El Idiota

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Continuabamos jugando e intentando con retos estúpidos tales como saltar a la piscina, beber vodka como si estuvieramos tomando agua luego de un maratón, salir a la calle y gritar cualquier estupidez, tonterías que sin embargo la última mencionada me daba miedo de que algún anciano de las exclusivas casas que vivían a mi alrededor llegara a reprocharles a mis padres debido al ruido y los gritos escandalosos producidos.

- Es tarde - Dijo Alex mirando su reloj.

Miré el reloj de pared y marcaban precisamente las diez de la noche. Habíamos comido muchos snacks por lo que realmente no tenía absolutamente nada de hambre.

No luché en absoluto para que los chicos se quedaran conmigo, porque sabía que Adam no aceptaría y preferiría ahorrarme mis palabras de suplica ante él.

Todos se levantaron y comenzaron a irse poco a poco por último me despedí de Cameron - Te quiero caprichosa, cuídate y nos veremos mañana a las once de la mañana en tu ventana - Susurró en mi oído lo último y le sonreí de vuelta para luego irse de mi casa.
Suspiré con fuerza viendo como todos podían ser libres en la calle e hice una mueca.

Sonaba muy tonto pero... Me rendía, lo sabía y creo que ya se están dando cuenta que desde hace rato lo venía haciendo, por la simple y llana razón de que me gustaba. A eso le temía y realmente pasó lo que menos quería, Adam era realmente atractivo y es que mis gustos nunca fueron normales, me enamoraba del chico que peor me trataba.

Doña pendeja nos dicen

Él simplemente me atraía, dudaba que por su forma de ser y sin embargo pensaba en cuando él se comportaba bien conmigo, lo que era muy rara vez. Me sentía ilusa a pesar de ser una simple atracción y es que sólo esperaba que sintiera lo mismo.

- ¿En qué piensas princesita? - Preguntó abrazandome de la cintura por detrás. Me volteé para verle e inmediatamente me lamenté por hacerlo, estábamos muy cerca a centímetros la cara uno del otro.

- Nada - Murmuré tratando de alejarme pero su agarre era tan fuerte que a pesar de que sentía sus dedos casi introducirme en la piel, simplemente quería que continuara haciéndolo.

Sé formo una sonrisa burlona y sus ojos me miraban divertidos - ¿Sabes algo?

- ¿Mmh? - Mi garganta no emitía ningún sonido porque me sentía extremadamente nerviosa por su cercanía, mi corazón latía con mucha fuerza, tanta que podía llegar a creer que él lo podía escuchar desde su distancia.

- Me encanta cuando te pongo nerviosa y más si te hago erizar, princesita - Susurró en mi oído y pasó su mano por lo largo de mi brazo a lo que inmediatamente mis hormonas y sentidos se hicieron presentes en la inesperada conversación. La piel se me erizó completamente luego de que dijera esto y la misma corriente eléctrica que pasaba por todo mi cuerpo hizo de nuevo su presencia en este.
Tragué en seco y se alejó de mi oído para acercarse a mi cara, me la acunó con las manos y remojó sus labios.
No podía besarlo, él sólo quería jugar conmigo pero las ganas que tenía de probar sus labios eran gigantes.

Tragué en seco y cerré mis ojos esperando a que juntara sus labios con los míos, pero en lugar de eso sólo sentí su alejamiento y una risita burlona que emitía su boca.
Abrí mis ojos y lo encontré sonriendo. Mis mejillas se tiñeron de rojo y no por vergüenza, sino por impotencia y enojo. Nadie podía ser más hijo de puta que él.

Era un imbécil

Me sentí como una idiota esperando que fuera distinto conmigo, pensé que podíamos solucionar nuestros inconvenientes o que seríamos exclusivos, pero simplemente dejó mucho más claro lo estúpido que era.

°Perfecto Desconocido°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora