Los hermanos Vicencio

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Sebastián y Diego andaban de compras, era el momento de llamar a Daniela y preguntarle sobre lo ocurrido. Después de varios minutos hablando de cómo le estaba yendo en Chile, le hice la pregunta. "Dani ¿Me quieres contar que fue lo que paso el último día de clases?". Note que su actitud cambió. Me juro que lo que la directora decía era mentira y que las cosas no habían sido así.

Obvio que le creí y le prometí que arreglaría las cosas. Me pidió que no les dijera a sus padres. No lo pensaba hacer... ellos no entenderían. Cambiamos de tema y me preguntó cómo me estaba yendo con su hermano... aunque se llevan casi 20 años son muy cercanos. Dani es la princesita de Sebas.

La diferencia de edad se debe a que la señora Vicencio tuvo a Sebastián cuando tenía apenas 19 y después de eso se enfocaron en construir el viñedo San Vicencio. 11 años después, lo volvieron a intentar pues Sebastián siempre había soñado con un hermanito, pero la señora Vicencio tuvo problemas y perdió cuatro bebés. Se habían dado por vencido hasta que un día se levantó con malestar, pasaron las semanas y las náuseas aumentaron. Fue al doctor y le dio la noticia.

Iba a convertirse en madre por segunda vez... sus lágrimas cayeron. Por una parte, estaba feliz, pero por otra sabía lo difícil que iba a ser, pues a sus 45 años ya había perdido la práctica. Todos en el viñedo estaban contentos. Sebastián se enamoró desde el momento que cargo a Daniela.

Le conté a Dani que su primo Diego había llegado y que íbamos a hacer un asado. Me pidió que le mandara saludos a su hermano y que tuviera cuidado con él... le pregunté por qué, pero sus padres la estaban llamando así que tuvimos que colgar.

¿Cuidado por qué?

Un corazón roto y dos tequilas - TERMINADA, EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora