La Recién Llegada

1.7K 113 4
                                    

Damon llegaba a la casa de huéspedes no sin antes dejar a la sheriff Forbes en la comisaría donde indagaría un poco mas sobre la desaparición de la amiga de Elena. Bonnie Bennet no era precisamente una joya que muchos quisieran hurtar pues tan solo era descendiente de las Druidas de Salem, solo podría canalizar energias y por ende aquel que la hubiese secuestrado necesitaba algun polo para desembocar esa magia o conjuro que el vampiro pelinegro aun se preguntaba.

Caminó a la respectiva sala de estar donde enendió la chimenea disponiéndose como siempre a beber otra copa de Weasey y sumergirse en sus pensamientos. Se sentaba en el sillón de tactopiel negro estirando las piernas relajándose de aquella salida para poder discernir parte por parte toda aquella situación. Dando un sorbo pequeño fijó su mirada en el fuego vivo que comenzaba a desprenderse de los troncos con su mente transportándose a la noche en la que casi perdía la vida.

"Te dejare vivir pero promete no regresar, si me quedo mis amigos te encontraran"

Esa frase la repetía una y otra vez en su cabeza tratando por lo menos de hacer memoria del timbre de voz de aquella chica de nombre extraño, cabello castaño y ojos color de maple. Sin querer paso su mano por su torax debajo de la camisa cerrando los ojos recreando aquel momento donde ella le untaba esa solución que permitía curarlo impresionantemente.

-Quien carajos eres, Por qué me salvaste- Susurraba para si mismo relamiendo sus labios sintiendo el sabor del weaskey esparcirse en cada rincón de ellos e intentando percibir aunque fuese el recuerdo del aroma de la sangre de esa extraña chica.

Recordó que en el instante de su casi tan contundente deceso le brindaba una sonrisa de confort parecida a la de Elena cuando tenía momentos gentiles hacia él. Las comparaba, era inútil no hacerlo pues después de tanto tiempo de amar a la novia de su hermano y tratar de que ella lo tomara en cuenta no podía evitar hacer las similitudes. Ambas tenían algo parecido, y eso era la compasión, la preocupación y sobre todo el alma de buen samaritano que a él le faltaba.

-Her…  - Intentaba pronunciar su nombre y le sorprendia que después de tantos años en la tierra y tantas personas que había conocido precisamente ese fuera el que no recordara. El de su angel de la guarda.

-Her?- Una voz femenina que ya conocía hacía que el candor de aquel recuerdo se esfumara en un instante. Esto hizo que Damon abriera los ojos algo desorbitado tratando de ocultar la erección que se notaba por encima de la ropa; era inevitable ya que las piernas las tenía estiradas, pero Elena tan solo se giraba un poco para tratar de evadir ese hecho.

-¡Acaso nadie sabe llamar antes de entrar!- El elevaba un poco la voz inclinándose un poco en el sillón para discimular un poco la emoción que aquella "Her" le había provocado. La chica de cabellos chocolate tan solo caminaba hacia la chimenea para poner distancia; conocía bien a Stefan y sobre todo tenía en claro lo que su hermano sentía por ella asi que por ese hecho decidió separarse a una longitud razonable.

Elena suspiraba cansada, se abrazaba a si misma ocultando una lagrima que se había derramado en su mejilla secándosela con la manga aún mirando en la madera consumirse por el fuego. El vampiro pelinegro sintió que el peligro había pasado y se levanto para solo acercarse un poco; debía admitir que aún tenía sentimientos encontrados hacia Elena Gilbert, la mujer que era la replica exacta de Katherine Pierce, aquella que amó con locura a tal grado de convertirse por voluntad propia. Desvió la mirada un poco para dar un trago a su bebida.

-Se lo de Bonnie, hoy Liz vino a verme y estuvimos investigando en el ultimo lugar donde fue vista.- Indicaba el en tono suave.

-Lo que no entiendo es que  es lo que quieren de ella, ¿Por qué ella?, ¿Acaso este infierno no terminará nunca?, ¿Por qué no vinieron por mi?, ¡Malditos bastardos!- La chica daba una patada en el marco rocoso de la chimenea en señal de impotencia aún no creyendo lo que estaba ocurriendo intentando contener las lágrimas y mantenerse fuerte.

InstintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora