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Como decía el buen Albert Einstein "la mente es como un paracaidas, sólo funciona si se abre" respire profundo calme a mi acelerado y loco corazón...

Me tomé un minuto para pensar en las palabras correctas, me acaba de confesar que le gustó, y depende de mí, si dejaré que esto se sienta más real o si dejaré que simplemente se vaya con el viento.

Lo miro disimuladamente, sus ojos son tan grandes que provocan ternura, sus labios, vaya sus labios son gran carnosos, tan rojos... se ven tan...

Ya besalo...- Dice mi corazón, niego con la cabeza.

- no creó que lo que tuve con Benjamín, pueda llamarse amor, fue sólo producto mis decisiones estúpidas, es la decepción la que duele... pensar que espere que en algún momento llegará a enamorarse de mí, y que nunca pasará por que ahora resulta que va a casarse.- digo tratando de respirar con naturalidad.

- Podrías asegurarme que no lo amas.- Dice mirándome a los ojos, ¿Puedo asegurarselo? Como, si me duele tanto saber que ahora si debo alejarme de Benjamín y para siempre... como si cuando lo vi con esa Sara, pensé hasta en saltar del Golden Gate, no lo hice por que recordé que no vivo en San Francisco y se me pasó... pfff puedo asegurarle algo de lo que ni yo estoy segura, no puedo mentirle, sería tan fácil decirle »no lo amo« y darme oportunidad de amarlo a él, pero no soy una mentirosa, no puedo hacerlo

- ¡¡¡no puedo!!!...- respondo, el suspira y mira hacia la ventana, no puedo con esto, es demasiado para un solo día.- yo... lo siento.- añado y sin más me pongo de pié con la intención de salír de allí, tomo mi bolso de su sala y corro a la puerta, pero cuando intento salir el detiene la puerta, impidiendo que salga.

Enredados pero jamás juntos (Trilogía ENREDADOS){en Edición}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora