Tres meses después...
Estamos a una semana de regresar a España. Llevamos varios meses viviendo en Santorini, una pequeña isla en Grecia. Acepté la oferta de trabajo que me hizo León la noche que me quedé en su casa y a la mañana siguiente ya estábamos en tomando un vuelo privado. Me sentía como parte de una película en la que yo era el personaje secundario esperando a que algo pasara para reaccionar. Estaba adormecida por todo lo que había pasado, quería huir de nuevo y lo logré.
La razón por la que estamos aquí es porque León y sus socios del viñedo invirtieron en un empresa de tours de cata de vinos. Así que él tenía que estar acá tres meses antes de la inauguración. Como su asistente he aprendido tanto no solo de vinos sino de él también. Ver lo apasionado que es al hablar del proyecto con sus socios y la gente es inspirador. Su acento español es como música para mis oídos por las noches. Se ha vuelto una rutina el cenar juntos todas las noches.
Nos hemos estado quedando en una villa, cada uno tiene su habitación y hay una piscina con vista al mar. El sol brilla todos los días y usualmente miramos el atardecer juntos. Muchas cosas han cambiado desde que deje San Vicencio.
Me di cuenta de que realmente estoy sola. Podre tener a mi mejor amiga, familia y amigos pero realmente no me hacen falta. Estoy bien así. Me gusta la solitud. He desenredado los nudos de personas que tenía atados en mi corazón. Corté hilos, dejé ir.
No te puedo mentir, Diego y Sebastián siguen en mi mente pero ahora los veo y siento de una manera distinta. Con Diego follamos intensamente y nos conectábamos como salvajes y con Sebastián hacíamos el amor, aunque nunca mencionamos esa palabra él me hacía sentir así. Amada.
El camino fácil sería elegir a uno de los dos o a los dos porque juntos son el hombre perfecto pero ¿por qué conformarme? Yo quiero entregar el corazón sin tener alguna duda y con ellos siempre he sentido que hay algo que no hace click. Aunque me encantan físicamente y su forma de ser. Necesito que mi mente los olvide porque mi cuerpo no puede. Cuando pienso en alguno de los dos mi piel se eriza. Ya no quiero recordar sus perfumes, sus besos, sus gemidos, sus risas, sus abrazos.
Siempre pensé que era un cliché eso de sentir algo por dos personas al mismo tiempo, hasta que me pasó a mí y se siente de la verga. Es imposible tomar una decisión cuando las emociones dependen de quien quieres que te acaricie por las noches.
Este tiempo lejos de los dos me ha hecho olvidarlos de alguna manera. Tal vez no solo es el tiempo... tal vez es la compañía de León.
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Un corazón roto y dos tequilas - TERMINADA, EN EDICIÓN
Ficção Adolescente"Cuando tu vida ha sido un caos constante uno más no parece relevante hasta que te das cuenta de que ese desastre te vino a cambiar la vida. Una vez me dijeron que soy adicta a la adrenalina y a lo prohibido... lo estoy empezando a creer, las mentir...