[Capítulo 14]

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Maratón 2/3

Llegamos al edificio y sin esperar a que me abriera la puerta, descendí del auto y me encaminé a la oficina.
Al llegar a mi escritorio, tomé el expediente que debía devolver a recursos humanos y salí de la oficina.

Al llegar, fuí directo con Cintia y llegue a su escritorio.

-Hola Maite, ¿Cómo estás? -preguntó alegre.

-Bien, -contesté con voz cansada, la discusión que había mantenido hasta recién con Estefan me había consumido parte de mi energía- Acá te traigo el expediente, ya lo vio el señor Alvarado- ¿Y vos Cin?

-Perfecto. Bien, con bastante trabajo.

-Bueno, en ese caso no te molesto más.

Me despedí de mi amiga y volví a mi puesto de trabajo.

Al llegar, Estefan me estaba esperando.

-Maite.

-¿Qué señor Alvarado?

-Venga a mi oficina.

Al entrar, cerró la puerta detrás de mí.

-¿A donde fuiste? -Su voz sonó autoritaria.

-A recursos humanos, a llevar el expediente que pediste.

-Bien, en ese caso vamos, tenemos otra reunión más por si no te acuerdas.

-¿Para qué? ¿Para que sigas creyéndote el dueño de mi vida?

Después de un momento largó un suspiro cansado.

-Tenes razón, no debí comportarme como lo hice, ni eres mi novia, ni yo tengo derecho a entrometerme en tu vida. Es solo que muchos de ellos tienen familia y serian capases de lastimarte y como dije, eres alguien diferente a todas las mujeres con las que he estado.

-Yo... -Estaba atónita por lo que dijo- Yo también te debo una disculpa, no debí hablarte así.

-Entonces, ¿amigos? -pregunta extendiendo la mano.

-Amigos. -Respondo tomando su mano y sonriendo.

-Vamos a la reunión que se nos hace tarde.

Salíamos de vuelta al pasillo y nos dirigimos al salón de juntas, no sin antes agarrar una lapicera y un anotador.

Al entrar, aún estaba vacía. Tomé asiento a la derecha de Estefan y acomodé mis cosas.

Los encargados de las ventas en México llegaron puntual a la reunión.

Me presentó como su novia y secretaria a todos y cada uno de los allí presentes.

La tarde se me pasó tomando apuntes de lo que se hablaba.

-Perfecto señor Alvarado, cuando tengamos todo listo nos comunicaremos con su secretaria.

-Estupendo.

Luego de terminar con la reunión, nos levantamos de nuestros asientos y nos despedimos.

Al llegar a la oficina, luego de acomodar todo en mi escritorio, tomé mi cartera, móvil, la campera y salí de la oficina por última vez ese día.

Estaba a punto de entrar a ascensor cuando Estefan me paró.

-Maite espera, iré a dejarte a tu casa.

-No te preocupes Estefan, me tomaré un taxi en la calle.

-No voy a dejar que mi novia tome un taxi pudiendo llevarla yo.

Luego de acceder, ingresamos al ascensor, y bajamos a planta baja.

Cuando llegamos al auto, subimos y nos pusimos en marcha. Las calles estaban igual de atestadas que en la mañana. Mientras avanzabamos, su movil comenzó a sonar.

-¿Hola?

-...

-¿Qué necesitas padre?

-...

-De acuerdo. ¿A qué hora llegan?

-...

-Bueno, los veo mañana.

Luego de cortar la llamada se volvió hacía mi.

-Maite...

-¿Qué sucede? -pregunto al notar la duda.

-Mañana vienen mis abuelos de viaje por unos días.

-¿A tu casa?

-Si, pues mi padre era el encargado de darle lugar en su casa, pero como mi hermano se está quedando por unos días se han quedado sin lugar y me pidió que los alojara en casa.

-Ok, ahora cuando llegue a casa guardare ropa en un bolso y le avisaré a mi hermana para que no se preocupe.

-De acuerdo. Mañana antes de pasarlos a buscar por el aeropuerto pasaremos por tu casa a recoger el bolso y dejarlo en casa para que no sospechen.

-Está bien Estefan.

Luego de salir del embotellamiento llegamos a casa, me despedí de mi jefe y entré a casa.

-Al fin llegas, estaba a punto de llamar a persona desaparecidas para hacer la denuncia.

-Perdón, el tráfico a esta hora es infernal. Todos salimos de los trabajos.

-¿Que dice mi cuñadito? -pregunta levantándose para seguírme hasta el cuarto.

-Nada, mañana vienen sus abuelos a pasar unos días y me pidió que me quede con él.

-¿Dónde está Maite y que hiciste con ella?

-Estoy acá y no hice nada. -Contesto lanzándole un almohadón mientras río.

-Tú no rompes las reglas, eres la hermana que hace todas las cosas correctas.

-Y seguiré siendo así, el hecho de que me quede en su casa no significa que vaya a suceder nada.

-Siiiii, como no. -Contestó a carcajadas.

Después de cambiarme, salí a la cocina a preparar la cena.

Contrato con un demonio.® Parte I,✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora