ni en mis más peores pesadillas estaré contigo. —dije entre dientes. Me tomó por la muñeca con fuerza brutal, y me acercó a su rostro, fulminándome con la mirada.

—Aunque no quieras estúpida, estarás conmigo… ¡ya sea por las buenas o por las malas! —gritó, me apretó más la muñeca, solté un gemido de dolor retorciéndome ante el agarre. Me soltó, empujándome contra el colchón con fuerza. Cerré los ojos, queriendo conseguir fuerzas para aguantar esto. No sé de dónde las sacaría, pero lo haría. Por mi madre, por Ryan, por Jason, pero sobre todo… por mí misma.

No respondí a su agresividad, sólo solté una pequeña lágrima que fue inevitable.

—No lograrás tus perversos planes. Nunca. —susurré, mientras él se paraba en sus pies, cerca de mi cuerpo.

— ¡Cállate! —me gritó, rojo de la furia. Una mano golpeó fuertemente mi mejilla, otras lágrimas rodaron por mi mejilla colorada. Tragué saliva, otra vez. No me dejaré vencer, pude antes, y podré ahora.

Lo haré.

—No vuelvas a decir estupideces, maldita zorra. Créeme, no tendré piedad de ti, cuando esto —alzó su pistola— haga volar tu cabeza. Así mejor, si fuera tú mantendría mi boca cerrada. —escupió, y salió del horrible cuarto de un portazo, seguido por su "lazarillo". Suspiré, atemorizada. Jamás creí esto de él, ahora comprendo que toda esa ternura era su otra personalidad, es un maldito doble cara. Lo odio con todo mí ser. ¿Pero de qué me servía odiarlo? No me iba a sacar de aquí. Nada me sacaría de aquí. Tal vez iba a hacerlo, pero muerta. Sólo él podrá salvarme. Sólo Jason.

El destino ya estaba escrito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora