Capítulo XII- Historias tristes y el comienzo de una feliz

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***Delilah***

Estando sentada en la barra de ese imponente salón me sentí cómoda, me sentí bien y a gusto. En este momento me voy a dar la oportunidad de olvidar y de hacer lo que en un tiempo no he hecho, confiando en que todo saldrá bien, o al menos eso espero.

-Bueno, claro. La verdad es que eres a la primera persona que le contaré esto. Es una historia algo triste.

Me intriga saber como a este Dios Griego llamado Jake Morrison lo pudieron haber ¿herido?, la verdad es que se ve como el tipo que hace llorar no el que llora. Asentí dando un suspiro.

-Bien, hagamos un trato- me miró con interés- Si tu me cuentas yo te cuento por qué soy tan tímida y tan callada, ¿vale? – hizo una mueca de satisfacción y asintió mirándome con una sonrisa tierna en el rostro.

-Bueno, me suena bien, me parece lo justo. Pues entonces, empiezo, ¿yo?- me preguntó señalándose, asentí- Bueno, mi hermano y yo no siempre vivimos entre lujos y riqueza, ¿sabes? Empezamos desde el fondo- mientras hablaba su mirada parecía perdida- Mientras éramos de la clase media socializaba con gente de todo tipo de clase social. Solía pasar mucho tiempo con esta chica, su nombre era Mindy. La consideraba mi mejor amiga, siempre estábamos juntos, hacíamos todo tipo de locuras y hasta nos quedábamos el uno en la casa de la otra. En algún momento esa relación tomó caminos inesperados y…

-Y de mejores amigos terminaron siendo novios, ¿cierto?- le dije con una pequeña sonrisa, él la correspondió y asintió. Su mirada era melancólica, me daba cierta pena.

-Sí, fue algo hermoso lo que tuve con ella. Nos entendíamos a la perfección, hacíamos todo juntos, nuestros padres se amaban y todo era perfecto, hasta que mi padre se puso a invertir en la bolsa. Desde ahí mi vida se complicó mucho. Siempre estaba viajando, en negocios con mi padre, ya no usaba la misma ropa que había usado mi hermano, empezamos a ir a restaurantes caros. En fin, empezaron a llegar lujos y comodidades, pero, siempre le fui fiel a Mindy, a quien ya no veía mucho.- empezó a mirar sus manos y a entrelazar sus dedos, algo me decía que se acercaba la parte triste- Bueno, era nuestro aniversario- alzó la vista, aún perdida- Yo acababa de llegar de un viaje a Alemania y decidí ir a darle una sorpresa a Mindy, fui a su casa. Era tarde, eran cerca de las 12:30, pero no me importó. Compré el arreglo floral más grande que pude ver, un peluche gigante y una caja de chocolates de los más caros. Caminé hasta su casa, toqué la puerta, no vi el auto de sus padres pero la puerta estaba entre abierta. Decidí entrar, la llamé, pero no respondió, se escuchaban ruidos “extraños”- hizo una comilla con sus dedos, mientras me dirigía una mirada significativa- Cuando entré a su cuarto, se estaba revolcando, no con uno, no con dos sino con tres hombres Delilah, y esos tres hombres eran los que yo consideraba mis mejores amigos, a los que les confié todos mis secretos. Me engañó con mis mejores amigos.- vi una lágrima solitaria caer por su mejilla, lo que colmó la copa. No sé de dónde me salió el valor, pero, le tomé una de sus manos, el me miró, le sonreí y luego me fui acercando a él y el hizo lo mismo. Nos besamos suave y lentamente, con ternura, con sentimiento. Acarició mi mejilla haciendo que el beso se hiciera más profundo y yo puse mis manos alrededor de su nuca, viajando hasta su cabello, halándolo placenteramente. Nos separamos por falta de oxígeno y juntamos nuestras frentes.- Luego de eso me deprimí mucho tiempo y mi hermano se preocupó mucho por mí y empezamos a salir. Íbamos a todo tipo de sitio, al cine, a la playa, a clubes, en fin a todo tipo de sitios. Una de esas noches de fiesta en un club, me emborraché y le pequé a un tipo, era David, que andaba con Blake y Mauro. Cuando me di cuenta de lo que había hecho me retracté de lo que hice así que le pedí disculpas. En ese momento llegó mi hermano que andaba buscándome como demente. Habló con David y él nos mandó a buscar un auto para irnos, ya que ambos estábamos tomados para conducir. David me ayudó a entrar al auto y después de eso nos hicimos buenos amigos. Olvidé lo que era la depresión y ahora tengo los mejores amigos que existen.

Y luego...nos encontramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora