Capítulo XXXI- Un plan... Fallido

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Sin más me largué hacia mi baño, dejándolo todo empalmado. Me encerré en el baño, me dí una ducha como de 30 minutos, me relajé bastante. Me enfundé en un precioso conjunto negro de ropa interior, Victoria Secret, en encaje y me puse unos tacones, unos lindos pumps negros de Loubotin.

Salí del baño, con gotas de agua bajando aún por mi espalda y mi cabello. David ya estaba hiperventilando, está funcionando, les explico. Quiero seducirlo y luego, si, dejarlo F-R-U-S-T-R-A-D-O.

-Ummm- tragó saliva- ¿Y loss ta tacones?- pregunto algo entrecortado e incorporándose de mi cama.

Estaba “buscando” una loción para la piel.

-Bueno, son nuevos. Quiero que se acostumbren a mis pies y, ya que estoy en mi casa- me encogí de hombros

-Oh- asintió y pasó su lengua por sus labios. Ese gesto, creo que con solo ese gesto es capaz de provocarme un orgasmo.

Seguí buscando entre mis cosas, encontré la loción y me paré justo delante de él. Me puse un poco en la palma de mi mano y empecé a pasarla por mis piernas. A estas alturas lo único que se veía era la lujuria y el deseo en los ojos verdes de mi novio, además de una demasiado evidente erección, ya les he dicho que tiene un GRAN miembro.

Terminé de untarme la loción, me quite los tacones y me acosté a su lado, me di la vuelta. Lo sentí tocando mi espalda y acercando su erección a mi trasero.

-Vamos nena- me dijo en tono de suplica, sabía perfectamente a lo que se refería, estaba caliente.

Me hice la dormida y el soltó un suspiro frustrado.

-Ya verás- y no lo volví a sentir, me quede dormida.

***David***

Esta, esta, esta … diosa. Oh por Dios, sale del baño toda mojada, con ese mini conjunto de encaje negro, se pone loción en el cuerpo, tan sensualmente que pensé que me iba a correr de nada más mirarla, eh mi chica es ardiente.

Se acuesta a mi lado y se queda dormida, me deja duro como una puta roca y con ganas de follármela de manera salvaje. Pero esto no se queda así.

-Ya verás- le dije

Me levanté y pensé en lo que haría, me acordé de ver una cuerda en la cocina. Bajé por la cuerda, también tomé unos cubos de hielo y un poco de agua fría.

Subí a la habitación, ella estaba totalmente dormida y aproveché el que tenía un sueño pesado. Podía moverla a mi antojo, ella no se despertaría. La volteé hasta que quedara boca arriba, até sus brazos a los barrotes de la cama y sonreí para mis adentros, ya era mía.

Me senté sobre ellas con mis piernas a sus costados. Tomé uno de los hielos y lo pasé por mis labios, luego lo pasé por su cuello a lo que ella lo estiró. Frunció el seño y entreabrió los ojos, todavía no despertaba del todo. Con el mismo hielo, ya casi derretido por mi temperatura, hice círculos en la parte superior de sus pechos. Entonces la vi abrir los ojos, forcejeó con los brazos pero era imposible que se soltase, le amarré bien.

-¿Qué demonios haces David?- me dijo algo enojada

-Bueno- tomé otro hielo- Ya que tú no me quieres hablar, ni tocarme pues decidí, divertirme un rato, lo creo justo.

Empecé a desvestirme lentamente, suspiró y mordió su labio inferior, ella me deseaba tanto como yo a ella, solo se hacía la difícil. Terminé de desvestirme y me acerqué nuevamente a la cama como pantera que acechaba a su presa. Con el hielo que tenía en la mano, volví a hacer círculos en sus pechos, le quité el sostén, fácil ya que el cierre era al frente y pase el hielo por esos perfectos pezones. Ella se arqueaba de placer y yo disfrutaba de sus gemidos y movimientos.

Sin más tomé otro hielo, lo pasé desde el centro de sus pechos, hasta su ombligo para luego descender a su sexo, puse el hielo en su centro y ella movía sus caderas incitándome a seguir.

-Quiero que me supliques- le dije mientras bajaba poco a poco sus braguitas

-Ni locaaaa- alargó la última letra al sentir el hielo en su sexo desnudo

-Vamos nena- dejé el hielo en su clítoris, ella cerró los ojos sintiendo el frío en su sexo y el hielo derritiéndose en este. Soltó un gemido que jamás olvidaré cuando con mi boca recogí el hielo que había dejado en su clítoris y así empecé a lamerle y succionarle, llevándola a las nubes.  Introduje un dedo en ella, y junto con mi boca la sentí tensarse.

Iba a correrse.

-No- le dije concón vos firme, esto no era solo un orgasmo

Ella se movía desesperada, reprimiendo las ganas de correrse, cuando sentí que mis dedos estaban siendo asfixiados por su sexo le grité.

-VAMOS NENA, SUÉLTALO-  ahí se corrió, dejando todos sus fluidos en mi cara, tenía su sabor en todo mi rostro, delicioso por cierto.

-Ay por Dios, nunca había hecho esto- estaba algo avergonzada- perdona, yo yo..

-Tranquila nena- me acerqué a ella, lamí mis labios, con mi mano limpie mi cara y luego la lamí, OH DIOS, QUE GLORIOSO SABOR. David Maddox Strauss, tu chica es una “squirter”, felicidades campeón. La besé, desesperadamente, con ganas de ella, de tomarla.

-Mmmm- gimió cuando sintió mi masculinidad rozando

-¿Te gusta no?- le dije mientras besaba y mordía su cuello.- Vamos nena, quiero que me lo digas, dimes que te mueres por tenerme dentro, por sentirme, yo quiero hacerte mía, vamos dime lo que quiero escuchar

Ella respondía a todos mis toques y caricias de manera frenética. Me tensé al sentir sus uñas en mi espalda haciéndome arquear de placer, ¿cómo carajos se soltó?

-Mierda. ¿Cómo te soltaste Amanda?- ella sonrió maliciosamente

-no sabes atar un maldito nudo bien David.

No sé cómo acabó ella encima de mí, pero así fue. Mientras me cabalgaba como una completa posesa yo solo me entregué a ella y a su manera fiera de hacerme de ella. La amo, como nunca antes lo hice. La necesito para estar bien, es algo que no llego a comprender del todo. Hicimos el amor como locos, hasta que nos dormimos.

Y luego...nos encontramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora