44. "Pequeños detalles"

2.3K 110 0
                                    

44.

—Jason, bájame, puedo caminar sola. —refunfuño _______ en los brazos de él, mientras caminaban en el estacionamiento dirigiéndose al auto.

—No, el doctor dijo que te cargara.

—Mentira, tú lo dijiste. —enarco una ceja.

— ¿Enserio? —pregunto, con ironía y un tono de sarcasmo. —Te juro que pensé que lo había dicho tu abuela. —dijo con una cara de asombro, _______ negó con la cabeza.

—Mi abuela no me podría cargar. —murmuro, sonriendo levemente.

—Lo sé, apenas y te puedo yo.

— ¡Oye! —chillo— Peso menos que tú.

—Sí, claro. —rio entre dientes, ______ negó de nuevo con la cabeza.

—Idiota. ¡Bájame! Ya llegamos. —ella se trató de salir de su agarre, él con un movimiento la subió al auto.

—No tenías por qué hacer eso. —murmuro, enarcando una ceja.

—Pero lo hice.

**

El recorrido del hospital a casa fue corto pero lento, el hospital se situaba en el sur de la ciudad, cerca de donde vivían. Cuando paro el auto, _______ trato de salir por su propia cuenta, pero él fue más rápido, la cargó entre sus brazos, y entraron.

— ¡Jason, bájame! —farfullo, él sonrió y la dejo en el sillón, con un poco de rudeza.

—Ahora ve a tu habitación, necesitas descansar. —ordeno. Ella se levantó del sillón lentamente, y camino hacia las escaleras sin protestar.

—Gracias. —murmuro, en las escaleras.

— ¿Por qué? —pregunto, frunciendo el ceño, confundido.

—Por no dejarme morir. —sonrió, y subió las escaleras sin decir una palabra más. Cuando llego a su habitación, cerró la puerta dando un pequeño portazo, se sentía débil, con ganas de recostarse en la cama, cerrar los ojos y no abrirlos nunca más.

Se recostó en la suave y cómoda cama, dando un suspiro en el aire. Se sentía demasiado agotada, y con mucha hambre, así que decidió que lo mejor sería descansar… y cerró los ojos conciliando el tan anhelado sueño.

**

Jason entro a la habitación, con una bandeja de un desayuno completo que se componía de un omelet, acompañado de varios tocinos fritos, un jugo de naranja natural, cuatro panes tostados a la perfección, con un plato de mantequilla enseguida de éstos. Al entrar, rápidamente capto a _________ durmiendo plácidamente, con el cuerpo relajado, y hecha una ‘bolita’. Negó con la cabeza, dejando la bandeja en el mueble al lado de la cama, y cogió una sábana, y la arrastro encima del cuerpo de ella, cubriéndolo por completo. ¿Ahora qué haría? Tenía un desayuno recién hecho y ella estaba dormida, no quería despertarla, pero sentía la necesidad de hacerlo. Y así lo hizo, con una mano, delicadamente, toco el cuerpo de ella murmurando su nombre, hasta que ella abrió sus ojos.

— ¿Qué pasa? —susurro, con un tono adormilado y de cansancio, entrecerrando los ojos.

— Te traje desayuno. —dijo, alejándose, y apuntando al desayuno, ella esbozo una pequeña sonrisa a medias.

— Oh, gracias. —se sentó en la cama, y trato de agarrar la bandeja, pero Jason se acercó y la tomo por ella, rozando sus manos, y colocándola en su regazo. Ella trago saliva, y se acomodó en la cama. — ¿Tu lo hiciste?

— Sí. —respondió, mirándola.

—Gracias, de nuevo. —sonrió.

—No hay de que, no quiero ir al hospital de nuevo. —murmuro, ella negó con la cabeza, y tomo un tocino, y se lo llevo a la boca. —Ven, desayuna conmigo. —dijo ella, dando palmadas a un lado de ella, él suspiro y se acercó a ella, sentándose en la cama, y tomando un tocino.

—Está rico. —dijo Jason, ella negó de nuevo con la cabeza, esta vez sonriendo.

—Sí, esta rico. —afirmo.

 —Hoy tengo que ir a ver unos detalles de la boda. —murmuro, ella lo miro.

— ¿Qué detalles? —pregunto, tomando un trago del jugo de naranja.

—Tengo que ver la comida, probar varias muestras de vino,  de platillos, el postre y otras cosas.

— ¿Puedo ir?

—No. —dijo, sin pensarlo dos veces.

—Anda. —rogo con la mirada, poniendo una cara inocente.

—Son órdenes del doctor, tienes que estar en reposo. —dijo, ella gruño.

—No pasara nada. —aseguro. Él negó con la cabeza.

— No —dijo—, y no insistas. —la interrumpió. Ella suspiro frustrada. —Ah, y vendrá alguien a cuidarte. —se marchó de la habitación, ¿alguien vendría a cuidarla? Ni que se fuera a escapar, pensaba.

— Mierda. —susurro. Estaría aburrida todo el día en casa, sin nada que hacer, con una persona extraña… o tal vez no la pasaría en casa.

El destino ya estaba escrito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora