El destino ya estaba escrito.

34. "¿Me permite este baile?"

34.

Ella miro a Jason, sabía que él la extrañaba aun, que sentía algo por ella, aunque sea odio… Él volteo la mirada hacia la pared, un silencio se formó en toda la habitación.

—Jason, dime algo. —la miro— ¿Por qué insistes en no querer demostrar tus sentimientos? —no respondió.

—Eso no es tema tuyo, ¿comprendes? —respondió de mala gana.

—Si lo es. —él frunció el ceño. Amelia lo retaba, siempre. Sabía perfectamente que no le haría daño, tal vez no físicamente. Oprimió los labios tratando de controlar su ira.

—Déjame en paz. —respondió ignorando las palabras de Amelia y subiendo las escaleras con frustración.

— ¡Jason! —grito. Volteó a ver como lo miraba de brazos cruzados. —Respetare que no quieras hablar de eso… pero quiero que me prometas algo. —la miro confundido, ¿Qué quería ahora? Bufo, bajando las escaleras.

— ¿Qué?

—Trata de llevarte bien con ella.

— ¿Con quién?

—Con _____. —Jason viro los ojos.

—Primero muerto. —respondió.

—Jason…

—No me dirás que hacer, ¿entiendes? Yo hago lo que se pegue la gana, si quiero maltratarla lo hare. —espeto, dándole la espalda y subiendo las escaleras de nuevo. Amelia gruño, irritada por la actitud de él.

— ¡No! Sobre mi cadáver vuelves a lastimarla, ¿entiendes? —dijo levantando la voz. Él no podía hacer eso, _____ no sería lo suficientemente fuerte como para aguantar los abusos de él.

—Pues sobre tu cadáver será. —dijo frio. Se dio media vuelta y subió las escaleras, sin importarle que eso había lastimado a Amelia… y mucho. Unas lágrimas rodaron por sus mejillas, ¿Cuándo paso todo esto? Ella extrañaba al Jason de antes, el cariñoso y comprensivo, no el de ahora, el monstruo que lastima a las personas sin piedad. Sabe que no podrá cambiar su forma de ser… es difícil, pero no imposible. Tal vez _______ ayudaría mucho en esto. Demasiado.

*

___________.

Desperté, ¿Qué horas son?... Mire hacia la ventana,  la luz de la luna se reflejaba en lo más alto, hoy había luna llena... era hermosa. Recuerdo cuando era chica, decía que la luna era como un queso, y que algún día iría hacia ella y la comería toda, reí por los recuerdos de mi infancia, era una niña ilusa.

Observe a mi alrededor, apenas y se notaba la sombra de los objetos. Demonios, no hay despertador. Bien, ahora tendré que bajar a ver la hora del reloj de manecillas de la cocina con esta oscuridad, y aprovechar para comer algo… o quedarme aquí tratando de dormir de nuevo con tal de no cruzarme con Jason. Elegiré la primera opción, era hora de madurar un poco.

Baje lentamente las escaleras, esto daba terror, no veía casi absolutamente nada. Me sostenía al agarre de la escalera, esto era como las películas de actividad paranormal... de solo pensar eso me hace temblar más. Bien hecho, mente. Vi una luz, y no, no era la de la muerte, era la del televisor, provenía de la sala. ¿Conclusión? Jason estaba ahí. Tenía dos opciones: quedarme o irme. De nuevo elegiría la primera. Llegue a la sala y lo vi, sentado en el gran sillón, con una copa de vino en la mesita, y su mirada al televisor, exactamente veía un juego de hockey. Me senté a un lado de él, se percató de mi presencia, lo note porque me miro, y luego dirigió su mirada al televisor, sin decir nada. Escuche como empezaba una canción, ¿Qué loca persona veía la televisión con el estéreo prendido? Nadie. Solo él. Esa canción se me hacía conocida, si no me equivocaba se llamaba “Won’t go home without you”.