Y luego...nos encontramos

Capítulo XVI- Sígueme la corriente

***Amanda***

Después de dar todo un espectáculo a lo “Rápido y Furioso” me fui directamente al Centro comercial, para comprarme un disfraz para esta noche. Dado que estamos a mitad de agosto, no sé ni cómo vestirme. Entré a la primera tienda de disfraces que vi, llevaba media hora tratando de encontrar algo que me gustara, cuando vi unos que me encantaron. Llamé a mi hermana.

-¿Alo?

-¿Deli?

-No, te habla Megan Fox, pues claro que Deli.

-Que imbécil eres, hay veces que realmente me cuestiono que seamos fruto de la misma madre.- se escuchó una sonora carcajada

-Dime enana, ¿Qué quieres? Estoy tratando de encontrar un puto disfraz

-Pues, sobre eso te quiero hablar.

-Dime- ahora tengo toda su atención

-Bien, ven al centro comercial, el que está de camino a casa

-Ahí estoy bruja

-Mira jódete. No estoy para tus ridiculeces, te estoy haciendo un favor, no necesito esto.

-Bien bien, dime, ¿Dónde estás?

-Segunda planta, tienda de disfraces.

-Bien por ahí voy.

***5 minutos después***

Ya hemos comprado los dichosos disfraces. ¡Gracias al cielo! Llegamos a casa a la misma vez, ya eran las 4:40 necesito darme un baño y casi no tengo tiempo, así que, corrí hasta mi habitación, me di una buena ducha de unos 10 minutos, tomé mi disfraz y lo guardé en un bulto, en el mismo también pude mi maquillaje y las botas Timberland con tacón.

Me puse unas mini braguitas de Mario Bros. y un sostén del mismo motivo, una blusa a medio abdomen suelta, color blanca que dice “Stay weird” y unos leggins que no dejan nada a la imaginación, cuando el piiiiii piiiiii de una bocina me hizo correr gradas abajo, le tiré un beso a mi hermana que se encontraba en la sala y salí de la casa. Tan pronto salí por aquella puerta gigante de caoba, por poco muero.

-NO  PUEDE  SER.

***David***

Su cara valía millones, aún más que los que vale el auto.

-¿Te gusta?- pregunté tratando de hacerme el indiferente

-¡¡¡¿¿¿QUE SI ME GUSTA???!!! La pregunta sería por qué no me gustaría, OH POR DIOS.

-Si, figuré que te gustaría, después de todo es un…- no pude terminar

-Es un Lamborghini Sesto Elemento, solamente han fabricado 12 de estos bebés- dijo acariciando el auto- es hermoso. Digo tiene una potencia de 570 caballos, un motor V10, acelera de 0 a 100 kilómetros por hora en 2,5 segundos y alcanza una velocidad superior a los 350 km/h, esto es… creo que voy a llorar.

Yo solo la miraba atónito, ojos abiertos de par en par y la boca en el piso, ¡Sabe más de ese auto que tu David, ¿qué clase de hombre eres?

-Si te pido algo, ¿sería demasiado?

Salí de mi etapa de retrasado mental en cuanto escuché su voz, que es música para mis oídos.

-Depende- entrecerró los ojos

- De??

-Bueno…- me acerqué a ella- De lo que sea y cómo me lo compensarás,