Princesa Vampírica

XXI

Sus ojos se desvían y se aleja de mí para darme la espalda. Estando de esa manera no logro ver su rostro..., sus expresiones.

—No... No conozco a nadie con ese nombre —asegura, pero no suena muy convencido de sus palabras.

—¿Estás seguro? —insisto.

Él da la vuelta y sus ojos vuelven a clavarse con intensidad en los mios. En ese momento aprovecho para entrar en su cabeza y hurgar en todos sus recuerdos, sin embargo el asombro e incredulidad se cuelan en mi sistema cuando me veo siendo incapaz de ver sus recuerdos.

¿Qué...?

Lo intento una vez más, obteniendo el mismo resultado.

Esto no puede ser posible... No puede, ¿o sí? Siento como si el Lobito idiota tuviera una clase de protección que me impide el acceso a sus recuerdos... Ni siquiera puedo saber qué es lo que está pensando en este momento.

"No voy a ponértelo tan fácil, Eimy" susurra de nuevo esa voz en mi cabeza. "No quiero que busques a Ethan en los recuerdos de otras personas; quiero que lo busques por ti misma, en tus propios recuerdos"

Sostengo mi cabeza con mis manos y cierro los ojos con fuerza.

—Maldita sea, ya dejáme en paz —digo en voz baja—. Ya sal de mi cabeza.

"Yo sólo quiero ayudarte a descubrir la verdad. Y no voy a descansar hasta conseguirlo"

Unas manos se posan sobre las mías y las apartan de mi cabeza con suavidad.

—Eimy, mírame.

No sé cuál fue la razón, pero lo hice. Abrí los ojos y me encontré con los suyos fijos en mí.

—Dime qué ocurre.

—No... —aclaro mi garganta al no encontrar la suficiente firmeza en mi voz e intento hablar de nuevo—. No.

Lo aparto de mí lo más que puedo y me levanto del cómodo sofá en el que estaba para poner más distancia entre nosotros.

—Dime tú qué es lo que pasa —exijo y él frunce el ceño con incomprensión—. Estás mintiéndome, sé que estás haciéndolo —aclaro—. Tú sabes quién es Ethan y no quieres decírmelo... ¿Por qué?

—No estoy mintiéndote, Eimy —refuta con firmeza—. ¿Por qué lo haría?

—Yo... No lo sé, pero estoy segura de que no estás siendo sincero conmigo —afirmo—. Pero, ¿sabes qué? No me importa. Yo misma descubriré quién es ese tal Ethan.

Y así, sin querer escuchar una sola palabra más de su parte, doy la vuelta y salgo de la cabaña. La verdad no puedo llegar muy lejos gracias al estúpido campo invisible que rodea el lugar, pero al menos puedo quedarme aquí afuera un rato hasta que logre ordenar un poco mis pensamientos.

—Hola, Eimy.

Levanto la mirada al escuchar la voz de una de las gemelas.

—¿Alana? ¿qué haces aquí?

—Vine a ver cómo estaban. —Se encoge de hombros con gesto culposo—. No creí que Seth hablara enserio cuando dijo que los encerraría aquí..., pero ya veo que sí fue capaz de hacerlo —comenta—. ¿Ustedes... se están llevando bien?... ¿Tú estás bien?