[Capítulo 11]

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Luego de deslizarnos por la ciudad, llegamos a casa.

-Hasta mañana Estefan. -Digo mientras desabrocho el cinturón. Cuando estoy a punto de bajar, me sostiene del brazo y me jala hacia él. Sin previo aviso, posa sus firmes labios en los mios, al principio me quedé estática, pero a medida que sus labios insistían besándome, le devolví el beso, mis sentidos se nublaron al percibir el aroma de su colina, al sostenerme de sus hombros, él profundizó el beso un momento más.

-Hasta mañana Maite. Nos vemos mañana en la oficina. -Dice una vez que se aparta para volver a su asiento con la respiración algo agitada.

-De acuerdo. - Y aún con las mejillas rojas de la vergüenza bajé  del auto, cerrando la puerta.

Una vez que entré a la casa, escuché como se alejaba calle arriba.

-Después de la vídeo llamada a mamá quiero detalles de todo lo que ocurrió y del beso que te acaba de dar.

-¿Nos estabas espiando por la ventana? -Digo sintiéndome como una niña atrapada en una macana.

-Me corresponde ya que soy la mayor. -Dice con una amplia sonrisa.

-Si, por una semana. -Le digo en fingido tono molesto.

-Pero aún así lo soy.

Estábamos cargándonos, cuando el Skype en mi portátil comenzó a sonar.

-¡Hola ma! -Saluda Ana a su madre.

-Hola hijas, ¿cómo están? -preguntó Lucía.

-Bien, ma. -Respondo con una sonrisa- Extrañandolos.

-Maite, ¿Cuando vendrás a vernos?

-Apenas me den las vacaciones, es que estamos a mil con el tema de que se acerca la semana de la moda en París.

-Está bien mi niña.

-¿Papá como está? -pregunta Ana.

-Bien, trabajando, ahora en un rato llega.

-Bueno, dejale un beso de nuestra parte.

-Bueno. Maite, -se dirige hacia mi- ¿Saliste?

-¿No se te escapa nada no? Si, es que tuve una cena de trabajo. Hace un ratito llegue.

-Bueno, se me cuidan las dos, ¿Me escucharon?

-Si ma. -Respondimos las dos al unísono y cortamos la vídeo llamada.

Después de apagar todo, me cambié el vestido por algo más cómodo para dormir y me recoste al lado de Analia.

-Ahora si, quiero detalles.

-Púes llegamos a una mansión, los padres de Estefan fueron en extremo amables, pero su hermano y su mujer fueron muy desagradables debo decir.

-¿Y el beso ese que fue? -Preguntó Ana impaciente.

-Nada Ana, solo se despidió de mi. -Contesté.

-Si... Seguro. -Respondió.

-Hasta mañana Ana. -Digo riendo.

-Hasta mañana Mai.

Me desperté con el primer sonido de la alarma. Como Analia aún estaba durmiendo, me levante sin hacer ruido y comencé a buscar lo que usaría aquel día en la oficina.

Del closet tomé una falda amplia con una camisa blanca. Tomé mi toallón y me entré a bañar.

Cuando salí ya cambiada, fui hasta la cocina y prendí la cafetera. Mientras esperaba que se hiciera el café, fui hasta mi cuarto una vez más y tomé mi cartera y una campera.

Una vez que el café estuvo listo, me serví una taza y me senté a desayunar.

-¿Ya te vas a trabajar? -Al voltear la veo a Ana frente a la cafetera sirviéndose una taza de café.

-Si Ana. Te dejo el auto por si necesitas salir. -Digo antes de llevarme la taza a los labios.

-Bueno, si me esperas a que me cambio te alcanzo al trabajo.

-Bueno, todavía tengo tiempo de llegar.

Luego de apurar su café, Ana salió disparada a cambiarse.

Cuando salió del cuarto ya vestida y peinada, nos pusimos en marcha.

Las calles estaban atestadas por el tráfico.

-Cuando me reciba trabajaré a la tarde. -Dice Ana mientras arranca y vuelve a frenar a la par que toca bocina.

-Ay algunos que no correremos con tanta suerte. -Digo conteniendo la risa.

-Mañana pondré el gps para evitar este embotellamiento. -Dice frenando una vez más- No sé como puedes manejar en este infierno. Amo la tranquilidad de donde vivimos.

Quince minutos después me encontraba saliendo del ascensor hacia mi oficina.

Al llegar a mi escritorio, prendí mi ordenador y comencé a revisar los correos.

Mientras confirmaba una de las reuniones de aquel día y las anotaba en mi agenda, por la puerta entró mi jefe.

Al verlo, no pude evitar recordar el beso de ayer a la noche, eso provocó que mis mejillas se tiñeran de rojo y mi pulso se acelerara, por lo visto no pasó lo mismo con él, ya que su semblante era el mismo de siempre.

-Buen día señorita Green.

-Buen día señor Alvarado. -Saludo mientras me pongo de pie y lo sigo hacia su despacho ocultando todo rastro de malestar.

Una vez que entramos, él cierra la puerta y me señala que tome asiento frente a su escritorio.

-¿Qué tengo hoy?

-Pues hoy tiene un almuerzo en St. Regis con los del directorio de la empresa al mediodía y después tiene reunión para acordar los términos con los encargados de las ventas en México.

-Perfecto. Para ambas reuniones procura tener todo listo ya que vendrás conmigo.

-De acuerdo. -Contesté nerviosa. Si bien estaba acostumbrada a acompañarlo a reuniones, ahora era diferente ya que lo haría como su supuesta novia.

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Hola bellas y bellos, ¿Cómo están? ¿Cómo pasaron la navidad? Acá les dejo el capítulo de hoy.

Contrato con un demonio.® Parte I,✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora