Mis palabras tomaron desprevenido a Keith y la sorpresa no tardó en teñir sus facciones en ese momento. Le dije que aún podía quedarse, que yo no tendría problema en irme sola, pero se negó. Me aseguró que no iba a dejar que me fuera sola y, sin decir más, encendió el auto y arrancó.
No hablamos mucho después de eso.
El tiempo que pasamos en el auto, en el aeropuerto y hasta en el mismísimo avión se me hizo largo, lento y agobiante. Todo lo acontecido en las últimas horas se repetía una y otra vez en mi cabeza, haciéndome imposible el poder viajar tranquila.
Keith trató de hablar conmigo, de hacer algo para mantenerme distraída, sin embargo sus intentos por alejar todos los pensamientos dolorosos de mi cabeza se quedaron cortos. Todo lo ocurrido era muy reciente y gracias a eso era imposible que dejara de pensar en eso. Más aún cuando el dolor creciente en mi pecho me recorbada a cada segundo que mi pequeña niña ya no estaba conmigo.
Después de lo que me parecieron unas eternas horas de viaje, por fin llegamos a Londres. Quise ir directamente a enfrentar a mi madre, pero me pareció que eso sería muy egoísta de mi parte si tomaba en cuenta que alguien más que no era igual a mí venía conmigo.
Keith es un hombre-lobo, no un vampiro. Él sí necesita comer bien todos los días, él sí necesita descansar, él sí necesita hacer todas las cosas que un humano hace y que son necesarias en su vida cotidiana.
Siendo consciente de todo esto, desistí de mi idea de ir en busca de mi mamá y mejor le propuse ir a un hotel para que él pudiera descansar. No se opuso a la idea, pero al llegar al hotel se negó rotundamente a que yo pagara, y no estaba de humor para discusiones así que simplemente lo dejé estar.
Fue de esa manera que terminé aquí, compartiendo esta habitación con él –ya que, según él, no se arriesgaría a tomar habitaciones separadas y que luego yo cometiera una locura al estar sola–, viendo cómo duerme desde la silla en la que me encuentro sentada mientras que un único deseo revolotea por mi mente.
Sólo quiero que las horas pasen rápido y que el momento de enfrentar a mi mamá llegue al fin.
~•~
—¿Estás segura de esto? —me pregunta por última vez.
Asiento una vez más.
La señora que camina delante de nosotros entra en lo que parece ser la sala de estar mientras que nosotros nos detenemos antes de llegar para que los que están adentro no puedan vernos.
—Es que no puede ser... ¡No puede ser! —escucho que gritan. Esa es la voz de mamá—. Seth, ¿cómo es posible que vengas a avisarme de esto ahora? Eimy y Keith llevan horas desaparecidos y nosotros no estábamos enterados —expresa con enojo. Al parecer está hablando por celular con mi primo—. Y yo te entiendo, pero aún asi debiste avisarnos.
—Disculpen la interrupción, pero quería avisarles que dos personas han venido a verlos —informa la señora.
—Hágalos pasar, por favor.
Y ese es mi papá.
La señora sale de nuevo y nos mira.
—Pueden pasar —dice y entonces pasa por nuestro lado y desaparece de nuestra vista.
Cierro los ojos por unos segundos y tomo un respiro profundo. Me tomo unos momentos para pensar bien en lo que haré y repetirme que debo conservar la calma antes de decidirme a entrar.
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Princesa Vampírica
FantasyUn encuentro no muy apropiado. Una rivalidad que se convierte en algo más. Una venganza jurada. Una chica vampiro con un carácter fuerte y un chico lobo arrogante y mandón. Sólo queda una interrogante: ¿Qué es lo que se puede esperar si sus camino...