Capítulo XIX- La enamorada y la desvirgada.

394 4 0
                                    

***Amanda***

Empezó a llegar todo el mundo. Mi hermana llegó acompañada de Jake, estaban algo extraños, demasiado juntos. Intuyo tres cosas, que se acostaron o que se hicieron novios o quizá las dos, creo que me voy por la tercera opción. Me encantó la reacción de Jake y de… mi novio, ains me encanta, cuando nos vieron una junta a la otra. Después de un rato llegó Blake y nuestras primas y luego la casa se llenó de extraños. Cada vez que algún chico se me acerca lo rechazo y le digo que tengo novio o simplemente le ignoro.

-Amanda, ¿Cómo te sientes?- preguntó Delilah, yo sé perfectamente que se refiere a David y a mí

-Delilah- negué con la cabeza mientras sonreía como una estúpida y miraba en dirección a David.- Me he enamorado Deli, de verdad, estoy irremediable, completa y totalmente enamorada de este chico, lo sé porque no quiero estar con nadie más, quiero que cuide de mí, que me bese, no siento la necesidad que tenía cuando estaba con…. Josh, - me volví a acordar de él cuando nos despedimos y sentí un pequeño vacío, pero lo ignoré- No quiero estar de picaflor, quiero quedarme en el nido.- me sorprendí al escuchar eso salir de mi boca

- Vaya, no te escuchaba hablando así, desde, bueno desde que…

-escribía- sonreí con melancolía. Debajo de este aire dominante, sarcasmo e indiferencia cargo con ganas y talento increíbles por la escritura y la lectura. Me fascina escribir, es una manera de desahogarme. No escribo desde que me pasó lo de Jonah, fue algo que me derrumbó, me dolió tanto que aún no puedo ni verlo, ya vieron ustedes.- Sí, lo sé, pero, cambiemos de tema. Te veo demasiado… risueña. Jake no ha dejado de mirarte y tu te ves… radiante- le dije con una sonrisa algo pícara.

Me sorprendió ver que mi hermana me miraba con una expresión de malicia y una ceja enarcada.- Tu me conoces demasiado, te iba a decir cuando llegásemos a casa, pero, no me has dado oportunidad…

-Noooooo, querida hermanita, nada más confírmalo, en casa me cuentas.- le interrumpí

-Bien, claro que sí, pero,- se me acercó al oído- Te confirmo que ya no soy tan hermanita

Yo solo pude soltar una gran carcajada, eso que me dijo me hizo pensar en mí misma. Cuando perdí la Vcard, como le dicen los norteamericanos, me sentía la más adulta y la más importante. Oh Dios, mi hermana ya no es tan inocente, ni tan nena, ahora es toda una mujer.

-Deli, sabes que tienes que decirle a mamá.- le dije en un tono serio, ella me miró preocupada.

-Demonios, que vergüenza Amanda.

-Bien, haremos algo, quedaremos con los chicos en casa, le dices a mamá sobre que estas desvirgada y de vez aprovecho y le cuento que tengo novio.- siempre he sido muy formal en esto de las relaciones. Cuando me acosté con Josh por primera vez, me dijo que era necesario que mis padres lo supieran, que es por respeto y yo concuerdo con él. Nuestra madre no es perfecta, pero se ha jodido con nosotras, así que presentarle a las personas con las que mantenemos una vida sexual activa, es totalmente necesario.

-Sí, eso me gusta- asintió Delilah, algo aliviada

-Bien, mañana hablamos con ambos.- le di un abrazo a mi hermana y luego fui arrebatada de su abrazo por unas manos que sujetaron mi cintura, vi como Delilah sonreía y negaba con la cabeza. Al mirar hacia atrás me di cuenta de que era mi David, estaba tan contento. Me acerqué a su cuello y le planté un beso en la marca que le he hecho.

-Sabes que me toca a mí marcarte, ¿cierto?- le sonreí maliciosamente

-No sé- dije divertida mordiendo mi labio inferior

-Estoy loco por follarte- me dijo en esa sexy voz ronca que me hace temblar. Oh dios, no ando con bragas y si me humedezco, como desafortunadamente me acaba de ocurrir, se me notará, que…

-Eres un puto pendejo- soltó una carcajada, le miré con el fantasma de una sonrisa y el seño fruncido

-¿Qué pasa cariño?- preguntó rodeándome para quedar en frente mío, hablando de nuevo con esa voz que me pone frenética

Yo miraba ese torso perfecto y luego esos bóxers que se estaban haciendo abultados. Cuando miré donde estábamos, me di cuenta de que me llevó a un pasillo en donde no había nadie, estábamos solos.

-¿Cómo que qué pasa?- enarqué las cejas y le dediqué una mirada significativa. Empezó a recorrer mi cuerpo con su mirada y miedo más grande se hizo realidad. Al parecer estaba bastante mojada ya que su mirada verde cambió a negra en unos instantes,  yo tragaba saliva y miraba esos carnosos e irresistibles labios. No me canso de él, lo quiero a cada segundo, de cada minuto de cada hora.

-Dios, como me pones- David estaba duro como una roca, empalmado a niveles increíbles y yo estaba con una excitación importante. Pero, hay un problema, la fiesta, la maldita fiesta está en todo su apogeo. David ha empezado a regar besos alocados por mi cuello

-David, la…. la fiesta… David, nos…pueden ver.- el no hacía caso y yo me estaba dejando perder entre sus besos.

-No- dijo aún besando mi cuello y apretando mi cuerpo contra el suyo, acorralándome contra pared- No bebé, no paremos. Te quiero, te deseo como a nadie, nunca he sentido esto por nadie. Dios, eres única y eres mía, solo mía.

Lo separé un poco de mí, le miré y le sonreí maliciosamente- Si quieres jugar- puse mi mano delicadamente sobre su pecho- entonces juguemos bebé- le tiré al suelo de un empujón.

¿Quieres conocerme? Soy dominio puro, corazón. Sospecho que hoy, no llego a casa muy temprano.

Y luego...nos encontramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora