—Déjanos entrar.
—No.
—Seth...
—No.
—Por un demonio, Seth, si no te quitas del medio yo misma lo haré, y eso no será bueno para ti.
Abro los ojos y frunzo el ceño al escuchar las voces de las chicas y de mi primo justo afuera de mi habitación.
Me levanto de la cama y camino hasta la puerta, entonces, la abro.
Todos dejan de la discusión que tenían y concentran toda su atención en mí.
—¡Eimy! —gritan ellas al unísono antes de hacer a mi primo a un lado para poder acercarse a mí y abrazarme.
—¡Shhh! —chista Seth.
—¿Qué ocurre? —cuestiono cuando ya he sido liberada del abrazo asfixiante de todas.
—Llevamos casi una semana sin verte, Eimy; eso es lo que ocurre —habla Kara con tono de reproche—. Y queríamos verte pero tu primo no nos quería dejar entrar. —Se cruza de brazos y le manda una mirada asesina a Seth.
Lo cierto es que he estado encerrada en esta habitación por tres días enteros. Después de pensar tanto en lo que pudo causar que el escudo en mi mente empezara a romperse, logré dar con una respuesta. Si lo que creo que ocurre es cierto, entonces debo crear un nuevo escudo que proteja mi mente lo más rápido posible.
—Bien, ya la vieron así que ya pueden irse —dice él.
—Esas son tus ganas —replica Lyn.
—Seth, estoy bien —aseguro—. Hablaré un rato con las chicas, ¿okay? No te preocupes tanto.
—¿Estás segura? —inquiere.
—Estoy segura.
—Bien. —Deja escapar un suspiro—. Estaré abajo con Dante, si necesitas algo sólo grita mi nombre y estaré aquí en menos de diez segundos, ¿entendido?
Esbozo una sonrisa al tiempo que sacudo mi cabeza en un gesto afirmativo.
—Entendido.
Él murmura un alargado «Bien» antes de dar media vuelta e irse mientras yo les indico a las chicas que pasen.
—Él es tan lindo —dice Alana en medio de un suspiro mientras mira el lugar por el que se ha ido Seth.
—Y tan inalcanzable —apunta Lyn con fingido pesar.
La sonrisa de boba enamorada que estaba dibujada en el rostro de Alana desaparece y su mirada viaja directamente al suelo mientras termina de entrar en la habitación.
—¡Lyn! —reprocha Kara lanzándole una almohada que había agarrado de la cama—. ¡No seas tan mala!
—¡No soy mala, soy realista! —se defiende la gemela.
—No le hagas caso, Alana —le digo—. Lyn sólo quiere molestarte.
—No, ella tiene razón —objeta—. Seth para mí es alguien inalcanzable —afirma mientras toma asiento en el borde de mi cama—. Pero no estamos aquí para hablar de mí. Eimy, ¿tú estás bien? —pregunta, cambiando ágilmente de tema.
Me siento en la cama igual que ellas tres y dejo escapar un suspiro antes de responder la pregunta de Alana.
—A ustedes no puedo mentirles. No, no estoy bien, chicas.
—¿Qué es lo que ocurre? —se apresura en preguntar Kara.
—Últimamente he sentido mucho dolor de cabeza y les juro que he llegado al punto de sentir que me volveré loca —confieso—. Es por eso que me he quedado encerrada en este cuarto durante todos estos días.
—¿Y sabes los motivos por los cuáles te dan esos dolores de cabeza? —pregunta Lyn.
—Estoy tratando de averiguarlos.
—Nosotros no sabíamos nada —dice la otra gemela con notable preocupación en su tono de voz—. Sabes que cuentas con nuestra ayuda para lo que sea que necesites.
Esbozo una pequeña sonrisa y las tres vienen nuevamente hasta mí para volver a abrazarme.
—La próxima vez que te ocurra algo como esto y no nos digas nada, voy a golpearte, Eimy —amenaza Kara haciéndome reír.
El resto de la tarde me la paso hablando con ellas sobre diversos temas que me hicieron reír en más de una ocasión. No me había dado cuenta de lo mucho que me hacían falta esas tres locas que tengo por amigas y la verdad es que ya no quiero aislarme y alejarme de ellas y de todos los que me rodean.
Fue por esa misma razón que al día siguiente me levanté temprano, entrene por poco menos de una hora y luego me metí en la cocina para preparar el desayuno. Para cuando Seth bajó por las escaleras yo ya estaba terminando de servir lo que había preparado en dos platos y lo había llevado a la mesa del comedor.
—Eimy _me llama y de inmediato soy capaz de ver su expresión llena de asombro—. ¿Qué significa todo esto?
—Sólo preparé el desayuno. —Me encojo de hombros, restándole importancia—. Ven, siéntate.
Él camina hasta la mesa con pasos lentos y luego toma asiento frente a mí.
—¿Preparaste hot-cakes con miel y fresas encima? —habla mientras observa lo que hay en su plato. Levanta su mirada para mirarme y puedo ver su sonrisa socorrona—. ¿Sabías que este es un desayuno muy... humano?
Sonrío.
—La mezcla de los hot-cakes tiene sangre agregada... y no creo que los humanos coman algo con sangre —apunto.
—Ese es un buen punto —concuerda antes de llevar un bocado de comida a su boca.
Fijo mi mirada en un punto muerto en la gran mesa del comedor mientras pienso en lo que haré ahora.
Juré que, mientras tuviera que pasar más tiempo con él, iba a convertir la vida del Lobito idiota en un infierno, y eso es lo que pienso hacer. La pregunta es: ¿cómo lo haré?
Él es muy inexpresivo y no sé que podría hacer para molestarlo. Aunque tal vez alguien más pueda ayudarme.
Sonrío y clavo mi mirada en mi primo. El susodicho deja de devorar su comida al sentir mi mirada sobre él y me mira con los ojos entrecerrados.
—¿Por qué me miras así? —interroga—. Mejor dicho, ¿qué estás tramando?
—Seth, ¿tú conoces mucho al Lobito idiota? —pregunto de vuelta, evitando responder las preguntas de él.
—Por supuesto, por algo soy su mejor amigo, ¿no?
—¿Qué es lo que más lograría molestarlo? —curioseo.
Mi primo frunce el ceño.
—Bueno... es un poco autoritario y no le gusta que lo desobedezcan. Le molesta que lo reten y odia las bromas —enumera—. Ah, también se enojaría mucho si April llega de repente y le dice que tiene novio —agrega antes de encogerse de hombros.
—Qué amargado es —opino.
—¿Y para qué querías saber eso? —pregunta con curiosidad.
La sonrisa en mi rostro se engancha.
—Simple curiosidad —me limito a responder.
Genial, ya sé con qué puedo molestarlo, lo único que me resta por hacer ahora es reconstruir el escudo para que proteja mi mente y que impida que me pase lo que ocurrió la última vez en la aldea de los lobos. Después de eso podré pensar con más tranquilidad en todo lo que podría hacer para molestar al Lobito idiota.
•♥•♥•♥•♥•♥•
¡Pregunta!
Si ustedes estuvieran en el lugar de Eimy, ¿qué harían para molestar a Keith?
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Princesa Vampírica
FantasyUn encuentro no muy apropiado. Una rivalidad que se convierte en algo más. Una venganza jurada. Una chica vampiro con un carácter fuerte y un chico lobo arrogante y mandón. Sólo queda una interrogante: ¿Qué es lo que se puede esperar si sus camino...