[Capítulo 16]

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Luego de pasar por casa y recoger el bolso, nos pusimos en marcha a la casa de mis padres adoptivos.

-Maite, aunque te niegues a afrontarlo, debes presentarme como tu novio, ya que si no lo haces tú se enterarán por los medios y no creo que sea lo mejor.

Odiaba admitirlo, pero tenía razón.

-Creo que tienes razón. Quiera o no voy a tener que hacerlo.

Al parar en un semáforo, se desabrochó el cinturón y se giró hacia mi.

-Ven. -Dijo extendiendo sus brazos hacia mí.

-¿Qué? -pregunté sin entender.

-Ven. -Repitió.

Y sin decir más se acercó y me abrazó. Era justo lo que necesitaba, que alguien me diera un abrazo y sin pedirlo él me lo estaba dando. Pude sentir como todas las preocupaciones desaparecían.

Al separarnos no lo hicimos del todo, pues nos quedamos a escasos centímetros uno del otro.

-Yo... -Intento decir pero mi mente estaba nublada- Gracias.

-De nada. -Responde con una sonrisa y yo se la devuelvo para terminar separándonos.

Después de manejar durante tres horas, llegamos a la casa de mis padres. Luego de descender del auto, caminamos tomados de la mano. Aún estaba esa sensación de escalofrío en mi cuerpo cada vez que entrelazábamos nuestras manos, pero ya me había acostumbrado y era una sensación que estaba comenzando a gustarme.

Toqué el timbre y al minuto salió mi madre.

-¡Maite! -Dijo sorprendida sosteniendo la puerta- ¿Qué haces aquí? ¡No te esperaba! Pasen, pasen.

Apenas entramos, presenté a mi supuesto novio, cosa que no me hizo mucha gracia.

-Ma, él es Estefan Alvarado, es mi novio y el dueño de la empresa para la cual trabajo. -Mi madre pareció quedar sorprendida- Estefan ella es mi madre Lucía.

-Encantado señora. -Dijo mi falso novio.

-El placer es mío. -Respondió mi madre- No tenía idea de que mi hija estaba saliendo con alguien.

-Oh, pues eso se debe a que es muy resiente lo nuestro. -Al escuchar aquello, sentía como les fallaba a mis padres. Ellos me habían dado amor y yo les había retribuido con una mentira. Me sentía la peor hija del mundo.

-¿Papá como está? Ana me contó lo que sucedió.

-Bien, se está cambiando para ir al médico.

-¿Ana donde está? -pregunto notando que no salió a recibirnos.

-Bañándose, nos alcanza allá.

-¿Lucia quien vino? -preguntó una voz que me resultó más que conocida.

-Adivina quien vino.

Al asomarse por el pasillo una sonrisa asomó a sus labios.

-¡Hija! ¡Viniste a ver a este pobre viejo!

-¡No estas viejo hey! -Digo riendo- Quiero presentarte a alguien. Él es Estefan, mi novio y el dueño de la constructora para la cual trabajo. Y Estefan, él es Antonio, mi padre.

-Más te vale que cuides a mi hija o te las verás conmigo muchacho. Estaré viejo, pero aún puedo partirte el trasero.

-Puede estar tranquilo señor, su hija está en buenas manos. -Responde viéndome a los ojos provocándome un escalofrío en todo el cuerpo - Su hija es muy importante para mí. Te quiero cariño. -Dice besando mis labios. Ok, eso me tomó por sorpresa.

-Te quiero hermoso. -Respondo a su gesto.

-¿Qué dicen si nos ponemos en marcha una vez por todas? -Dijo mi hermana acercándose a nosotros.

-Estoy de acuerdo contigo. -Respondo abriendo la puerta de entrada una vez más.

Al llegar al hospital, Estefan mostró su identificación en informes, eso logro de que la chica que atendía lo mirara coquetamente a Estefan, logrando que sintiera una punzada en el pecho la cual me molestó. Una vez nos dijo en que consultorio atendía el cardiólogo no alejamos de allí.

-Donovan Antonio.

Mis padres entraron al consultorio, mientras Analia, Estefan y yo esperábamos a que salieran.

Mientras nosotros íbamos a la cafetería, mi hermana se quedó a esperar a que salieran.

-Vas a ver que sale todo bien Cariño. -Era la primera vez que me llamaba así estando los dos solos y sin poder evitarlo mi corazón dio un vuelco- Pedí que lo atienda el mejor cardiólogo.

-No era necesario. -Respondo- El señor Maldonado es buen cardiólogo y no cobra mucho.

-Por el tema plata no te preocupes, deja que yo me encargue de eso.

-Gracias. -Contesto con algo de vergüenza.

-De nada. -Y una vez más me vuelve a besar y abrazar.

-¿Por qué haces eso? -pregunto confundida.

-¿Hacer qué? -pregunta sin entender.

-Darme besos así por que sí.

-Estamos en público por eso, además no quiero que tu familia sospeche de nuestro acuerdo.

-Sinceramente me siento la peor hija del mundo. -Digo agachando la cabeza algo desilusionada.

-No digas eso cariño. -Dice levantándome el rostro con sus manos- Eres buena, atenta alguien que se preocupa.

Me lo quedé viendo seriamente, no sabía que él me considerara así.

-Ellos me brindaron su cariño cuando más lo necesitaba incondicionalmente y ahora siento que les estoy fallando.

-Les estarías fallando si no te preocuparas como lo haces. Como te digo, eres una buena mujer ¿Si no supiese la clase de persona que eres, piensas que te hubiese ofrecido el contrato?

-Gracias por... Por acompañarme. -Digo esbozando una mínima sonrisa.

-Mientras estemos juntos durante el año que dure el contra... -No pudo terminar la frase cuando su móvil como siempre nos interrumpió.

-Alvarado.

-...

-De acuerdo. -Dice clavando su mirada en mí- enseguida vamos.

-¿Sucede algo? -de pronto sentí un frío recorrer todo mi cuerpo.

-Vamos, nos están esperando arriba.

Al llegar, me encontré con mi familia y el médico.

Contrato con un demonio.® Parte I,✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora