Fijación

1.5K 96 2
                                    

Aun no tenía lugar para quedarse y estaba algo exausta del viaje pues no había tenido tiempo de descansar con todos los acontecimientos en el pueblo. Después de terminada la reunión se quedaba extrañada que aquel hombre fanfarrón no le quitara la vista de encima, y por algun motivo desconocido le resultaba familiar, como si antes hubiese visto ese mismo rostro solo que no sabía donde exactamente.

No quiso prestar atención a ese hombre pero algo en el le llamaba la atención, le recordaba constantemente a un chico rubio platinado que en sus épocas colegiales la retaba, le reñía e incluso la humillaba. "Sangre sucia inmunda", se le venía esa frase que ahora atesoraba como una de las mas bellas que en la tierra pudo escuchar de tan altanero joven de la alta sociedad mágica. Draco Malfoy, su ahora gran amor. 

Observaba su anillo de diamante, se contemplaba el dedo recordando la ocasión cuando después de la guerra mágica se habían acercado un poco. Definitivamente ella había hecho a ese hombre cambiar con tan solo una sonrisa, una mirada, un simple toque de ternura ahora marcaba la diferencia entre dos mundos absolutamente diferentes. -Draco- Suspiraba ella con una sonrisa dirigiéndose a la salida cuando sintió que alguien le quitaba ese hermoso mar de recuerdos.

-Magnifica cátedra sobre los seres sobrenaturales señorita Grand- Un hombre alto, gallardo, de ojos azul cielo y sonrisa galante se recargaba en el marco de la puerta principal impidiéndole el paso. En su mano izquierda portaba un hermoso anillo con una piedra de lapislázuli que se acentuaba en aquella piel caucásica que volvía locas a varias chicas del pueblo de Virginia.

-Disculpe… Señor Salvatore cierto?, me alegra que lo haya encontrado instructivo pero si me disculpa debo retirarme, tengo mucho quehacer el dia de mañana y no me gustaría retrasarme- Eso era cierto, pues tenia que reportar a Kingsley su llegada asi como escribir una lechuza a Draco indicándole que había arribado sin ningun inconveniente.

-Creo que hemos comenzado con el pie izquierdo, no soy tan cabron como aparento y podrá ver que soy un miembro demasiado importante en esta juntita- El indicaba con todo el descaro del mundo creyéndose el jefe absoluto de todos aquellos integrantes, mientras tanto la castaña ladeaba su cabello un poco rodando los ojos en señal de fastidio, deseaba ir a descansar y no le gustaba que nadie le impidiera el paso.

-Bien, me da mucho gusto en serio pero que le parece si discutimos su jerarquía en otro momento, en verdad tengo asuntos que requieren mi atención asi que compermiso señor Salvatruchas .- Ella se retiraba agachándose un poco  para dirigirse a paso agigantado a la salida meintras que Damon se quedaba atónito de la forma en la que lo había llamado.

-Salvatruchas?, es.. Salvatore menuda nerd- El caminaba atrás de ella colocándose como podía al frente con un rostro de indignación, pero ella bufaba de fastidio cruzando los brazos en espera de que por fin la dejara tranquila.

-Perdon, no conozco a todos por aquí e iba pensando en otra cosa-

-Como en tu prometido Helen, bueno, ese anillo que llevas es caro, ¿Lo hicieron en Tyffanis?- El vampiro pelinegro también se cruzaba de brazos pero ella tan solo soltaba una risita irónica, pues sabia por donde iba aquella conversación, asi que decidió cortar de tajo todo aquello con la finalidad de que no estuviera insistiendo.

-No lo se, mi prometido suele ser misterioso en este tipo de cosas, y por cierto si, estoy felizmente comprometida, asi que si me disculpas Damian debo de retirarme en verdad que necesito descansar y esta conversación la estoy encontrando de lo más incómoda.- Ella pasaba como podía por encima de el chocando con su cuerpo para irse por fin de aquella mansión para llegar a su hotel. Entre tanto el hombre de ojos azul celeste se quedaba por primera vez haciendo rabieta por la forma tan olímpica en la que le restaba cualquier importancia.

InstintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora