°Capítulo 2°

6.1K 558 46
                                    

A la mañana siguiente, me desperté por la alarma, me arreglé y salí rápido ya que iba un poco tarde. Al llegar a clase, ya habían empezado y decidí no entrar.

Fui a la cafetería y estaba totalmente sola, así que me senté a comer disfrutando de mi latte y mis pastelitos de chocolate.

Iba por el último pedazo cuando sentí que algo quemaba mi brazo; el muy idiota de Jungkook había derramado su café justo encima de mi.

— Lo siento linda, no me fijé.— se arregló un poco la chaqueta y siguió caminando

Genial, ahora estaría oliendo a café todo el día gracias al muy listo de Kook.

— Idiota.— susurré mientras lo miraba y limpiaba mi brazo.

Al parecer me había escuchado, pues volteó a verme con su típica sonrisa de costado, que hay que admitir que, aunque fuera perfecta, la odiaba.

• • •

Los días pasaron muy rápido, ya era el último día y me encontraba en mi última clase. Jungkook estaba a mi lado resolviendo una de las tantas actividades que nos había asignado la profesora.

Yo de curiosa, miré su cuaderno, me parecía extraño verlo tan concentrado. Me vió con burla y tapó el cuaderno con sus brazos.

— ¿Qué tanto ves? ¿Se te ofrece algo?.— preguntó burlón

— Es que quería comparar mi tarea con la tuya, tengo una duda.— mentí, me había puesto nerviosa

— ¿Y qué vas a comparar? ¿Tu hoja en blanco con la mía? Si quieres que te ayude, tendrás que darme algo a cambio.— habló con picardía

— ¿Algo como qué?.— pregunté con intriga, esto no me olía bien

— Te ayudaré, pero cuando quiera mi premio me lo tendrás que dar sin queja alguna.— sonrió y agarró mi cuaderno sin dejarme responder

Lo veía escribir y en mi cabeza solo pensaba la clase de premio que tendría que darle y por qué no le había dicho nada al respecto. Seguramente no había de ser nada malo, pero al fin y al cabo era Jungkook, de él se podía esperar lo que fuese.

La culpa estaba merodeando en mi mente y solo miraba sus largos dedos trazar letras en mi hoja de cuaderno. Mientras lo detallaba, vi que tenía unos ojos muy lindos y su boca entre abierta se veía perfectamente delineada, quedé viendolo un rato hasta que la profesora indicó que era hora de irse, soltó el lápiz, me entregó el cuaderno y se levantó de su asiento.

— Hasta luego linda, después arreglamos lo que me debes.— fue lo último que escuché de él antes de salir a mis esperadas vacaciones.

Trabajo de Verano.《Jungkook》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora