[Capítulo 29]

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Me pegué más a él, soltando un gemido al sentir su dura erección en mi entrepierna. Enterré mis manos en su cabello sedoso para profundizar el beso. Podía sentir sus manos recorriendo mi cuerpo por todas partes a la vez. Mientras le acariciaba con mis manos los músculos marcados por el ejercicio, las manos de Estefan fueron hasta el borde de mi remera, tomó de ella y me la sacó por la cabeza haciendo que nuestros labios se separaran por unos segundos. Cuando quedé en corpiño sus labios besaron la parte que quedó al descubierto mientras sus manos acariciaban mis senos por encima del corpiño. Estefan rodó haciendo que quedara debajo de él, se colocó a un costado y me sacó el short quedando así en corpiño y vedetina, mientras que yo con mis manos fui hasta el borde del elástico de su pijama y tiré de el hacia abajo. Se separó una vez más y se lo quitó quedando solo en bóxer el cual delataba una gran erección. Volvió a buscar mis labios, luego de un rato, fue bajando primero por mi cuello, luego de quitarme el corpiño quedando igual de desnudos, sus labios junto a su lengua fueron a torturar mis pezones. Una mano se coló entre nosotros y sus dedos comenzaron a tejer su magia mientras tocaba mi centro íntimo.

La vergüenza acudió a mí haciendo que por instituto me tapara.

-No cariño, no te tapes. -Dijo tomando mis manos- Eres hermosa así como eres.

Comenzó a torturarme de nuevo besando cada porción de mis senos y por último en el abdomen haciendo que se me cortara la respiración. Mientras recibía gustosa las caricias de Estefan, se me cruzó por la mente devolverle un poco de lo que me estaba haciendo sentir, sin decir nada me incorporé haciendo que Estefan se recostara en la cama y me senté a horcajadas sobre él una vez más. Comencé a darle besos por el cuello, y luego por todo su amplio pecho, mientras besaba, succionaba y mordía podía escuchar los pequeños gruñidos que Estefan emitía. Sin pronunciar palabra alguna volví a pegar nuestros labios.

Luego de besarnos con demasiada pasión, me quitó la vedetina y luego de deshacerse del bóxer, se colocó entre mis piernas, de la billetera sacó un condón y volvió a recostarse apoyándose en un codo mientras se lo ponía.

Cuando estuvo listo, se posicionó entre mis piernas haciendo que su firme erección quedara listo para penetrarme. Con sus caderas hizo presión para que su pene se abriera lugar dentro de mi llevándose consigo los restos de mi inocencia.

Un grito involuntario salió de mi garganta debido al dolor.

-¡Pero que....! -Dijo Estefan frenándose en seco.

Luego de quedarse quieto para que me acostumbrara a la invasión, comenzó a moverse con embestidas lentas mientras me devoraba los labios y el cuello a besos. Mientras las embestidas se hacían cada vez más rápidas, subí un poco las piernas para poder sentirlo más dentro de mi.

Cuando pensé que no podría más, nuevos ramalazos de placer comenzaron a recorrer mi cuerpo hasta que todos los músculos se me tensionaron y llegué a la cima sintiendo que flotaba. A los pocos segundos, Estefan llegó a su orgasmo y se desplomó enterrando su rostro entre mi cuello y mi hombro, mientras esperaba que su respiración al igual que la mía volvieran a la normalidad.

-¿Mi amor... Por que? -intentó decir- ¿Por que no me dijiste que eras virgen?

-Por que si te lo decía no me habrías tocado en la forma que lo hiciste.

-Quizás si lo hubiera hecho, solo que habría sido más cuidadoso.

-Fue perfecto. -Digo mientras le deposito un beso corto en los labios.

-Tu eres perfecta. -Responde. Acomodándose en la cama.
Antes de quedarme dormida sentí cómo Estefan me pasaba un brazo por mi cintura y me pegó a él.

Un rayo de sol que se filtraba por la ventana me pegó de lleno haciendo que me despertara.

Cuando me incorporé me encontré que estaba sola en la cama, vi que sobre la almohada que utilizó Estefan la noche anterior había una rosa. Me senté en la cama envolviéndome en las sabanas y la tomé. Una duda asaltó mi tranquilidad ¿Hacia esto con todas las mujeres con las que estaba? No, de seguro no, por algo tenía fama de frío.

Estaba concentrada recordando los sucesos de la noche anterior cuando Estefan salió del baño envuelto en un toallon.

-Bien día hermosa. -Saludó Estefan acercándose para besarme.

¿Hermosa? ¿Me había dicho hermosa? Definitivamente este que estaba acá no era mi jefe.

-Buen día. -Respondí al beso.

-¿Tienes hambre?

-Mucha. -Respondo poniéndome de pie envuelta en la sabana.

-Si quieres date un baño que yo llamaré a servicio a la habitación.

-Genial. Pídeme dos macarrones, uno de frambuesa y uno de almendra.

-Bueno.

Al caminar hasta el baño, sentí un poco de molestia por lo ocurrido. Llené la bañera y luego de echarle las sales, dejé que el agua me relajara y aliviara el dolor corporal.

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Buen día gente bella, acá les dejo el capítulo de hoy. Ya casi nos acercamos al final.

Contrato con un demonio.® Parte I,✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora