Diarios de Guerra I : Sobrevivir © [Completa, Re-Editanto] Gracias Jeffs

Capítulo 9: Acepto (Parte 3)

Espero el disparo que nunca llega, en cambio nos empujan por una puerta que se abre a nuestras espaldas y nos obligan a introducirnos.

Las paredes son completamente blancas, no hay ventanas ni mucho espacio, noto como la respiración de Michelle se agita, se aferra a la puerta intentando abrirla, la golpea mientras grita tras ella, ni siquiera nota que estoy con ella hasta que la tomo de los hombros.

-¡Michelle! Michelle... estoy aquí -pero su mirada está perdida, veo el pánico dominando sus facciones amenazando con acabar lo poco que le queda de cordura.

-Desvístanse y coloquen las ropas en el contenedor -escucho decir por las paredes mientras sale un pequeño cajón de una de ellas.

Sé que por las paredes nos están observando, no es concreto, es cristal. Nuevamente mi integridad me ha sido arrebatada, titubeo, pero sé que no estoy en posición para pedir nada.

Desprendo cada una de mis ropas hasta dejar mi piel tersa y desnuda, observo todos los moretones y las cicatrices del relámpago en mis brazos; Kant jamás abandonará mi piel.

Ni siquiera nos dan batas ni nada para protegernos, observo a Michelle posando orgullosa, sin penas ni complejos, su cuerpo brilla con la luz y se nota la suavidad de su piel, sus pechos firmes y su abdomen marcado por un mándala en forma de luna.

El ejercicio y entrenamiento la ha dejado completamente fenomenal, y aunque mi cuerpo también ha sufrido bastantes cambios Michelle siempre será una chica hermosa, mires por donde mires.

-Dante... él me acompaño a hacérmelo -nota que observo su tatuaje.

-¿Qué significa? -digo con un nudo en mi garganta, a veces olvido que Dante no fue mío en mucho tiempo.

Jamás obtuve respuesta, en lugar de eso una puerta se abrió frente a nosotras dejando nuevamente un pasillo de paredes blancas. Pero con la diferencia de haber cuatro sillas orinales formadas en hilera frente a una mesa se metal y una ventana espejo.

Del otro lado del pasillo salen Merlina y Anthony, cada quien cubriendo su desnudes y Anthony cubriéndose los ojos. Veo en los ojos de Merlina la vergüenza y la coloración de su rostro por la furia.

-Cariño, ábrelos, tu madre tiene un par iguales así que no importa -la voz de Michelle era seductora y melosa, pero con un toque de risa, tan solo quiere burlarse.

-P-preferiría no hacerlo -decía con toda la amabilidad y tartamudeo posible.

-Hagan el favor de sentarse en las sillas.

Anthony abrió los ojos por un momento para saber de dónde procedía la voz. Su rostro tomó tres tonos más rojizos cuando nos miró a las tres, pero se quedó contemplando el escultural cuerpo de Michelle, a su lado nos opacaba. Merlina corrió detrás de mí y yo tuve que cubrirme.

-¡Gira de una puta vez! -rugí.

Enseguida se recompuso y se sentó, Michelle lo miraba con sonrisa pícara mientras relamía sus labios, su risa era sedosa, disfrutaba verlo sufrir así, a cualquiera.

Procedimos a sentarnos, la silla tenía un agujero en el fondo donde bajaría la orina, espero que no ocurra.

Inmediatamente después entran soldados y personal médico para atar las correas y preparar los utensilios colocados en la mesa de metal, todo mientras un par de personas nos observan a través del cristal.

-¡Qué carajo está ocurriendo! -grita Michelle al librarse de las garras de un enfermero.

-Están aquí reunidos para hacer una valoración completa de su estado -contesta el hombre que nos observa.