17

93 21 21
                                    

Caminamos durante horas hasta hallarlo. La desesperación por encontrarlo de nuevo nos estaba volviendo locos. En especial a Gillian y a mi, que llevábamos muchos días sin beber. El tiempo aquí pasaba tan lento que ya había perdido la cuenta de los días que llevábamos encerrados en este bosque.

Dorian se estaba volviendo loca. Juraba y perjuraba que el río era real, que ella misma había bebido de esas aguas cristalinas. Intentaba esconderse bajo esa máscara de tipa dura, pero a veces podías ver sus muecas de ansia y desesperación.

Todos la creíamos, era imposible que hubiera sido una alucinación.

Para ese entonces mi vista se empezaba a nublar y sentía que casi no podía caminar. Hubo un momento del camino en que casi me caí al suelo de no ser por Rick que me cogió antes de que sucediera.

Me lancé de rodillas a la orilla del riachuelo cristalino y metí la cabeza entera bajo el agua. Sumergí bien la cara hasta que noté que el agua me entraba por la nariz. Cogí aire y bebí toda el agua que pude. Absorbí el líquido hasta que empezó a dolerme la barriga.

Gillian se lanzó de cabeza al agua en una parte donde el río se tornaba más hondo. Estuvo sumergido por unos segundos y cuando sacó la cabeza la meneo de lado a lado para sacudir su cabello negro, que se le había pegado a la frente.

Rió eufórico, aspirando el aire mientras flotaba en el agua.

Por un momento pensé en lanzarme al agua junto a él, necesitaba lavarme un poco, aunque si me metía en el agua llevaría el traje mojado todo el tiempo, pudiendo coger una pulmonía, ya que los trajes no tenían cremallera ni ningún sistema para poder quitárnoslos.

Miré a mi amigo, viendo que volvía a hundirse bajo el agua. Mi cuerpo ansiaba tocar el líquido y dejarse arrastrar por él, sumergirse y verlo todo desde allí abajo, como si estuviera en el espacio.

No pude aguantar más y me lance al agua a sabiendas de que podría enfermar. Al notar el contacto de mi piel con el agua sentí un placer gigantesco, como en esos días tan calurosos de verano al hundirte por fin en las heladas aguas de una piscina, una playa o un lago.

A pesar de estar cansada comencé a nadar. Sentí la vitalidad y la energía correr por mis venas. Nadé con los ojos cerrados, hasta que al abrirlos me topé con un rostro celestial. Desde allí abajo Gillian se veía como un ángel. Con el cabello negro flotando, los cachetes hinchados para aguantar la respiración y los rayos de sol cayendo sobre él a través del agua.

Sonreí inconscientemente, pero el aire se me escapó de los pulmones cuando, en un par de segundos Gillian se impulso hasta estar sobre mi y me dio un pequeño beso en la mejilla. Rápidamente y sin mirarme salió corriendo del agua.

Yo me quedé ahí, suspendida en la nada, sin moverme. Mirando a un punto fijo y pensando a qué había venido eso y porqué había dejado escapar el aire por aquella acción.

Me acerqué a la orilla del río y me senté en el filo. Busqué al pelinegro con la mirada, y lo encontré bastante lejos, observándome mientras que sonreía.

Cedric, que había estado todo el rato junto a Félix, limpiándole la herida con el agua del río, comenzó a llenar las cantimploras que llevábamos en las mochilas.

Todos nos unimosa él, llenando doce cantimploras. Cada uno llevó dos en su mochila. Dimos la vuelta y volvimos por donde habíamos venido. Seguiríamos las marcas de sangre en los árboles hasta llegar al campamento.

Mientras que caminabamos Gillian se puso a mi lado y me miró de reojo.

- ¿Porqué has hecho eso? - Pregunté en voz baja.

-¿El qué? - Preguntó con cara de inocente conteniendo una sonrisa.

- Ya sabes el qué.

Se encogió de hombros.

- Oh, que pasa - Exclamó divertido - ¿Es que no puedo darte un beso en la mejilla?

Rápidamente le contesté.

- ¡ No, no es eso! Es que... - Quise contestarle, pero mi interrumpió.

- Entonces no pasa nada si hago esto - Posó sus suaves labios sobre mi mejilla derecha y depositó un dulce beso.

- Gillian... - Le recriminé bajito. Pero callé al ver la mirada de Rick, con un destello de rabia centelleando en sus ojos al adelantarnos. No pude evitar ponerme colorada y sentirme algo confusa.

- Lo siento, es que me encantan tus mofletes, me dan ganas de apretarlos - Respondió mi acompañante encogiéndose de hombros de nuevo. A veces Gillian podía ser muy adorable.

Se me escapó una risita.

Seguimos caminando entre risas. A veces notaba sobre mí la mirada recriminatoria de Rick, que se había enojado conmigo y no sabía porqué. Últimamente estaba muy raro.

Todo iba perfecto, hasta que al estar a punto de llegar escuchábamos los gritos que provenían del campamento.

*****

¡Hola personitas extraordinarias!

Os quiero decir que hace unas semanas que no actualizo porque estoy trabajando en un nuevo proyecto que creo que os encantará.

Estoy creando una historia donde tu tomas las decisiones y escoges tu propia historia.

Por el momento llevo 10 capítulos en borrador, la publicaré cuando esté completa.

:)

SobrevivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora