Instintos

La tregua

El platinado no apartaba la mirada del vampiro quien todavía sostenía la varita en ristre amenazando a los dos que tenía enfrente, Katherine estaba a la defensiva mientras que Kol aún tenía sus musculos petrificados a causa del encantamiento que habia provocado en él. Stefan se acercaba a la chica para despues tomarla de los brazos y sonreir como nunca, pues hacía mucho tiempo que deseaba cobrarse todas y cada una de las bajezas antes cometidas en el pasado.

-Deberia arrancarte la cabeza maldita zorra, debería extirpar tus entrañas y dárselas a los cuervos para que hagan un festín.- En cambio la chica solo enredaba sus manos delicadamente en el cuello del chico para despues estamparlo en la paredo y dirigirle una sonrisa burlona, suficiente, la típica y letal que utilizaba siempre que se veía metida en problemas.

-Sabes que yo siempre gano Stefan, además, se que no puedes vivir sin mi- Ella seguía riendo mientras que el vampiro pelinegro le apuntaba con la varita.

-Yo no haría eso si fuera tú-

-No me digas que ahora te crees uno de ellos- Ella reía un poco. -Aceptalo, tu noviecita británica aparte de estar muerta no te aceptaría siendo como eres, ella… ya tiene a quien amar- Miraba a Draco para sembrar la semilla de la discordia como era su ya tan conocida costumbre pero en cambio el vampiro solo la tomaba del cuello y convocaba un hechizo para silenciarla,

-Incarcelus- Unas lianas aprisionaron el cuerpo de la morena haciendo que se retorciera de la desesperación tratando de liberarse fervientemente.

-Soy un vampiro mago, lo se… una rara y no tan conocida combinación- Miraba a Stefan intentando decirle muchas cosas, entre ellas, el hecho de no haber elegido tener poderes como su madre, pero él entendía a su vez que sobre esos asuntos no habia elección alguna. Tenía en cuenta que Madelaine amaba a ambos por igual, ni uno menos que el otro, solamente que la persona elegida con el gen de la magia habia sido Damon y no él.

Draco cargaba a Harry para incorporarse pues no tardarían los hibridos en encontrarlos, asi que Stefan se ofreció para ayudar y poder esconderse en otro sitio antes que los demás decidieran aparecer. Habia sido mejor hacer una desaparición conjunta, pero todavía estaba el hecho que Hermione seguía atrapada en algun otro plano mientras que Julliette usurpaba su cuerpo, por lo que no podían retirarse del lugar hasta poder recuperarla.

-Pense… que habías muerto en Grecia- Mencionaba con dificultad Harry.

-Soy un vampiro, es difícil matarme, pero a decir verdad las sirenas que custodiaban la profecía decidieron dejarme con vida- Indicaba el castaño vampiro haciendo que el pelinegro arqueara una ceja en desconocimiento, había sido testigo de la forma en la que la marea se lo tragaba para llevar su cuerpo a las rocas de algun acantilado para despedazar su cuerpo.

-Las sirenas, bueno, ellas son malas pero saben respetar los tratados y la vida misma del ser humano- Indicaba Damon con toda seguridad.

-Pero como es que sabes eso?- Stefan preguntaba con inquisitez.

-Yo conocí algunas en Hogwarts y Hermione me mencionó que detestan las muertes, y si mueres por una causa justa pueden ayudarte a evitarlo siempre y cuando te sacrifiques por otra persona.- Suspiraba un poco al recordar su reciente encuentro con aquellos seres mágicos del lago negro.

-Fue por eso que me liberaron?

-Seguramente hermano, bueno, no es momento de contar la forma en que sobreviviste, no te durara mucho el gusto si Silas y sus híbridos se encuentran persiguiéndonos, ¿Alguien sabe donde podemos escondernos?- Damon se abría paso entre los escombros pudiendo salir del hueco que habia creado mientras que los demás los estaban siguiendo.