XXXIII

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"Mi querida, Bleer..."

Su voz burlona y con un aire de suficiencia se cuela de nuevo en mis pensamientos.

"No soy tan malo, ¿sabes?"

Una pequeña sonrisa llena de amargura se curva en mis labios al tiempo que sacudo ligeramente la cabeza en una negativa.

No eres malo, Alex. Eres lo que le sigue y peor.

"Mírala, Bleer"

Cierro los ojos con fuerza y trato de alejar esa imagen que amenaza con venir a mi cabeza.

"Mírala bien, porque la próxima vez que lo hagas ella no será tan amable"

Respiro profundo.

Tengo que calmarme. Todo va a estar bien. Eimy va a estar bien. Tiene que estarlo...

—¿Bleer?

La voz de Eliud y el ligero apretón que siento en mi mano me traen de regreso al aquí y al ahora. Entonces, volteo a mirarlo con un poco de confusión y noto las miradas de todos fijas en mí.

—¿Sí?

—¿Estás escuchándonos?

—La verdad es que no. Lo siento —le dedico una sonrisa apenada—. ¿Qué estaban diciendo?

—Les estaba diciendo, Bleer —dice Elizabeth haciendo que voltee a verla—, que si ustedes lo desean, nosotros podemos ayudarles a buscar a Eimy.

Le doy un vistazo rápido a cada miembro del Concejo que se encuentra hoy aquí y una emoción cálida me llena el pecho al ver la determinación y la decisión en sus rostros.

Ellos están dispuestos a buscar a Eimy por cada rincón de este lugar si nosotros así lo queremos...

—No —niego, pero una sonrisa llena de gratitud se ha dibujado en mi rostro—. Gracias, pero no quiero que hagan eso. No creo que sea tan fácil encontrarla y, aún si lograran hacerlo, sería muy difícil que la trajeran de vuelta —suspiro—. No pueden lastimarla bajo ninguna situación, y Alex lo sabe, así que no duden que utilizaría eso a su favor —termino de decir y no me pasa desapercibido el filo pesaroso que se ha colado en mi tono de voz.

—Bleer tiene razón —apoya Eliud—. Eimy no es consciente de lo que hace; está bajo el control mental que Alex ha ejercido sobre ella, y es por eso hará lo que él le ordene sin importar lo que esto sea. No vamos a dejar que se arriesguen de ese modo.

—Pero queremos ayudarlos.

—Y pueden hacerlo —asiento—. Pueden ayudarnos, pero no será de la manera que sugieren.

—¿En qué podemos ayudarlos entonces, Bleer? —pregunta Henry con la cabeza ligeramente ladeada y su mirada llena de curiosidad en mí.

—Quiero que busquen la manera de deshacer el control mental que Alex está ejerciendo en Eimy —digo—. Quiero que hagan hasta lo imposible por encontrar esa información —no quiero sonar desesperada, pero lo hago.

Estoy desesperada. Necesito que Eimy vuelva a ser consciente de sí misma lo más pronto posible. Necesito acabar con todo esto de una vez, porque sino las cosas acabaran muy mal.

—Reina... —una única voz se escucha en todo el lugar y mi atención se posa de inmediato en el joven vampiro de gesto tímido y retraído que ahora parece haberse arrepentido de haber hablado—. A-Ah... Bueno, y-yo... —hace una pausa y aclara su garganta antes de volver a hablar, esta vez con más firmeza—: Sabemos que uno de sus poderes es la persuasión, así que usted también es capaz de ejercer un control sobre la voluntad de quien quiera. ¿No puede usted utilizar su poder para tratar de ejercer su control por sobre el de Alex en la mente de la princesa y de esta manera devolverle el control sobre sí misma?

Princesa VampíricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora