—Escuadrón beta, aquí Red Lizerd. Me copia.
—Fuerte y claro —contestó el piloto.
—Su misión será adentrarse en este complejo. El centro de experimentación Bandak fue uno de los primeros centros en lo que se trató de desarrollar una vacuna para el virus VIH1-RM —las imágenes del complejo aparecen en nuestras pantallas—. Lamentablemente sufrió un atentado hace unos meses y los infectados tomaron las instalaciones. Quiero que recuperen la información que está en los ordenadores y encuentren a los científicos sobrevivientes de las plantas bajas. Hace dos semanas recibimos un SOS de esta zona, esas cabezas tienen su precio, las necesitamos vivas.
—¿Esperaron dos semanas para responder? —preguntó Michelle con repulsión.
—Cuando los encuentren y transfieran la información subirán al techo del complejo donde nuestro escuadrón Black Leber los recogerá en el acto. Red Lizerd, fuera.
Red Lizerd, no había escuchado nunca de ellos, no recuerdo que Lemuel los haya mencionado, aunque quizá no estaba prestando atención, aquellos días parecen tan placenteros a comparación de los que estamos viviendo.
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Quisiera disfrutar del paisaje boscoso por más tiempo, pero nuestro viaje fue demasiado corto, ni siquiera tendré un tiempo para pensar en lo bueno o malo que he hecho.
—No puedo acercarme más, las defensas del complejo aún siguen activas —entonces emprendió la retirada dejándonos a merced de un sol que amenazaba con ajusticiarnos sin piedad.
—¿Qué se supone que debamos hacer ahora? —preguntó Michelle mientras pateaba el polvo.
—Los mapas, nos indicaran cómo llegar. Podré entrar a la base de datos y descargar la información, pero necesito llegar con vida y esta base no solo cuenta con misiles antiaéreos, también parece tener un sistema de movimiento y trampas escondidas. Además, el aire... huele a muerte.
Anthony se había transformado, tal vez ya no tenía miedo y había aceptado su destino, pero ¿por qué deberíamos aceptar algo que no ha sucedido? Nosotros cambiaríamos el curso de esta historia, lo hemos estado haciendo desde el principio, no permitiría que un par de muertos me detuvieran.
—Avancemos —ordené colocándome a la cabeza y poniéndome el casco.
Comenzamos a subir una colina empinada, atentos a cualquier movimiento o sonido. El mapa mostraba puntos rojos en los cuales supusimos que eran trampas con algún tipo de seguimiento, bordeamos el lugar, pero los puntos rojos seguían apareciendo, no había más camino que ir todo recto.
Al colocarme el casco vi todo perfectamente, las lentillas me protegen la visión del sol, incluso puedo ver lo que está mostrando mi brazalete, los mapas y las rutas. Avanzamos por los árboles y ramas, las botas son de gran ayuda con las ramas se sobresalen del suelo. Todo es tan silencioso, tan calmado que siento que en cualquier momento saldrá una oleada de infectados a arrancarnos las extremidades.
La subida me presenta un gran esfuerzo, todo este equipo y el armamento. Me siento cansada, incluso estoy sudando por lo negro del traje; estos fueron diseñados para misiones de noche, no de día. Escucho algo a mi costado, una rama se ha roto y mis nervios se alteran. Solo escucho un aleteo, un maldito aleteo, tengo el presentimiento de que Taro está cerca. Soy la única que reconoce el aleteo como un signo de alarma pues todos parecen estar cansados de la subida e incluso del calor que se siente con los trajes puestos.
Conforme avanzábamos los puntos rojos iban desapareciendo, poco a poco nos adentrábamos a las zonas más peligrosas, las zonas con el olor de la podredumbre y la peste.
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Diarios de Guerra I : Sobrevivir © [Completa, Re-Editanto] Gracias Jeffs
Science Fiction"Querido diario, están cerca, arrastran sus pies putrefactos en coro, los escucho susurrar en la penumbra. ¿En qué momento, en qué fecha, a qué hora... la humanidad se fue al carajo?" Mi nombre es Elizabeth Mercer, fui una enfermera que se dedicó a...