Instintos

La negociación

Los canticos seguían, la transmutación continuaba a travez de aquellos canticos y mantras que los Celtas estaban produciendo de una manera tan correcta, sin titubeos como si se les diera el don de lenguas necesario para llevar a cabo dicha tarea. Silas contemplaba expectante el resultado que obtendría al terminar aquel deposito deseando que el cuerpo de la castaña sirviera de canal para que su amada Julliette resucitara de entre los muertos y así consumar su amor para toda la eternidad como en el pasado se lo había prometido

Kol y Rossier por otro lado tan solo debían aguardar para que aquel inmortal poderoso los recompensara con aquella magia ilimitada, deseaban tener las mismas cualidades de un vampiro pero sin la necesidad de beber sangre, y eso.. la sangre del inmortal podía proporcionarla. No obstante, aun quedaba pendiente el asunto de la profecía pues constantemente el vampiro original y el mago tenebroso se miraban uno al otro para disponerse a preguntar sobre aquella misma a Silas, pero éste seguía concentrado en la tarea que los Celtas estaban realizando.

-Casi esta completado- Indicaba el inmortal al notar que los brujos ya no seguían recitando palabra alguna; se separaron para abrir campo a lo que seria el resultado de todas sus peticiones a la magia oscura. Bonnie miraba con inquisitez cada parte de la escenografía, deseaba tener hasta el mas minimo detalle.

Hermione habia caído en un estado de ensoñación profunda cuando en ese instante un sobresalto sacudía su cuerpo de manera estrepitosa, por lo que los demás retrocedieron un paso a la espera de lo que pasaría. La chica de ojos miel abría los ojos mirando borrosamente al principio todo el panorama; tomaba una de sus manos  y la observaba cuidadosamente como si desconociera cada poro de ella misma. Silas en cambio solo se acercaba lentamente temiendo que aquella magia no hubiese servido de nada, asi que lo hacía con sumo sigilo haciendo sonar sus zapatos en el escaloncillo que sostenía la mesa.

-Julliette.. amor mio, habeis regresado de vuestro sueño eterno?- Preguntaba con duda todavía pero sin dejar de mostrarse contundente en aquella misma.

La chica se levantaba despacio, lentamente para observar el entorno como si no lo conociera, sus ojos se paseaban por todos y cada uno de los ahí presentes estudiándolos detenidamente. Apoyo la planta de su pie derecho en el piso para poder incorporarse ladeando la cabeza para poder enderezarse y disponerse a caminar cuando en ese instante el inmortal se acercaba a ella para mirarla de frente.

-Has.. despertado ya amada mia?- La chica sin expresión alguna tan solo le acariciaba la mejilla cerrando sus ojos y poniendo especial atención en aquella sonrisa aperlada que el hombre esbozaba en señal de satisfacción.

-Sois igual de guapo y apuesto que la primera vez que os conocí Romeo- Al terminar de decir aquella frase, aquel hombre inmortal la abrazaba con todas sus fuerzas para comprobar que efectivamente se tratara del amor de su vida, mientras ella lo rodeaba delicadamente con sus brazos correspondiendo ese gesto de manera sublime.

-Habeis vuelto, habeis vuelto amada mia- La volvia abrazar de manera sublime mientras que los demás solo observaban; los celtas estaban con expresión taciturna mientras que Kol y Rossier rodaban sus ojos en señal de fastidio, decidían por su propia cuenta que era mejor tener la profecía antes de cumplir un deseo de alguien imortal con frustraciones amorosas.

-Bien Silas, ahora tienes lo que deseaste, ¿No crees que nos toca nuestra parte?- Rossier se apresuraba a decir mientras que el inmortal daba un beso en la frente de su amada para girarse hacia el mago y acercarse lentamente a el a paso ligero. Se colocaba justo en aquella posición y comenzaba a sonreir.

-Claro que toca vuestra parte mi querido Rossier- En ese instante hacia aparecer una guadaña filosa con la cual le cortaba la cabeza de lado a lado haciendo que los demás emitieran un grito ahogado. No se esperaban aquella reacción del inmortal a sabiendas del plan que se tenía estipulado.