[Capítulo 25]

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Luego de terminar nuestro almuerzo y de que Estefan insistiera en pagar la cuenta él, emprendimos la caminata de vuelta al hotel.

-Te sugiero que esta noche descancemos desde temprano ya que mañana tendremos un día agitado.

-Nunca estuve tan de acuerdo contigo como en este momento. -Respondo con una sonrisa- ¿Qué dices si ahora cuando llegamos al hotel, nos damos un masaje cada uno y después vamos a la pileta?

La verdad era que la estaba pasando tan bien que no quería alejarme de él.

-Me agrada la idea. -Respondió sonriendo.

Cuando llegamos al hotel, pasé por salón de belleza que tiene para reservar un turno para mañana en la tarde. Luego de esto, subimos al cuarto, después de dejar todas las compras en el living del cuarto, fuimos a ponernos nuestros trajes de baño.

-Ya estoy lista. ¿Vamos yendo?

-Vamos.

Salimos del cuarto hacia el sector del spa. Como se suponía que éramos una pareja, nos hicieron masajes a los dos juntos.

Al principio sentí vergüenza de quedar en traje de baño en frente de él, si bien estoy conforme con el cuerpo que tengo, sabía que las mujeres con las que había estado tenían mejor cuerpo que yo.
Después de reunir coraje, salí con la bata puesta, al llegar a la camilla Estefan se encontraba sentado en la suya esperando a que la masajista llegara. Al pasar a su lado y colgar la bata para tenderme boca abajo en la camilla, pude sentir su mirada clavada en mí provocando que mi vergüenza aumentara.

La dos masajistas llegaron y comenzaron con nuestra sesión.

Cuarenta minutos después, estábamos en la pileta junto a otros huéspedes. Por suerte no había ningún reportero cerca.

Como yo casi no sabia nadar, nos manteníamos a donde el agua me diera a la cintura, disfrutaba de molestarnos tirándonos agua cuando nos interrumpieron.

-¿Puedo unirme a ustedes? -preguntó una voz chillona a mi espalda.

-Jelena. -Dijo Estefan con voz molesta- ¿Qué quieres?

Me volteo a ver a la mujer e inmediatamente me dieron ganas de irme de allí.

-Nada solo me quería unir a ustedes. -Respondió fingiendo inocencia.

-Amor, -Digo con voz seria- me voy al cuarto, ¿vienes o te quedas?

La rusa se nos quedó mirando primero a uno y después al otro.

-Voy contigo cariño, con permiso. -Se despidió cortante.

Estábamos por salir de allí cuando me giro y le dedico una de mis sonrisas triunfante a una mujer totalmente frustrada.

El resto de la tarde la pasamos en otros sectores de entretenimiento del hotel.

Para la hora de la cena, nos dirigimos al comedor.

Nos sentamos en la misma mesa de la mañana, uno de los mozos se acercó a nuestra mesa y nos trajo un champán con dos copas.

Después de que nos sirvió, el mozo se retiró.

-¿Por nuestro trato? -preguntó Estefan a modo de brindis.

-Por nuestro trato. -Respondo con una sonrisa.

Hacía horas que había admitido que definitivamente me gustaba el hombre que estaba sentado frente a mí. Si bien debía ir con cuidado para no salir lastimada de todo esto, había tomado la determinación de seducirlo. Mañana pondría en marcha el plan.

Cenamos sin ningún inconveniente. Conversamos animadamente de todo un poco.

-¿Cómo se conocieron tú y Analia? -preguntó Estefan acomodándose en la silla.

-Pues recuerdo que tendría unos seis años cuando la conocí a mi hermana. Recuerdo que recién nos habíamos mudamos a aquel lugar, de hecho ella fue la primera en acercarse a jugar conmigo.
El día que nos conocimos, en vez de jugar como dos niñas normales a ser la maestra o al elástico, decidimos jugar a que Analia era la peluquera y yo era su clienta.
Todo iba muy bien hasta que dijo que me iba a hacer un cambio de look, sin que me diera cuenta, tomó unas tijeras y sin previo aviso me cortó mis largas y hermosas trenzas.
Me acuerdo que cuando me las entregó, volví a casa llorando.
En aquel entonces tenia el pelo por debajo de la cola, pero luego de que mi abuela me emparejara el corte, me miré en el espejo y vi que había quedado igual a un niño, te podrás imaginar lo traumático que fue ir al colegio y que todos los nenes de la escuela se rieran de mi nuevo corte de cabello. A partir de ahí, cada vez que Analia y yo jugábamos me cercioraba que no hubiese tijeras de por medio.

Para cuando terminé de contar mi traumático recuerdo, Estefan comenzó a reír.

-No te imagino como debes de ser con el pelo corto. -Dijo riendo.

-Si no mal recuerdo tengo la foto del colegió de cuando lo tenía corto.

Después de pasar otra hora más hablando, ya casi no quedaban huéspedes.

Nos levantamos de nuestros lugares y subimos a nuestra habitación.

Una vez que entramos a la habitación, no turnamos como en la casa de Estefan para ponernos la ropa para dormir, aún el verlo sin camiseta para dormir hacia que me faltara el aire, pero no me quedaba viéndolo como una tonta.

Cuando nos acostamos pusimos una película de terror.

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Hola gente bella, ¿Cómo están? Acá con mucho calor, a pesar de eso aquí les dejo el capítulo de hoy.

¿Ustedes que opinan? ¿Maite logrará que la vea como algo más que su secretaria? ¿Logrará que la vea como algo más como un simple contrato? Pueden dejarme sus comentarios con sus respuestas y no te olvides de dejarme tu 🌟 el cual agradecería así otras personas tienen la oportunidad de conocer esta historia.

Gracias por leer... Eli

Contrato con un demonio.® Parte I,✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora