[Oneshot] Figuras (Nathanette)

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Imagen: Hiyoko-Chan

-¡¡Naaaath!!- Gritó con una voz a lo lejos. Reconocía esa voz, era inconfundible, sentía que su corazón se detenía y el aire se le escapaba cuando lo tenían cerca.
-¡¡Nath!! ¿Es verdad que conseguiste lugar en la exposición que va haber en el Louvre?- Preguntó el joven pelinegro un poco más alto que ella.
-Eh, sí- Respondió bajando la mirada.
-Eso es fantástico ¿Cuál va a ser el tema de tu exposición?-
-La identidad dentro del ser individual-
-Retratos-
-Retratos-
-¿Y cómo vas con eso?-
-Mal, casi no conozco muchas personas, y son menos las que aceptarían modelar-
-Modelar, modelar- El chico repetía mientras ponía una expresión sería.
-¿Y si te dijera que yo conozco una modelo profesional?-
-¡¿De verdad?!- La chica levantó la mirada del suelo y sintió que el rostro del chico se iluminaba con miles de brillos de inexplicable origen.
 -Podría pedirle que modele para ti-
-¿Harías eso, por mí?- La chica sintió que el cuarto aumentaba de temperatura.
-Claro. Deja le hablo para citarla y luego te alcanzo en tu taller ¿Te parece?- Dijo el chico sacando su celular.
-Me parece ¡Me parece de maravilla!-
-En ese caso, nos vemos allá-
-¡¡Gracias, Marin!!-

Se fue derecho a su pequeño taller. Ahh, Marin, el dulce Marin. Iba a ir a su taller. Se apresuró a esconder todos los dibujos que había hecho de él, todas acuarelas en las que había escrito su nombre sin cesar y los cuadros, dónde lo había bosquejado. Tomó entre sus manos el primer bosquejo que había hecho de Marin, sin que se diera cuenta, era tan lindo, tan considerado, tan generoso, todo un caballero de esos que ya no hay. Colocó su mano sobre su pecho, sentía que su corazón quería salirse de su pecho cada vez que pensaba en Marin. Tenía que calmarse, iba a llegar pronto.

-¡¡¡Nath!!!- Gritó una voz en la entrada. Corrió al almacén de su estudió y guardó todas la imágenes de chico. Tomó varios pinceles y de dirigió hacia la puerta
-¡¡Voy!!- Abrió la puerta y sintió que era encandilada por los mismísimos rayos del sol. Frente a ella estaba una chica de cabellos dorados como el oro, ligeramente bronceada que le daba un toque acanelado a su piel de seda y unos ojos esmeraldas que completaban la imagen de una chica salida de un cuento de Hadas.

-Nath, ella es Adrinne, es la modelo que te dije que conocía- Dijo con Naturalidad Marin mientras metía a la chica salida de alguna obra de Charles Perrault.
-Hola, soy Adrinne Agreste- Dijo la chica con una voz tan entonada como una soprano.
-Adrinne Agreste, me suena familiar- Respondió con expresión seria al tratar de recordar dónde había oído o leído ese nombre.
-Seguramente, aunque, yo, bueno- Adrinne miró con una sonrisa forzada a Marin.
-¿Ocurre algo?- Preguntó el chico.
-Nunca dijiste que "tu amigo" Nath del curso de arte era una chica-
-Ah, sí, Nath es por Nathasha. Pero sólo es una amiga, de verdad- Se apresuró a aclarar Marin.
-¡¿Agreste?! ¡¿De Gabrielle Agreste?! ¡¿La modelo de revista?!- Gritó repentinamente, ignorando la conversación que acababan de tener los dos.
Enojada, la chica tomó del brazo al chico y lo jaló a su lado.
-¿Me trajiste a una modelo de revista?- Preguntó la chica en voz baja.
-¿Qué esperabas cuando dije modelo?-
-No sé, alguien más, ¿Artístico?-
-Nath, ambos sabemos que esos modelos no existen en realidad-
-Pero odio a las modelos creídas de revista-
-Ella no es así, créeme. Además, ¿Qué mejor que alguien reconocido en tu exposición? Aunque siempre puedes decirle que no, es tu decisión- Marin la tomó del hombro mientras le hablaba. La estaba tocando, la estaba tocando a ella.

-Bien, ¿Adrinne?- Dijo casi sin poder hablar.
-¿Dime?- Respondió con leve molestia la nombrada.
-¿Podrías sentarte en el diván de ahí?-
-Claro- La chica obedeció y se sentó con naturalidad en el mueble. Su posee era instintivamente seductora, su cabello caía por su cuello como ríos de oro, sus brazos apretaban sus pechos realzando su tamaño, sus manos se juntaban bajo su barbilla como una pequeña almohadilla y había subido sus piernas recorriendo levemente su falda de mezclilla.
La posee que tenía Adrinne era la mezcla perfecta de inocencia y seducción. Nathasha podía jurar que deseaba provocar.
-Te dije que era una profesional- Dijo Marin susurrando en su oído.
-S, sí. Lo es- Se esforzó en contestar.
-¿De qué hablan?- Preguntó Adrinne sin perder su posee.
-De ti- Respondió Marin. -De lo profesional que eres-
-No sé si se me pueda considerar "Profesional"- La chica se ruborizó ante el comentario.

