***David***
Después de que me hace correrme en pleno pasillo de la escuela, me dice que espera que sea bueno en la cama y después de enseñarme con su rostro sus malas intenciones me deja ahí plantado y esperando más, esta chica debe ser de otro planeta. Esto jamás me ha sucedido a mí, a David Maddox Strauss, nunca. Definitivamente quiero de todo con esta chica, ella me encanta.
-Mi amor, tanto hace que no te veo- reconozco demasiado bien esa voz chillona. Me volteo para ver a Debbie, mi "novia", de hecho pronto será mi ex novia. He tomado la firme decisión de estar libre para poder engatusar a Amanda, eso es un reto porque sé que esa pelirroja no es nada más que una caja de sorpresas y su perfume huele a peligro, pero me arriesgo porque me vuelve loco, frenético, con ella no me puedo controlar.
-Hola Debbie- dije rodando los ojos y con algo de molestia, de verdad no quiero ni hablar con ella. Debbie no es una buena chica, de hecho, me ha sido infiel varias veces, ella piensa que no lo sé pero sí, me he enterado. En realidad ni me va ni me viene, no me molesta porque yo también le soy infiel con bastantes chicas, ella no me gusta emocionalmente hablando, solo sexo. - Tengo que hablar contigo Debbie.- le digo serio.
-Está bien cariño, pero espera al almuerzo porque tengo que ir a encontrarme con mis amigas- me dijo y no me dio tiempo para nada, se fue. Yo seguí hasta mi primera clase y esperando que fuera la hora del almuerzo con ansias para poder cortar con Debbie.
***4 horas después***
¡Malditas putas clases! Oh Dios, jamás se me habían hecho tan largas. No sé si es porque quiero dejar a Debbie en cuanto pueda o si es por ver a Amanda, cualquiera de las dos razones me sostiene así que voy directo a la cafetería. Cuando entro estaban todos mis amigos en la mesa de siempre, en el área VIP de la cafetería. Mauro, Jake y Elliot me daban la espalda, sentados a un lado de la mesa y del otro Blake, Delilah y mi Amanda, tan perfecta como siempre. Me miró esbozó esa sonrisa hermosa, dejando ver sus perfectamente alineados y blancos dientes y luego mordió su labio inferior. La miro, enarco una ceja y muerdo mi labio inferior. Ella dirigió su atención a la manzana que está comiendo y a su hermana.
Vi como Debbie se sentó justo al lado de Elliot, saludando a los chicos, pero, cuando vio a Amanda y a su hermana cambió su expresión. Puso la típica mueca que hace cuando ve a alguien más atractiva que ella y su envidia la sega, sé que esto no va a parar en nada bueno y menos conociendo el carácter de Amanda.
Amanda y Delilah seguían comiendo y riendo tranquilamente, cuando me percato de que Debbie va hasta ellas y las separa dando un golpe en la mesa que hace que todo el mundo se voltee a mirar.
-Miren, estúpidas chicas nuevas.-dijo Debbie con ese tono de superioridad que la caracterizaba y con cara de asco, menospreciando a Amanda y a su hermana.
Justo cuando yo iba a intervenir, las chicas se miraron, se sonrieron y enarcaron una ceja y luego se levantaron a la misma vez, dejando ver la clara diferencia de estatura. ¡Debbie no sabes en lo que te estás metiendo!
-¿Sabes que, pelos de ardilla? Tenemos nombres, nuestros padres nos lo dieron al nacer y son muy lindos, si, porque nosotras sí fuimos planeadas con tiempo, en cambio a ti, no fuimos un error de la fábrica de condones, así que, mejor nos llamas por nuestros nombres o te atienes a las consecuencias- dijo Amanda con un tono sereno, como si aquello fuera lo más normal del mundo y cruzó sus brazos sobre su pecho sonriendo.
Debbie se puso muy roja, tenía un enojo evidente.
-¿Tienes idea de quién es mi padre? Tú no puedes hablarme así.- dijo demostrando lo cabreada que estaba, en cambio Amanda y Delilah sonríen y la miran, esas chicas saben cómo sacar a una persona de quicio.
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Y luego...nos encontramos
RomanceAmanda Louis, una acaudalada y aclamada chica nacida en el Caribe pero criada en Mullingar, Irlanda, se ve obligada a mudarse a Westminster, Londres. Esta hermosa, ruda, real e inquisitiva chica, para nada parecida a las otras de su edad y cuya fe e...