Día indefinido, hora indefinida.
—Muy bien, señorita Mercer. Ha pasado la mitad de su cuarentena y no hemos visto presencia de algún patógeno dañino en su organismo —escuché por las paredes, me levanté enseguida-
Observé a los científicos un poco desanimados a excepción de Dante, que se notaba extasiado.
—Be alebo bucho... pebo, ¿poque no puebo sabir? –maldito resfriado.
—A petición del soldado al mando, se le empezará a dar tratamiento para la temperatura y su supuesto resfriado, estaremos analizando más a fondo su sangre y si al final de la cuarentena resultó que siempre estuviste sana, entonces tu confinamiento habrá terminado.
Ya 20 días. Créeme mi querido diario que me parecieron eternidades, si supieras cuantos dolores de espalda he tenido por este catre duro, justo empecé a imaginar cosas en las paredes, aunque me ha dado tiempo de averiguar más sobre el virus VIH1-RM.
Los infectados pueden estar días enteros sin comer, siempre están segregando esa saliva y al parecer no paran de gemir, su capacidad visual es la misma que la de un humano o al menos eso me ha Dante dicho en una de sus cartas.
"Amor, discúlpame por no haberme comunicado pero estos días nos la hemos pasado de lo peor, se han hecho múltiples pruebas en los cuerpos Infectados ¿Lo puedes creer? Estamos presenciando los primeros intentos de cuerpos reanimados, ahora presiento más tarde que nunca debemos encontrar la salida de este lugar, pero... parece que podría ser el más seguro de todos, no lo sé, tantas cosas se han hablado, pero la realidad supera la ficción ¿no crees?
Hace poco tiempo Alexander y yo nos encontramos con la grata sorpresa de que soldados han llegado infectados con este nuevo virus, los han matado al instante, no podemos abastecer a tantos pacientes y el ejército lo sabe. De diez heridos solo nos quedamos con uno, el que tiene la enfermedad menos avanzada. Estos son los nuevos descubrimientos:
Estos sujetos no son diferentes a nosotros, tienen la necesidad de alimentarse, pero jamás se sacian, se han hecho experimentos poniendo tres platos con tres carnes diferentes, crudas y recién conseguidas, pero el Infectado intentó atacar a quien las estaba sirviendo, cuando este se alejó el Infectado ni se interesó por los platillos.
Pueden verte, pero por alguna razón solo te atacan cuando estas cerca o eso se creía, pobre Berenice, aunque se hallaba lejos el Infectado la alcanzó; ahora se sabe que los Infectados no atacan si no perciben alguna alteración auditiva, escuchan muy bien así hayan sido sordomudos en su otra vida... hubieras visto la cara de Alexander cuando le tocó extraer una muestra de su sangre.
Su cuerpo sigue en descomposición, pero el portador parece no enterarse de esto, creo que su necesidad primaria es alimentarse, no puede comunicarse; han intentado poner a dos Infectados juntos, pero solo se gruñen y parecen ausentes del otro. Se intentó colocar un grupo más grande de Infectados, sabrá Dios de donde han sacado diez de ellos; todos con distinto grado de descomposición.
Parece que siguen al de más tiempo en putrefacción. Nunca duermen ni necesitan reposar a excepción de cuando los colocan en un clima frio, quedan casi inmóviles, siguen gruñendo y escurriendo saliva, pero dejan de moverse.
A decir verdad, no puedo decirte nada sobre los especímenes, ni siquiera yo sé con qué cosas se están tratando en el área animal, pero no me gusta nada como suenan las cosas que he escuchado de AA.
¡Ah! Se me olvidaba, también son ajenos al dolor, incluso si le cortas las piernas y los brazos al Infectado se seguirá moviendo intentando comerte, la única forma de "matarlos" es arrancándoles la cabeza o incrustándole algo en esta ya que el virus maneja directamente el cuerpo desde el cerebro. Lo lógico sería que golpeáramos fuertemente el cráneo, pero al estar inerte ya no sufre lesiones, debe ser atravesado para que el virus no pueda manejar más el cuerpo y se siga alimentando de este sin utilizarlo.
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Diarios de Guerra I : Sobrevivir © [Completa, Re-Editanto] Gracias Jeffs
Science Fiction"Querido diario, están cerca, arrastran sus pies putrefactos en coro, los escucho susurrar en la penumbra. ¿En qué momento, en qué fecha, a qué hora... la humanidad se fue al carajo?" Mi nombre es Elizabeth Mercer, fui una enfermera que se dedicó a...