Ciertamente era profesional, no podía negarlo; era una lástima que no pudiera decir lo mismo de sí misma. Nathasha sentía que no lograba concentrarse con Marin observándola todo el tiempo, podía ser su imaginación, podía ser que lo deseaba o podía ser que de verdad la estaba observando. Fuera real o ficción, sentía que su cuerpo se derretía con su sola presencia. No podía seguir así.
 -¿Podemos tomar un descanso? Me estoy acalambrando- Dijo repentinamente la modelo.
-Ah, sí, claro- Respondió Nathasha sin aire. La rubia estiró todo su cuerpo y se levantó del diván.
-Ahora regreso- Tenía que alejarse de Marin antes que se derramara encima de su banquillo de trabajo. -Tengo que traer más pintura- Se excusó Nathasha a prisa antes de dejar su paleta sobre el banquillo y corrió hasta el pequeño almacén.

Entró en el almacén a prisa sin fijarse si había cerrado la puerta tras ella. La chica se dejó caer sobre los blancos lienzos de tela, no podía más, no lo soportaba, nunca había estado tan cerca de Marin y por tanto tiempo. Se derretía por él, sentía como se estaba derritiendo en ese preciso instante.
-Nath ¿Estás bien?- Preguntó una voz en la puerta. Abrió los ojos y vio al chico acercándose a ella.
-Sí, sí, es sólo que, que. Estoy bien ¿Por qué lo preguntas?- El chico cerró la puerta del almacén tras él.
-Dijiste que ibas por pinturas, pero todavía los tubos llenos- Marin se inclinó frente a ella.
-Ah, ah, es que ocupo, otros tonos- Se esforzó por contestar con el rostro de Marin justo frente a ella. El chico tomó con suavidad su mejilla.
 -¿Segura?- Con cuidado acercó sus labios a los de ella y un leve roce desató todo el deseo que había estado reprimiendo hasta ese momento.

Nath se desplomó sobre el cuerpo de Marin, se besaban con intensidad, sus bocas se devoraban mutuamente, sus cuerpos se enredaban entre los blancos lienzos. La mano de Marin se deslizó sobre el pecho de Nathasha.
-Lo siento- Se disculpó de inmediato Marin retirando sus manos. Nathasha negó tomando entre sus manos las de él y las volvió a colocar sobre su pecho plano.
-Si eres tú, no me molesta- Sus labios volvieron a unirse, ahora con mayor lentitud, con cuidado, con cariño. Las manos de Marin descendieron del carente pecho a la pequeña cintura de Nath que quería acurrucarse bajo ese cuerpo un poco más grande que el de ella. Sus respiraciones se fundían en el calor de sus cuerpos e inundaban de humedad el aire del almacén.

Los labios de Marin se separaron dejando un caminó de saliva que se rompió con un pequeño goteo. Nathasha acarició el suave cabello negro azulado de Marin, los pendientes de sus oídos, las puntas de sus patillas y la curvatura de su mandíbula. Era una figura tan delicada, eran trazos tan suaves, era una pintura de carne y hueso. Sólo había tenido la oportunidad de sentir ese cuerpo en sus fantasías, ese cuerpo sólo era suyo en sus lienzos.

Las manos de Marin desabrocharon el pantalón purpura con cuidado, sus manos estaban tan definidas como si hubieran sido talladas por el mismo Michelangelo, sentirlas recorrer la piel de sus muslos era recibir caricias renacentistas. Sentía que su cuerpo perdía su figura sólida, que se transformaba en un liquido, que se derramaba desde su mismo cuello uterino y se introducía en el por su boca.

-¡Ahh!- Gritó Nathasha cuando tiró una caja de brochas con su cabeza durante un orgasmo. Revisó el almacén asegurándose que siguiera sola. Suspiró con cierto alivio, no se habían dado cuenta. Ojala eso hubiera sido suficiente para calmarse en por ese momento. Se acomodó su pantalón purpura, recogió varios tubos de pintura y se dirigió a la puerta, tomando un instante para sentir sus ausentes pechos antes de salir. Tenía que hacer algo al respecto antes de tener cualquier encuentro.

-Perdón, no encontraba el color que quería- Se disculpó Nathasha cuando salió de su almacén. Los tubos de pintura cayeron al suelo cuando vio lo que estaba pasando frente a ella. Marin yacía sobre el cuerpo de Adrinne mientras ambos se besaban con pasión.
– ¡Naaaath!- Dijo Marin levantándose de la modelo y acomodándose su ropa. –Te tardaste un poco ¿Terminó el descanso?- 

[One_Shots] Miraculous Ladybug: Lemon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora