Capítulo VII- La chica del Lamborghini

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Por fin hemos llegado a la casa, en realidad no es muy diferente a la casa de Irlanda, es un poco más grande, si, pero, no es muy diferente. Esta tiene 15 habitaciones, 15 baños, piscina bajo techo, cacha de tennis, volleyball, baloncesto, gimnasio, cine, cuarto de juegos, las habitaciones son mucho más grandes, los closets son gigantes, los baños tienen jacuzzi y tiene un pequeño observatorio en techo, pero no es la gran cosa. Cuando llegué tuve que caminar como cinco minutos de la cocina hasta mi habitación, cosa que me molesta en el momento porque, entre el viaje, los encuentros con David, conocer a mis tíos y a mis molestas primas me he quedado total y completamente agotada. Me adentré a mi habitación que tiene todas mis cosas, sólo que mi cama ahora es una antigua, gigante y con canopi, vestida de blanco y negro. Mi ropa estaba toda perfectamente colocada en el closet, organizada por colores y hasta llegue a notar varias piezas nuevas. En el baño tengo dos batas para salir de la ducha, varios gorros para el cabello, shampoos y acondicionadores nuevos de marcas bastante reconocidas. Mi habitación tiene salida a un balcón hermoso desde donde tengo una hermosa vista al inmenso jardín que rodea la casa.

Sin más ni más me metí en la ducha, me bañé con uno de lo geles nuevos que, asumo yo, mi madre mandó a comprar, este me gusta porque tiene un agradable olor a coco y vainilla, riquísimo. Me dirigí al closet, saqué una pijama, nueva, que consta de unos diminutos pantalones y una pequeña camisa con mangas finas, demasiado sexy pero me acostumbro, até mi cabello en una moñita, ya que mi cabello es corto y queda muy pequeña y me tiré a la lujosa cama. Estaba tan suave y yo estaba tan cansada que me quedé dormida en un dos por tres.

*Sueño*

David me mira impasible y se abalanza sobre mí. Me pega a la pared, y yo me veo totalmente acorralada, no siento miedo, más bien, estoy excitada. Me mira justo a los ojos y yo le devuelvo la mirada. Me besa de una manera agresiva, con furia, con lujuria, con deseo y yo le correspondo el beso de la misma manera. Sus manos se adentran por mi polera, haciéndome sentir sus manos calientes en mi piel. Me sube la polera con agresividad, se separa un poco y luego me quita el sostén, dejando al aire mis pechos. Los toma en sus manos y los frota, haciendo movimientos circulares. Me vuelve a besar y yo me apodero de su nuca atrayéndolo más hacia mí. Me deshago de su polera sacándola por arriba y el me mira y me sonrie de forma maliciosa, mientras el me sigue besando yo bajo mis manos hasta sus pantalones, empiezo a desabrochar los mismos, abriéndome el paso para sus bóxers. Puedo sentir su erección en mi vientre y eso me excita en sobremanera. El me agarra de el culo y hace que mis piernas entrelacen su cintura, puedo sentir su inmensa erección rozando mi sexo y suelto un pequeño gemido, él se percató y con un movimiento de manos demasiado rápido se deshizo de mis pantalones cortos llevándose mis bragas de por medio. Bajó sus manos a mi humedad y empezó a frotar mi sexo con movimientos circulares haciendo que la habitación se llene de gemidos. Justo antes de llegar al clímax dejó de masturbarme y me envistió, su miembro es enorme, y delicioso, no pude reprimir un pequeño grito. El seguía envistiéndome de manera rápida y constante hasta que llegamos al clímax juntos. Grité su nombre y escuché como él gritó el mío. ¡Menuda cogida la que me ha dado!

*Fin del sueño*

Me levanté toda mojada, ¡Menuda mierda!, tuve un sueño mojado con David Strauss. Me levanté jadeando y desarropada. ¡Maldita alarma! Cuando sonó, di un respingo que por poco me caigo. Me levanté con parsimonia, me dirigí a mi baño, me cepillé los dientes, me lavé la cara y me dí una buena ducha con agua a temperaturas nivel Polo Norte. Me dirigí a mi closet, ahora lleno de ropa nueva, quiero causar una buena impresión, así que, escogí unos leggins muy ceñidos al cuerpo, una camisa de fútbol americano, unas botas estilo militar, una chaqueta de cuero y me puse mis Ray Ban estilo aviator color negras. Escogí un bolso estilo roquero y me alacié el pelo. Me hice unas ondas suaves y me hice una partidura en el medio. ¡Ya estoy lista!

Y luego...nos encontramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora