No podía creer lo acontecido días atrás, pues no paraba de pensar constantemente que ahora tendría que lidiar con una nueva responsabilidad como la caceria de vampiros. Los aurores locales estaban trabajando cada vez en el caso pero como parte del escuadrón especial ella tendría que intervenir en el area de inteligencia.
Decidió salir a tomar un café pues necesitaba distrarse un poco del trabajo que conllevaba la recaudación de datos sobre los ataques asi como los patrones que estaban siguiendo los chupasangre en Londres. Hermione Granger; quien había sido la mas brillante estudiante del colegio Hogwarts de magia y hechicería ahora tenia veintiun años de edad, tan solo dos de especialidad en la Academia de aurores , condecorada con el titulo y el emblema de los "elegidos de Moody" era parte del caso.
Los rasgos de la castaña habían cambiado radicalmente desde su estadía en la escuela, pues de ser aquella chica timida, ensimismada en los libros y refugiada en las paredes secas de la biblioteca ahora tenia el carácter mas impresionante y firme que quienes hacían la comparación apostaban que había transformado aquella imagen a raíz de la segunda guerra mágica.
Su cabello seguía igual de castaño pero esta vez lacio completamente, su rostro de niña inocente no la abandonaba; sus cejas menuditas, sus ojos de color miel acentuaban aquella piel blanca y ligeramente bronceada que era adornada con esa boca pequeña y carnosa que no solo era la tentación del legendario Victor Krum sino de cualquier caballero que la conociera. Su cuerpo había tomado la forma de una jovencita estilizada, sus caderas curvilíneas, la cintura pequeña junto con aquel busto bien fromado hacían ver a Hermione Granger como una de las chicas ahora mas codiciadas por medio Londres.
Caminaba a paso lento pues siempre le gustaba disfrutar de la vista que la gran cuidad le brindaba, y a pesar del smog, el bullicio pero sobre todo el sonido del clackson de los automóviles la hacían sentir en casa. Observaba en el trayecto los establecimientos, los restaurantes e incluso las tiendas de ropa prometiéndose a si misma que el siguiente fin de semana acudiría a comprarse un nuevo cambio; no le gustaba ser ostentosa, pero en toda chica existe un deje de vanidad, y Hermione no era la excepción a esa regla tan arraigada.
-Hermione por que no me dijiste que ibas a la cafetería?- Una voz se escuchaba algo agitada por tratar de alcanzarla, pero ella siguió su camino tan solo alentando el paso un poco sonriendo a la vez.
-Por que no estare siempre al pendiente de lo que se te ofrezca Ronald, creo que eso lo he dejado claro desde que estudiábamos en Hogwarts- Ella continuaba riendo mirando hacia al frente donde el objetivo era conseguir un capuccino cargado para continuar con el dia.
-Existen notas voladoras para eso- Replicaba el pelirrojo que se frotaba las manos a causa del frio que seguía durante ese dia.
-También vociferadores y creeme que me he visto tentada a enviarte uno por cabezota- Rodaba los ojos. -No te alcanzó Harry o Draco?- Indicaba la castaña con naturalidad.
-Draco?, ¿Desde cuando lo llamas Draco?, Hey, despierta, "sangre sucia"- El chico hacia comillas aéreas mientras que la chica solo negaba lentamente con la cabeza.
-Eso es cosa del pasado Ron, una, no me afecta en lo absoluto y dos, la guerra mágica paso hace cuatro años, creo que alguien se niega a avanzar no crees?-
-Pero yo no creo su sarta de mentiras y su falso arrepentimiento, bien dicen que el árbol que nace torcido sirve para columpio-
-La frase correcta es, "árbol que nace torcido jamás su tronco endereza" y consiedero que en el caso de Malfoy no aplica del todo, recuerda que tuvo la oportunidad de delatarnos en su casa y no lo hizo- Indicaba ella con algo de fastidio.
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Instintos
Fiksi PenggemarDamon Salvatore, el mas sanguinario y letal vampiro de Mysitic Falls decide terminar con el tormento que aqueja a su hermano Stefan. Decide viajar a Londres donde le sigue la pista al híbrido Klaus Mickealson. Cuando es atacado a muerte encuentra a...