[Capítulo 17]

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-¿Y bien doctor, que tiene mi padre? -pregunté angustiada.

-Pues el cuadro que presenta el señor Donovan es una arridmia cardíaca.

-¿Arridmia cardíaca? -al asimilar lo que dijo el médico me apreté más en el abrazo de Estefan- ¿Eso es malo?

-Sino se trata si, debido a su mal funcionamiento. Pero con una simple medicación eso se regula.

-¿A qué se debe que le diera esa condición?

-Pues pueden ser muchos factores entre ellos el stress por el trabajo o stress emocional por la pérdida de alguien. Lo mejor que recomiendo en estos casos son unas buenas vacaciones.

-Pues en ese caso no me opondré. -Respondió mi padre riendo.

-Con permiso, debo seguir atendiendo a mis pacientes.

Luego de salir del hospital, volvimos a la casa de mis padres, comenzamos a preparar el almuerzo.

-Señor Alvarado, permitame agradecerle por lo que hizo hoy. -Dijo mi padre mientras estábamos sentados en la amplia cocina.

-No fue nada. Yo realmente quiero a su hija. Esto lo hice por ella.

De la nada comencé a sentir como una parte de mi corazon se entibiaba, me hubiese gustado que fuese verdad, pero la realidad era que solo estaba fingiendo.

-Con permiso. -Digo a la par que salgo disparada hacia el baño, escuchar aquello me hizo sentir peor de lo que ya me sentía.

-¿Estas bien? -preguntó Estefan cuando volví.

-Si, si. No era nada importante. -Mentí, no podía decirle la verdad.

-Y digame, ¿Hace mucho que salen? -preguntó mi madre.

-Hace un poco más de un año. No quisimos decir nada ya que blanquearemos nuestra relación en la semana de la moda en París.

-¿Paris? -preguntó mi madre mirándome.

Hubiera preferido dercirlo en otro momento, pero ya no había vuelta atrás.

-Te lo iba a contar ahora el sábado cuando viniera madre. -Digo sintiéndome una abandona padres.

-Está bien hija, solo promete que tendrás cuidado.

-Te lo prometo, además dudo que Estefan me deje ir sola para algún lado conociendo lo guardián que es.

-Pueden estar seguros que donde ella vaya yo iré con ella. -Respondió plantando un beso en mi frente.

Después de almorzar, nos despedimos de mis padres y mi hermana y volvimos a la ciudad.

-Ahora que tendremos el día libre, iremos a casa así te acomodas.

-De acuerdo. Vamos, además tengo que trabajar.

Estefan se me quedó viendo con la boca abierta.

-Te acabo de decir que tenemos el día libre ¿Y tu pensando en trabajar?

-Pues... -Intente decir, pero no salió ninguna palabra.

-No me digas que cuando estudiadas en la universidad eras una completa nerd. -Dice el conteniendo la risa.

-Si, pero sin lentes ni frenos.

-Ay Dios, firmé contrato con una adicta al trabajo.

Estallé en carcajadas al igual que él.

-Vamos a casa, después veremos que haremos, pero te aseguro que no trabajarás el día de hoy.

Cuando Estefan estacionó, lo hizo en una casa parecida a lo de los padres. Luego de imitar el procedimiento que hizo en el portón cuando fuimos a cenar a lo de ellos, ingresamos a la residencia.

Al entrar a la casa de dos plantas, me encontré con una amplia sala, proseguimos con el recorrido hasta llegar a la cocina, allí se encontraba una señora.

-Hola señora Northon. -Saludó Estefan a una señora entrada en edad.

-Hola niño Estefan. -Dijo saludándolo afectuosamente.

-Señora Northon, quiero presentarle a alguien. -Dijo extendiéndome una mano la cual tome a modo de salvavidas- Quiero presentarle a Maite Green.

La mujer se acercó a mi y secándose las manos en el delantal me extendió una a modo de saludo.

-Encantada señorita Green. -Dijo con una sonrisa afectuosa.

-Gracias señora, pero digame Maite. -Respondo con una Sonrisa.

-Y a mi Alicia. -Respondió ella- Espero que con ella si hagas las cosas bien Estefan, parece ser una chica encantadora y frágil.

-Si, gracias por notarlo Alicia. -Respondió Estefan como niño reprendido- Iré a instalar a Maite, ella se quedará en lo que dure la estadía de mis abuelos.

-De acuerdo. -Respondió la mujer con una sonrisa.

-Con permiso. -Dije mientras mi falso novio me arrastraba fuera de la cocina.

Mientras Estefan me sostenía el bolso, subimos las escaleras a la planta alta. Me guió por un pasillo hasta la ultima puerta. Cuando abrió la puerta, se hizo a un lado para que pudiera pasar.

La habitación era amplia, contaba con un sillón de dos cuerpos, una cama debidamente tendida de dos plazas con sus respectivas mesas de noche a ambos lados. y a un costado estaba el baño interno. El cual era amplio y con bañera.

Al volver a la habitación, Estefan aún se encontraba parado a un lado de la cama.

-Si quieres puedes guardar tu ropa en el closet, hice un lugar para ti.

-¿Esta... Esta es tu habitación? -pregunto mientras siento como las pulsaciones se me disparan.

-Si, en lo que se quedan mis abuelos aquí compartiremos mi habitación.

-¿Y dónde dormirás tú? -pregunté mirando la cama y luego el sillón.

-¿Pues donde crees? -pregunta acercándose a mi e invadiendo mi espacio personal haciendo que el pulso se me alterara.

-Tú duerme en la cama, yo me prepararé el sillón. -Respondí tragando saliva.

-Eso ni lo pienses. No puedo permitir que hagas eso. -Respondió alejándose.

-¿Entonces qué sugieres?

-Dormiremos ambos en la misma cama.

-No, ni lo sueñes.

-Prometo no hacer nada si no quieres ¿O me tienes miedo?

-Por supuesto que no te tengo miedo, solo lo digo que no voy a dormir en una cama por la que han desfilado decenas de mujeres.

-Creeme cuando te digo que tú eres la primer mujer que traigo a mi casa y a mi cama.

-¿Cómo? -pregunto intrigada.

-Siempre me quedo en sus casas o donde se pueda. -Responde apartando su vista de mi.

Un nudo se me formó en el estómago.

-Te dejaré tranquila para que te instales.

-De acuerdo. Apenas termine bajo.

-Bueno. Cualquier cosa que necesites estaré en mi escritorio.

-Okay.

Contrato con un demonio.® Parte I,✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora