Salí disparada de ahí. Mis piernas ya no tenían dolor, mi cuerpo parecía renovado, el miedo de que algo me estuviera persiguiendo me hizo alcanzar rápidamente a Michelle.
Los cráteres que generaba esa cosa eran muy grandes, sus explosiones eran colosales, varias veces tropezamos gracias a ello.
—¿A dónde creen que van? ¡Me las follaré esta noche! —dijo una voz proveniente del tanque.
—Dante ¡Tenemos un problema! —jadeó Michelle mientras corríamos.
—¿Qué cosa? —escuché en mi cabeza, como si Dante estuviera dentro de mí.
—¿De dónde viene eso? —no pude evitar sentirme estúpida al preguntar.
—Del traje, tiene auriculares que funcionan para la comunicación —eso explicaba porque los escuchaba perfectamente a pesar del ruido del viento y las balas—. Hay un tanque detrás de nosotros y tiene dentro a un miembro verde.
—Bueno, ese es un problema. No mueran —a veces no se ni por qué le preguntó.
—¿En serio? Vaya pensaba en ir y posarme enfrente de ese tanque ¡Gracias por el consejo! —respondió Michelle, furiosa porque ya habíamos corrido bastante.
Rodamos hasta un montículo de rocas aprovechando las nubes de polvo. Estuvimos así un rato hasta recobrar el aliento. No nos miramos, no hablamos, solo respiramos y revisábamos nuestras armas, ella contaba con dos granadas, un cuchillo, y una ametralladora, yo tenía un fusil, mis dos pistolas con poca munición, y mi cuchillo amarrado a mi pierna.
Pensamos en cómo podríamos acabar con ese tanque, pero solo se nos ocurrió dispararle hasta que se nos acabaran las municiones, lo cual era muy absurdo.
—Chicas ¿Dónde están? Creo que tengo algo que podría ayudarlas —escuché a Alexander.
—¿Qué puedes tener tú? —pregunté frustrada.
—¡Una bazuca! —la voz de Alexander me estremeció el corazón.
Pronto Alexander nos encontró y nos dispusimos a crear un plan. Estábamos estresados y por más tiempo que tardáramos más cerca atinaban las explosiones del tanque.
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Esto fue lo que ideamos con tan poco tiempo, Michelle y yo saldríamos y lo distraeríamos mientras Alexander disparaba al tanque, solo quedaban dos oportunidades que podríamos usar.
Salimos corriendo y nos separamos, ella por la izquierda y yo la derecha; logramos abrirnos paso por los soldados, Michelle disparaba como desquiciada a cualquier cosa que se le cruzase, apenas los visualizaba les incrustaba una bala en el cráneo.
Intenté no quedarme atrás, disparé a un soldado en el pecho y mientras caía me apoyaba en él, saltaba y en el aire lograba disparar a más soldados, pero al caer siempre me azotaba contra el piso, tuve que rodar muy rápido para que un soldado lo me clavara su lanza.
Desde el suelo disparé al soldado, tomé su lanza y con ella me abría paso golpeando y dislocando a los demás soldados, cremé la parte que sigue, mi diario, fue aún más agotadora.
El tanque logró verme y por la gracia, un soldado me derribó y pasé de cerca una bala del tanque, esta era explosiva. El maldito usaba no solo las típicas balas que perforan el piso, estas explotaban y la onda termino por lanzarme aún más cerca del tanque.
El tipo salió, era barbudo, pelo rojo, sonreía como psicópata y logré ver que tenía la mayor parte de su dentadura de oro, su piel era morena y tenía muchas cicatrices en todo lo que pude ver de su cuerpo.
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Diarios de Guerra I : Sobrevivir © [Completa, Re-Editanto] Gracias Jeffs
Science Fiction"Querido diario, están cerca, arrastran sus pies putrefactos en coro, los escucho susurrar en la penumbra. ¿En qué momento, en qué fecha, a qué hora... la humanidad se fue al carajo?" Mi nombre es Elizabeth Mercer, fui una enfermera que se dedicó a...