***David***
Llegamos a la casa de las gemelas como a eso de las 4:30 de la madrugada. Amanda y yo íbamos algo tomados pero no borrachos, se puede decir que estábamos contentos. Delilah y Jake bajaron del auto tomados de la mano y besándose como anormales, era algo cómico.
Amanda y yo los observamos mientras se alejaban hacia la habitación de ésta tambaleándose, en el caso de Jake, con Delilah en sus brazos y ésta última con los zapatos en la mano derecha mientras que con la izquierda se aguantaba al cuello de mi amigo, soltamos una carcajada cuando Jake tropezó y por poco caen ambos al suelo. Lugo de haber visto ese pequeño show me fijé en que Amanda se había sentado sobre la enorme barra de mármol que adornaba la cocina.
Me recosté de una de las columnas que daban paso a la cocina, mientras ella se quitaba los tacones, al parecer no se había dado cuenta de mi presencia, yo solo la miraba. Se masajeó unos de los pies y luego bajó de la barra, tomó sus zapatos en la mano y se dirigió en mi dirección. Me miró y me sonrió.
-Vamos a mi habitación, necesito una ducha relajante- dijo tomando posesión de brazo con su mano libre.
-Mmmm ¿juntos?- inquirí divertido
-Claro que sí bebé- me dijo con esa sexy sonrisa de niña mala.
Llegamos a su habitación, me dirigí a su enorme baño, abrí la llave del jacuzzi, en el cual puse una sobredosis de gel de burbujas con olor a vainilla y coco, que reconocí por el olor de mi chica, siempre huele así. Preparé todo en 10 minutos.
-Mi amor, ya está listo todo- le grité desde el baño, no llegaba- Linda, ya está, ven.- nada- Amanda ¿est…- al salir del baño me encuentro una Amanda enfundada en un hermoso juego de ropa interior de encaje negro, recostada en su cama, en una pose muy sexy.
- Tu definitivamente quieres acabar con mi cordura- le dije mientras me acercaba a ella con pasos firmes y jadeando, me sentía como un león listo para atrapar su presa.
-Oh mi amor, esto acaba de empezar- me dijo deteniendo mi camino con su mano en mi pecho. Acercó su cara a la mía y cuando me acerqué para besarla, alejó ese bello rostro de mí y me sonrió con malicia y una ceja enarcada, esa cara de veras me prende.
Me empujó hasta la cama, caí sentado, luego la vi desabrochándose el sostén con una parsimonia nada habitual en ella, lo hacía tan lento que dolía verle. Cuando dejó sus pechos al descubierto mi amigo masculino me gritaba dentro de los pantalones que quería perderse en ella, al parecer mi expresión era bastante reveladora, me mordí el labio inferior cuando la vi sonriendo y negando con la cabeza. Luego descendió sus manos al borde de esas espectaculares bragas de encaje negro. Jugó con el borde de su prenda para luego empezar a bajarla, de nuevo, con una lentitud desesperante. Me siento en la cima, y eso, que aún ni la he tocado.
Se acercó hasta mí, contoneando sus caderas y esos pechos enormes, que me fascinan, se movían involuntariamente, botaban con cada paso que daba. Se acercó a mí, con aires de dominación que me hicieron caer rendido a sus pies.
-Levanta los brazos- dijo en un tono autoritario, yo solo sucumbí a ella. Cuando hube levantado los brazos empezó a subir mi camisa hasta que me la quitó por arriba.
-Muy bien, que chico tan obediente- apretó una de mis mejillas- Ahora, levántate- dudé un poco- ¡Ahora!- me ordenó levantando un poco la voz. Abrí mis ojos de par en par pero me vi haciéndole caso a sus órdenes. Me levanté y ella empezó a caminar alrededor mío.
Chasqueó la lengua- Ya has empezado a portarte mal David, no me gusta que no hagan lo que yo digo- dijo mientras tocaba mi espalda, eso me estremeció pero no me giré, lo cierto es que tenerla como toda una fiera ante mí, me excita, ella me domina.
Puso sus manos en la hevilla de mi cinturón y empezó a desabrochar aquella cinta que ajustaba los pantalones a mis caderas. Luego, procedió a desabotonar mi pantalón y bajó el cierre. Cuando ya me encontraba en bóxers y lo único que se escuchaba era mi respiración, demasiado acelerada, empezó a tocar mi sexo por encima de la ropa interior. Mi polla anhelante de ella palpitaba cada vez que sentía el roce juguetón con el que me provocaba. Sin más me volteé, la tomé de la cadera e hice que sus piernas se anudaran en mi cintura. La llevé al baño.
-Bájame- me dijo besando mi cuello. La dejé en el piso y ella continuó besando mi cuello, descendió hasta mi pecho, besó y lamió mis pezones. Con su experta boca se hizo camino hasta la banda de mis bóxers y cuando yo pensaba que estaba a punto de correrme bajó mis bóxers y tomó posesión de mi verga, lamiéndola, de arriba abajo, la metía casi entera en su boca. Besaba la cabeza y me hacía llegar a las nubes. Justo cuando me sentí a nada de estallar en su boca ella paró, me haló hasta el jacuzzi donde se sentó a horcadas encima de mí, nuestros sexos se rozaban y ella estaba muy excitada por no hablar de mi orgasmo que esperaba ansioso su salida. Esta vez tomé yo la iniciativa y empecé a masajear sus pechos, me los llevé a la boca, ella mordió su labio inferior conteniendo los gemidos, pero yo la haré gritar. Lamí y succioné sus pezones hasta dejarlos en carne viva, mientras que, con un dedo le estimulaba el clítoris, ahí se rompió su silencio y empezó a gemir. Bajé mi otra mano a su sexo y adentré dos de mis dedos en su humedad, que me esperaba anhelante. La vi gritar, revolverse, echar la cabeza hacia atrás y acabar en un delicioso orgasmo. Me sentí en cierto modo satisfecho al sentirla temblar bajo mi tacto, la contracción en su vientre aún tenía prisioneros a mis dedos y a mí no me molesta en lo absoluto.
Se incorporó y buscó con sus manos mi erección, cuando la encontró me hizo llegar al paraíso, se sentó sobre mí y con todas las fuerzas que nos quedaban hicimos el amor hasta ver el amanecer, que fue alrededor de dos horas. Nos fuimos a su cama, nos abrasamos y así nos quedamos dormidos tan pronto tocamos el colchón. Así fue como dormimos hasta las 8:00 de la noche.
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Y luego...nos encontramos
RomanceAmanda Louis, una acaudalada y aclamada chica nacida en el Caribe pero criada en Mullingar, Irlanda, se ve obligada a mudarse a Westminster, Londres. Esta hermosa, ruda, real e inquisitiva chica, para nada parecida a las otras de su edad y cuya fe e...