Deje de escribir en cuadernos porque mi mamá no conoce la palabra "privacidad" y siempre que encontraba uno de mis diarios lo leía. La primera vez que escribí en un diario tenía siete años, a penas y sabía escribir, pero necesitaba expresar lo que me había pasado en ese día. Él niño que me gustaba había escondido una carta en mi lonchera y la encontré a la hora del receso.
Ese niño fue mi primer beso, ambos teníamos cuatro años. Bueno, beso como tal no fue, sino un piquito. Jugábamos a que éramos papá y mamá así que en el jardín de niños éramos "novios". Sí... teníamos cuatro años. Un día nos estábamos dando un piquito en el salón de clases cuando la maestra entró y nos vio. No supo que hacer así que llamo a nuestros padres.
Nuestros padres estaban indignados (ahora que lo pienso... no era para tanto, pero bueno) Nos prohibieron hablar y nos separaron de sección. Así que solo nos veíamos de lejos a la hora del recreo. No volvimos a hablar hasta que tres años después nos tocó en la misma clase. La carta decía que nos encontráramos detrás de la cafetería a la hora de la clase de natación. No le podía contar a nadie así que lo escribí y bueno... mi madre lo leyó.
Mi madre sabía que estaba sentada escribiendo y entró para decirme que si podía ir a la cocina a traerle un vaso de leche. Yo inocentemente no pensé que sería capaz de romperle el candadito a mi diario y cuando regresé, tenía mi diario en sus manos y lo estaba leyendo como si fuera suyo. Me cambiaron de clase y no volvimos a hablar.
Esa fue la última vez que tuve un diario. Comencé a utilizar Word. Escribía y borraba mis días. Sin guardarlo, sin volverlos a leer solo para desahogarme.
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Un corazón roto y dos tequilas - TERMINADA, EN EDICIÓN
Novela Juvenil"Cuando tu vida ha sido un caos constante uno más no parece relevante hasta que te das cuenta de que ese desastre te vino a cambiar la vida. Una vez me dijeron que soy adicta a la adrenalina y a lo prohibido... lo estoy empezando a creer, las mentir...
