VII

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Cierro los ojos.

Inhalo.

Exhalo.

"Cálmate" me digo mentalmente.

El enojo corre por todo mi cuerpo y mis manos convertidas en puños hormiguean como una clara señal de que debo golpear algo ahora mismo.

Repito el proceso de respiración unas cuantas veces más, pero eso no cambia para nada lo que siento ahora.

Abro los ojos.

Estoy tan furiosa que dudo que logre calmarme dentro de poco.

—No sé en que diablos pensaban nuestros padres cuando decidieron todo eso, pero quiero dejar en claro que no estoy dispuesto a pasar todo el día junto a ti.

Al parecer él también necesitaba salir de la mansión, sólo que hubiera preferido que se fuera a otro lado en lugar de venir aquí a fastidiarme.

Aprieto mi mandíbula con fuerza.

Tengo ganas de golpear algo y su rostro se ve como una buena opción.

—A mí tampoco me interesa pasar todo el día al lado de un idiota como tú —espeto.

—Qué bien, porque prefiero estar muerto antes de quedarme todo este tiempo contigo —afirma él con mucha seguridad—. No voy a ser tu niñera.

Volteo a verlo y mis ojos se encuentran con los suyos.

—Entonces, deberías hacernos un favor a todos y morirte de una vez porque, para mi desgracia, tendré que pasar más tiempo contigo —replico—. No soporto a los lobos como tú.

—Yo no soporto a las niñas mimadas como tú —gruñe.

Pensándolo bien, tal vez pueda divertirme un poco con toda esta situación.

—Voy a hacer que conozcas el mismísimo infierno, Lobito —afirmo, esbozando una sonrisa llena de malicia.

—Eso ya lo veremos.

~•~

—Eimy... —Mi primo se levanta del sofá y viene rápidamente a mi encuentro—. Me alegra tanto saber que estás bien. No vuelvas a hacer eso, ¿okay?

—¿Estás regañándome, Seth? —inquiero, sonando divertida.

—Es que estaba muy preocupado por ti. Desde que saliste anoche hecha una furia de aquí no había sabido nada más de ti —objeta.

—Lo sé, y lo siento —un suspiro se me escapa—. Pero recuerda que soy un año mayor que tú, así que no puedes regañarme —repongo.

—¡Olvida eso! —exclama—. Estuviste desaparecida por casi veinticuatro horas y estaba muy preocupado así que ahora no me vengas con que eres mayor que yo y que por eso no puedo regañarte. —Habla con tanta rapidez que casi me cuesta comprender lo que dice.

Y es cierto, él tiene derecho a ponerse así de histérico y de gritarme todo lo que quiera porque desde que salí por esa puerta anoche no volví a regresar hasta ahora.

La verdad es que necesitaba mermar mi enojo y volver y tener que enfrentarme a mis padres no me ayudaría para nada. No quiero verlos y por eso esperé hasta ahora para regresar.

Porque sé que ya se han ido.

—Lo siento —vuelvo a disculparme—. Yo estaba muy enojada y no quería ver a mis padres, por eso no había regresado —justifico.

—Mis tíos estaban muy preocupados por ti...

—Pero eso no impidió que se fueran.

—Sabes muy bien que ese viaje es importante —dice.

Princesa VampíricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora