XXIX

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Camino con pasos lentos y pesados, con la oscuridad reinando por doquier y sintiendo cómo el viento alborota todo mi cabello.

Mi celular vibra una vez más en el bolsillo trasero de mi jeans y, cuando por fin decido echarle un vistazo, me arrepiento de inmediato al ver la palabra "Mamá" junto con su foto alumbrando la pantalla.

No quiero hablar con ella. No ahora...

Deslizo mi dedo por la pantalla para cancelar la llamada y vuelvo a guardar el celular en el lugar donde estaba. Apresuro mi paso en ese momento y pronto soy capaz de visualizar la mansión. Puedo percibir la presencia de todos ahí, mas ignoro eso por completo al entrar y subir directamente a la habitación de Lily.

El dolor no me abandonó ni por un solo minuto desde que ella dejó de tener vida, pero puedo afirmar que se hizo más insoportable al verla ahí, acostada en su cama, luciendo tranquila, relajada... Luciendo como si estuviera dormida.

Pero no lo está.

—Eimy... —Una mano se posa con suavidad sobre mi hombro—. Lo siento mucho.

Doy la vuelta, quedando así de frente a mi primo. Sus ojos inyectados en sangre me miran con una disculpa implicita en ellos y su gesto descompuesto me hace saber que él también está sufriendo.

—También yo —respondo antes de lanzarme a abrazarlo—. También yo...

—Sé cómo te sientes, de verdad que sí, y es por eso que creo que deberías tratar de descansar —aconseja mientras acaricia mi cabello con suavidad—. Ha sido un día muy difícil para ti.

Me aparto de él y sacudo la cabeza en una negativa.

—No puedo.

—Eimy, por favor... —Toma mis manos –que no han dejado de temblar– entre las suyas—. No estás bien y lo entiendo, pero necesitas descansar.

—La única cosa que yo quiero y necesito no sucederá, así que no insistas, Seth —zanjo el tema—. Ve y descansa tú y no te preocupes por mí, yo estaré bien —digo para tranquilizarlo.

Porque no estoy bien y no voy a estarlo pronto. Eso está más que seguro.

~•~

-Ella no quiere ver ni hablar con nadie, supongo que es por eso que no atiende tus llamadas... Sé que estás muy preocupada, tía, nosotros también lo estamos, pero ella no nos deja acercarnos -Seth hace una pausa y escucha de nuevo a mi mamá al otro lado de la linea-. Está muy mal. Ya no sabemos qué hacer, tía.

Llevo una vez más la botella de vodka a mis labios y bebo mientras sigo escuchando vagamente la conversación que mantienen mi mamá y Seth desde la habitación de éste último.

"Las ventajas de ser un vampiro..." pienso.

—No sé cómo lo hizo, pero logró desintegrar una gran parte del bosque en cuestión de minutos —relata—. Fui a buscarla en cuanto supe todo y la vi hacerlo. Vi cómo todo a su alrededor se destruía o se convertía en cenizas. Y es eso lo que nos tiene más preocupados.

Dejo de prestarle atención a la conversación y me quedo mirando mi reflejo en el espejo que está a unos metros frente a mí.

Mi cabello mojado cae en ondulaciones sobre mi espalda, mis ojos están rojos e inchados y la expresión acongojada que está impresa en mi rostro me resulta familiar.

Ya me había sentido así antes. Fue después de la muerte de mi hermano... Recuerdo que incluso traté de quitarme la vida en más de una ocasión. Si mi mamá no me hubiera detenido en todas esas ocasiones yo ahora no estaría aquí, sufriendo igual o más que en aquella ocasión.

Princesa VampíricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora