Deja ir

1.5K 72 6
                                    

Cuando nacemos lloramos porque nos separan de nuestra madre. El cordón umbilical que nos conectaba con quien nos cuidó durante nueve meses trasciende para el resto de la vida.

Aprendimos el apego antes de venir al mundo y dependiendo de la relación que hayas tenido en tu hogar, conforme vas creciendo puedes llegar a convertirte en alguien dependiente... de amigos, de tu familia, de personas a las que terminas intoxicando porque ese sentimiento de necesitar a alguien te puede llevar a la locura.

Yo nunca he sentido ese apego, la relación con mis padres no ha sido la mejor y siempre he mantenido una distancia. No es fácil mostrar mis emociones frente a ellos o frente a personas cercanas a mí.

Siempre he sido la fuerte del grupo. Me han llamado fría y no es que no me importe. En realidad, si me importa y mucho, pero sé que nadie me pertenece, aunque me prometan que siempre estarán ahí. La vida va cambiando y tenemos que aprender a dejar ir. Nada es para siempre, todo tiene un ciclo, las amistades, los amores, la vida.

Muchos van poniendo punto y aparte en donde tienen que poner punto final. Cuando tengas que tomar una decisión tienes que pensar en ti. La única persona que estará contigo para siempre eres tú. No es ser egoísta, sino saber que no puedes depender de las emociones o sentimientos de otros porque al final lo que importa es lo que quieres para tu vida y lo que necesitas en ese momento. 

 No digo que sea fácil. Uno de los momentos más difíciles fue cuando tuve que alejarme de José María.

Un corazón roto y dos tequilas - TERMINADA, EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora