Accidente

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- No irás a ningún maldito lado

Caminé al auto y entré sin mirar atrás

- No puedes irte soy tu niñero, debes obedecerme- Gritó y lo miré última vez por el retrovisor. Su mirada emitía tristeza y enfado, aunque más de la segunda.

El dolor en mi pecho se extendía a medida que el auto avanzaba, por el retrovisor podía ver mis ojos rojos, mis cachetes llenos de lágrimas innecesarias por una persona que supo valorar lo que tenía por dar.

Sólo hay alguien que puede ayudarme, aparte de Cameron, que no quiero que se entere de esto por ahora, era Amber la mujer que ha estado para mí siempre.
Me detuve en el semáforo de unas cuadras antes de la casa de Amber, esperando a que el semáforo cambie. Apenas lo vi en amarillo aceleré esperando llegar pronto y tirarme a llorar junto a ella un buen rato, pero sin darme cuenta un auto venía en mi dirección a alta velocidad, tenía dos opciones, o continuar e ir más rápido o detenerme, pero no sabía de que manera pensaba el auto a mi costado.
Decidí frenar en seco, pero el auto no se detuvo y lo único que hizo fue hacerme estrellar con el otro auto. Recuerdo haber visto a mi alrededor, aún seguía dentro del auto y podía escuchar las sirenas de ambulancias, la gente intentando auxiliarnos, podía ver en mis manos la sangre, y de un momento a otro no recuerdo nada más.



***



La luz molestaba mis ojos, no podía casi abrirlos, así que comencé a moverme, pero mi cuerpo dolía mucho, gemí de dolor. Ya no sentía esa luz que molestaba mis ojos, así que pude abrirlos poco a poco, hasta que vi un cuerpo que la tapaba. No podía divisar el cuerpo hasta que me acostumbré a la luz.

Mi madre sollozaba arrodillada a mi lado, mientras tomaba mi mano derecha.

Alzó la mirada y al verme despierta empezó a llorar más.

Tosí un par de veces - Mamá - dije con la gargante seca. Un ardor cuando pasé saliva y una mueca salieron de mí.

- Hija - Me abrazó y besó mi frente mientras sentía sus lágrimas en mi frente. Por instinto empecé a llorar también - No sé que haría si te perdiera - Susurró y mi pecho se arrugó - Te amo tanto - Murmuró y rodee mis brazos en su cintura. Estuvimos así un par de minutos y ella se separó de mí - Lo importante es que estás despierta.

Llamó a unas enfermeras, vinieron. Me revisaron, dijeron que tenía una costilla rota, la cual habían operado anteriormente, nada más grave que eso y tenían algunos raspones. También me habían colocado puntos en la frente, por el golpe.

Después de que salieran las enfermeras, observé bien a mi alrededor, habían 3 puertas, una del baño, la otra del armario y otra que daba a una sala de espera, y en la sala de espera, había otra para la salida del cuarto.

Mi padre entró al cuarto y corrió a abrazarme, repetimos lo mismo que hice con mamá mientras ella nos miraba con ternura.

- ¿Cuándo llegaron?- Pregunté acomdandome mejor con ayuda de mi papá.

- Llegamos hace una semana - Dijo mi mamá, y yo hice cara de confusión.

- Estuviste en coma por una semana - Dijo mi padre lo más comprensivo posible, respire profundo y recordé todo lo que sucedió ese día. No podía asimilar nada, comencé a llorar y mis padres me abrazaron, aunque no sabían la razón por la que lloraba.

°Perfecto Desconocido°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora