III

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Ese día me seguían las extrañas fumarolas que emanabas.

Ese día yo seguía los cometas que por el cielo infinito volaban.

Yo recuerdo todavía la manera firme en que me atabas.

No olvidó que en los días fríos tus cálidas manos me tomaban.

Con cadenas y grilletes caminaba, me guiaban solamente tus palabras.

El pesar de mi alma que ansiaba libertad.

Los deseos de mi mente de no volverte a encontrar.

Los cometas que por el cielo infinito vuelan, globos eternos que se elevan.

Volé tan cerca del sol pero no sentía su calor.

¡Oh Ícaro!, en tu caída te acompaño.

Lento, agonizante es mi descender.

Lúgubres estrellas que me ven caer.

Extraño las cadenas que tenías, la manera fría en que me atabas en la también fría tu mirada.

Poemas De Un Mal Poeta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora