[Capítulo 30]

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Cuando el agua se enfrió, me envolví en un toallon y al salir del baño comencé a vestirme.

Estaba cepillando mi cabello cuando Estefan enciende el televisor. Estaban dando una nota sobre nosotros. Mientras escuchábamos, mi movil y el de Estefan comenzaron a sonar.

-¿Hola? -pregunté sin ver el identificador.

-Maite, estas en la tele. -Era Cintia- ¿Es verdad lo que dicen?

-Emmm... Si Cin, es verdad. -Digo esperando el grito de alegría el cual no tardó en llegar

-Cuando vuelvas nos juntamos y me cuentas todo en detalle.

-Vale, nos estamos viendo. -Digo cortando.

Después de eso, no dejaron de caer mensajes a mi móvil queriendo saber si lo que se decía de nosotros era cierto.

Luego de la entrevista de la noche anterior sólo fue cuestión de horas para que saltara en los demás medios el rumor de nuestro compromiso. Era increíble con la rapidez que la gente investigaba la vida de alguien. En menos de veinticuatro horas ya sabían que trabajábamos juntos, más específicamente que era su secretaria.
También habían inventado decenas de cosas, como por ejemplo que estaba con él por el dinero o para poder escalar en la empresa. Pero lo que más me dolió fue que se metieran con mi familia.

-Esto es... -Intenté decir pero un nudo en mi garganta me lo impidió.

-Tranquila cariño. -Estefan estaba abrazándome mientras yo intentaba calmarme.

-No puedo entender que sean tan apáticos, de meterse en algo tan íntimo.

-Tanto tu, como tu familia y yo sabemos que todo lo que se dice en estos medios la mayoría es falso. No dejes que ello te afecte.

-Si, lo sé. Solo que no quería que mis padres se vean involucrados.

-Ya vas a ver que en unos días todo se va a calmar.

Ojalá Estefan tuviese razón, pero tratándose de él sabia que los medios jamás nos dejarían tranquilos.

Estábamos en la cama sentados, cuando alguien golpeó la puerta.

-Yo voy. -Dijo levantándose de la cama para ir a recibir el desayuno.

Luego de que entró el carro con nuestro desayuno, nos sentamos al lado de la ventana a tomar nuestro desayuno.

-¿Qué hay hoy? -preguntó Estefan llevándose un poco de fruta a la boca.

-Hoy estas libre, a las doce sale nuestro vuelo.

-Bueno. Voy a empacar las cosas.

-Si, yo termino y empaco las mías.

Como dije, cuando terminé de desayunar, saqué mi valija y comencé a empacar mi ropa junto al vestido que me había regalado Estefan.

Cuando todo estuvo listo, bajamos al recibidor donde uno de los botones tomó nuestras valijas mientras nosotros pagábamos los gastos extras.

Al salir del hotel, un tumulto de fotógrafos y reporteros nos impidieron poder llegar al auto, yo solo escuchaba griteríos, y los flashes disparándose por todas partes.

Intenté avanzar entre las personas, pero lo único que conseguí fue separarme de Estefan.

Desesperada lo busqué con la vista, pero era imposible, lo único que veía era gente gritando y flashes.

Habría entrado en pánico de no ser que luego de unos segundos Estefan me encontró y con ayuda de la seguridad del hotel pudimos ingresar al auto.

Al llegar al aeropuerto, había reporteros esperándonos, por suerte habían puesto vallas para que pudiésemos pasar sin inconvenientes. Subimos al avión, y nos pusimos los cinturones.

La misma azafata que nos atendió cuando vinimos se nos acercó.

-¿Necesitan algo? -preguntó esta vez incluyéndome.

-No, por el momento no, cualquier cosa la llamaremos. gracias.

-De nada.

Y sin más se retiró. Después de un rato, el avión inició su despegue.

Luego de revisar los correos de la empresa, cerré la laptop y me recosté apoyando mi cabeza en el pecho de Estefan mientras que él me pasaba un brazo por los hombros. Me comencé a relajar cada vez más hasta quedarme dormida. Es que en los brazos de Estefan me sentía protegida.

Ya era casi de mañana cuando llegamos al aeropuerto, allí nos esperaba el chofer de la empresa. Por lo visto no se habían enterado los medios de acá ya que no había ningún reportero.
Subimos al auto y nos pusimos en marcha.

Me equivoqué, al llegar a la casa de Estefan, había al menos una decena haciendo vigilancia.

-Creo que lo mejor va a ser que por unos días vengas a casa y que tu hermana se quede con tus padres.

-Tu crees... -Digo tragando saliva.

-Es probable.

-Voy a estar bien. -Digo recostando mi cabeza en su hombro mientras él me acaricia la palma de mi mano.

-No me voy a arriesgar, si estás lejos no te puedo proteger.
Como no tenía más opción, ya que discutir con Estefan era imposible, decidí hacerle caso. Decidimos que Alicia fuera por todo lo que necesitaría.

Contrato con un demonio.® Parte I,✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora