Capítulo V- El puto encuentro familiar

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Ya estamos en el auto que nos llevará directo a la casa, de mis tíos. Puto encuentro, estoy jodidamente cansada aunque son las 12:00 del mediodía. El momento de calentura que he acabado de pasar con David en el aéreopuero me ha dejado un poco agotada. No es fácil pretender que ese roze de labios no me hizo sentir nada, pero claro, todo sea por saciar mi ego que es del tamaño de el "Big Ben". Lo cierto es que estuve a nada de besarlo, de comérmelo en pleno banco. Me terminé de dar cuenta de cuanto me atrae pero,  ¿sentirá el lo mismo? No lo sé, me encantaría averiguarlo, de hecho, si me encuentra, sé que es cierto, que de verdad le atraigo, aunque sea de manera puramente física, en realidad no me importaría tirar varias canas al aire con ese chaval, el tipo está como quiere.

-¿Estás ansiosa por conocer a tus tíos y a tus primas?- escuché a mi madre preguntar desde el otro extremo de la limosina. En realidad ni siquiera me había puesto a pensar en eso.

-Oh si, porque llevo 17 años esperando verlos, digo me corrijo, la verdad es que ¿como pude añorar verlos si ni siquiera sabía de su existencia?- le ironizé a  mi madre, quien se limitó a mirarme y a negar con la cabeza.

-A la verdad que tu nunca cambiarás, ¿cierto?-me miró

Enarqué una ceja- ¿Yo soy la que tengo que cambiar mamá? - me señalé a mí misma con el dedo índice-Porque la última vez que me enteré, no fui yo quien hizo que sus hijas dejaran toda su vida atrás por ir siguiendo mis propios beneficios y placeres, no fui yo quien le escondí a mis hijas durante toda su vida que tienen familia en Londres y ciertamente no fui yo quien después de estar metida en un avión a cinco mil pies de altura le envié a mi hija un mensaje de texto para pedir disculpas por causarle inconvenientes, ¿De verdad, sigues creyéndo que soy la que tiene que cambiar? Porque no soy yo la que le hablo a mi hija como si fuese un empresario- alzé mis cejas y la miré con decepción evidente. Me ha dolido mucho dejar toda una vida en Irlanda, donde me crié, donde aprendí mis costumbres, donde he vivido toda una vida, aunque no me siento mal por estar aquí, pero, de veras me duelen los motivos egoístas que tuvo mi madre para mudarnos y además me viene ahora con eso de que tengo que cambiar, eso me cabreó bastante. Como toda una víbora decidí atacarla directo en el hígado.

Ella se recostó del espaldar del asiento y se cruzó de brazos.

-Lo siento Amanda, de veras, sé que te ha dolido mucho el dejar todo atrás pero te prometo que...

La miré y levanté una mano para que ella se callara-Mamá no quiero oírlo ¿si? Dejémos esta conversación para después porque ahora mismo estoy muy agotada.- fruncí el seño y me recosté en uno de los hombros de mi hermana.

El resto del trayecto transcurrió en un silencio sepulcral, eso era lo que apetecía en ese momento, silencio. La atmósfera estaba un tanto tensa pero yo estaba tranquila.

El silencio se acabó cuando la limosina se detuvo, estamos frente una casa que en dimensiones y fachada se parece a la Casa Blanca. Es lujosisísima, color blanco con un jardín impresionante, además de tener más flores de las que puedo contar también es un espacio gigantesco con una fuente justo en el centro. Estamos justo a las afueras, el chofer, o mejor dicho, Brennan, llamó por el autoparlante que hay en el portón y luego de que hubo dicho "las Gemelas Louis se encuentran aquí" los gigantescos portones color negro se abrieron. Tuvimos que recorrer unos 10 minutos hasta llegar a la entrada de la casa, en coche, es una distacia impresionante, me imagino que para llegar al baño esta gente deberá de tener carritos de golf y procurar que todos estén dormidos. De verdad es una mansión imponente.

-Ésta es la casa de su tío Patrick y su esposa Melissa Fritsburg, es mi hermano de otra madre- dijo mientras soltó una risita-  me explico...

-Mamá, sabemos lo que quieres decir, tu padre tuvo un accidente en una de sus escapadas.- la corté

-Correcto- totalmente complacida de escuchar mi explicación, ella asintió- Lo cierto es que sólo lo he visto una sola vez y fue en el divorcio de mis padres.

Bien mamá, ahora ponte a contarnos toda tu vida de pequeña. Sea como sea que lo intente nunca me hará llorar con una de esas historias, que controla manipuladoramente cada vez que la ofendo con algún comentario, es una táctica sublime pero nunca en su vida ha logrado sacar un lo siento o un perdóname, en cambio de mi hermana siempre lo logra, ya ven ustedes, somos demasiado diferentes.

Nos bajamos del auto y justo en la entrada  de la inmensa casa había un hombre bastante alto,  piel bastante oscura, calvo, con una hermosa sonrisa blanca y perfecta que nos miraba como tratando de identificar la figura de mi madre, estaba vestido con una camisa de botones color azul claro por fuera del pantalón, un pantalón color crema y unos mocasines color café. Tan pronto localizó a mi madre se abalanzó sobre ella.

-¡Gill que gusto tan grande me da verte!- se fundieron ambos en un gran abrazo, se miraron varias veces pero desembocando siempre en un abrazo.

-Vamos adentro por favor, aquí da demasiado el sol.

Le seguimos, caminando tras él. Cuando entramos había una sala inmensa con un candelabro de cristal gigante colgando sobre nuestras cabezas. Cuando puede observar mejor al hombre que, supongo yo, es el tío Patrick, pude notar que es bastante guapo, no es muy joven pero tampoco tan viejo, tiene una hermosa sonrisa, ojos cafés, aretes de diamante en ambas orejas y un bigote que hace de él alguien muy intrigante e interesante.

-Bien, Patrick, me gustaría presentarte a mis hijas. Son gemelas, como tú y Joe.- ambos rieron a carcajadas lo que puede significar que él y el tío Joe también son gemelos fraternos, y que ambos son hermanos biológicos, de madre y padre.- Esta es Delilah, es la menor de ambas

-Vaya, es un placer Delilah, no puedo esperar a ver la mayor- haciendo un ademán con las manos, refiriéndose a la estatura de mi hermana. Delilah le dio un gran abrazo, el cual Patrick correspondió son pensarlo dos veces.

-Y esta jovencita…- mi madre no pudo continuar

-Yo soy Amanda, es un inmenso placer estar aquí. Llevo años queriendo conocerle.- aunque soné decente, mi madre se percató del énfasis que le dí a la palabra años y vaciló unos instantes en reaccionar

-¡WOW! Esto sí es una sorpresa, ¡JOEEEE!- llamó a su hermano, quien asomó la cabeza emergiendo de unos de los salones de aquella gigantesca casa. Por poco caigo muerta en tanto lo vi, ¡PERO SI ESE HOMBRE ES BLANCO! El tio Joe es demasiado diferente a el tio Patrick, demasiado, el tio Joe es rubio, blanco, con un estilo menos formal, pelo abundante, nariz perfilada y más alto que Patrick. Lleva puestos unos pantalones cortos color negro y un polo de rayas blancas y azul navy y unas zapatillas TOMS color azul.¿De verdad son hermanos? ¿Son del mismo padre y la misma madre? Esto sí es una sorpresa.

Cuando Joe se aproximó donde estábamos nosotros, miró a su hermano.

-¿Que pasó... GILLLLLLLLLL- tan pronto vió a mi madre no se contuvo de darle una gran abrazo, así como lo hizo Patrick, pero Joe fue mucho más emotivo, hasta besos empezó a darle.- Dios mío que bueno tenerte aquí. Hace mucho que deseaba verte., ¿para que me llamaste Pat?- preguntó con el brazo sobre los hombros de mi madre

-Estas son las gemelas Louis.- nos señaló con la mano, como si estuviese diciéndole a alguien que puede pasar o algo así.

-¡WOW!- ¿que acaso no conocen otra palabra?- Pero si estas nenas son idénticas a ti y a mi.-soltó una carcajada y tomó nuestras manos, yo estaba a su derecha y Delilah a su izquierda. Nos hizo girar en nuestros sitios y nos dió un abrazo. Miró a nuestra madre- Han hecho un excelente trabajo.-mi madre lo miró con el ceño fruncido, dejándole saber que estaba confundida- Estas niñas son hermosas, ambas.

Cuando mi madre hubo presentado a su prometido, nos dirigimos a un salón inmenso que era la sala, allí habían dos mujeres y cuatro adolescentes, estimo que todos tenemos más o menos la misma edad entre 17 a 18 años.

¡Menuda reunión familiar!

Y luego...nos encontramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora