Mi otro yo

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Hermione se sentía aterrada al observar que Damon se desvanecía poco a poco en el piso, se llevaba una mano a la boca abriendo los ojos enormemente para ahogar un grito desesperado. El pelinegro yacía en el piso sumamente débil y derrotado debido a las estacas que atravesaron la mayor parte de su cuerpo; las piernas, el abdomen, los brazos y una que parecía haber perforado el corazón.

Se hincó para revisarlo con detenimiento para después sacar su varita y amenazar al atacante; notaba que una sombra se acercaba lentamente con un arma que parecía ser una ballesta, pues a pesar de la oscuridad la silueta de esa misma se recalcaba mas y mas al reflejarse con la poca luz que emitía el bosque prohibido.

Observó que un hombre caminaba hacia a ellos paso a paso haciendo crujir las hojas y ramas que se encontraban esparcidas en el suelo. Su estatura era enorme; al menos mucho más grande que una persona común y corriente, su cabellera era esponjada y larga, la barba cubría la mayor parte de su rostro escondiendo sus ojos mientras que sus manos aún sostenían el artefacto con el que le había disparado al vampiro.

-Ha… Hagrid?- La castaña mencionaba dubitativa y entre tanto el hombre se detenía en seco para observar al pelinegro que se encontraba debilitado.

-No te mordió Hermione?, por cierto, Hola- Decía de manera simple y contundente el semi gigante que seguía contemplando al chupasangre que había derribado.

-No me estaba mordiendo… solo estábamos hablando- La chica trato ocultar el hecho de que entre ellos había una tensión emocional bastante fuerte, solo seguía arrodillada quitando estaca por estaca haciendo que el pelinegro soltara gritos desgarradores, pues la madera los debilitaba sobremanera. El guardabosques arqueaba una ceja al observar aquella escena.

-Lo estas salvando?, Es un depredador Hermione, por culpa de estas criaturas ahora los del ministerio están dando cacería a los quirópteros, y ellos solo beben sangre de ratas gigantes.- Indicaba Hagrid algo fastidiado.

-Hay… ratas … gigantes también?... que sigue… mariposas enormes venenosas?- Damon aun se quejaba mientras que la castaña sonreía, pues ese madero que había atravesado su pecho no acertó en dirección al corazón.

-Estas bien Damon?- Ella acariciaba su mejilla teniendo el rostro pálido, se había asustado demasiado al pensar que su cuerpo se secaría completamente. El pelinegro sostuvo su mano entrelazando sus dedos sonriendo con dificultad.

-Eres amiga de este vampiro?- Preguntaba el hombre semigigante

-Si, es … mi amigo- Ella le ayudaba a incorporarse y en ese instante Salvatore observaba al enorme tipo que se encontraba frente a él retrocediendo un poco.

-Se te olvido mencionar… humanos enormes, ¡En que lugar estoy!, en ¿Nunca jamás?, solo falta que Garfio salga por ahí persiguiendo al cabrón de Peter Pan- Rodaba los ojos observando con detenimiento y cierto recelo al individuo que podría pasar como un leñador mounstroso o incluso el mismísimo pie grande.

-Hagrid, no debes estar disparando asi como así, pregunta primero y dispara después- La castaña dejaba al vampiro recargado en uno de los árboles mientras que se dirigía frente al semi gigante para sonreírle. -No has cambiado- Le daba un abrazo caluroso y entre tanto el vampiro la observaba ceñudo; parecía que aquel hombre sostenía a una muñeca de porcelana con el temor de romperla.

-Que haces con él?- Hagrid le preguntaba a la chica.

-Viene a descubrir algo relacionado con su madre, ella fue bruja y estudió en esta escuela alrededor de 1830 aproximadamente, ¿Tu sabes si podemos consultar todavía los anuarios en la biblioteca?-  El hombre solo se llevaba una mano al mentón pues no sabía si se conservarían registros tan antiguos de estudiantes.

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