Adiós.

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Dijiste adiós y yo te respondí dubitativo.
Como una espina escondida, como un éter hipnótico y casi tan corrosivo como lo fueron nuestras lágrimas y nuestros besos... Aquellos que fueron mediadores del largo silencio que brotaba, un calmante para mí temor interno.

Dijiste adiós y  te vi partir confuso, inmóvil, melancólico... ¡Maldita racionalidad que me paraliza!
Ante nuestros recuerdos etéreos solo me queda imaginar nuestro último beso, tan sediento del rojo de tus labios e implorando aquel silencio que mataba el tiempo.

Por un instante te sentí eterna, mía, tan mía y yo tan tuyo. Fuimos nuestros propios carceleros, los ejecutores que asestaban palabras como balas, acciones que promovían nuestro odio. ¡Oh cuánto lo lamento!

Gritaste te amo, yo respondí te quiero.
Rechazo el olvidó porque en el fondo yo te sigo amando y te dije hasta luego aún sabiendo del eco de tu adiós.

Poemas De Un Mal Poeta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora