°Capítulo 31°

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Luego de hacer maquinar mi mente que por alguna extraña razón, se sentía un poco más en paz, decidí dormir. Estaba casi entrando en un profundo sueño cuando sentí que la puerta de la habitación se abrió haciéndola rechinar un poco.

—Kook, ¿Qué haces aquí?— me senté de golpe en la cama. Cerró la puerta detrás de él, todo estaba oscuro

—Sh...— puso su dedo índice en sus labios haciéndome callar —relajate, todo está bien.—dijo caminando hacia mí

—Pero no entiendo que haces aquí.— susurré, no quería que Jin nos escuchara, él solo sonrió y comenzó a acostarse sobre mí haciendo que mi espalda chocara contra la sabana

Quitó la manta de mi cuerpo y comenzó a besarme el cuello. Quería decirle que parara, pero las palabras no me salían por algún motivo. Lo trataba de empujar por el pecho con mis manos, pero él era mucho más grande y fuerte que yo.

—No te resistas preciosa.— pronunció mientras besaba mi clavícula

—Solo quiero saber lo que intentas hacer.— pude decir por fin con un hilo de voz producto de la excitación que provocaban los labios de Kook sobre mi piel

—Estoy reclamando mi premio.— abrí los ojos de golpe, ¿Aún se acordaba de eso? —y sí no me falla la memoria, me lo tenías que dar sin queja alguna.— esto fue lo último que pronunció antes de atrapar mi boca con la suya

Nos comenzamos a besar, recordaba cuando lo habíamos hecho en el baño de Hope y extrañaba mucho sus labios. Se movían tan bien junto a los míos que era como estar en el propio paraíso.

Mientras nos comíamos los labios, nos fuimos quitando poco a poco cada prenda que vestíamos hasta quedar por completo desnudos. Era perfecto estar con él, hacía que me olvidara de los problemas que cargaba encima.

Sus caricias eran exquisitas, sus besos, sus palabras hacían que mi piel se erizara, ¡Que hombre más hermoso tenía conmigo en este momento! y solo lo quería a él. Estaba preparada para que entrara en mí, no podía resistir más.

—Dime que me quieres dentro nena, ¡Dímelo!.— me decía mientras su miembro estaba justo en mi entrada

—Jungkook...— yo solo gemía su nombre, estaba en el cielo

—Solo dime que necesitas de mí así como yo de tí.— fue entrando lentamente, torcí mi espalda, que sensación más divina

—¡Oh Kook!.— cerraba mis ojos con fuerza, era lo más rico del mundo

—Despierta.— susurró en mi oído

—¿Qué?.— dije y enseguida mis ojos se abrieron de golpe, alguien tocaba la puerta. Maldito sueño.

Restregué mis ojos, ya era de día. Me había olvidado por completo de ese supuesto premio que le debía a Jung por haber hecho mi tarea aquella vez en el salón, esperaba que no se acordara de eso ahora.

Me paré y arreglé un poco mis cabellos ya que seguían tocando la puerta. Al abrirla, era Jin.

—Buenos días linda.— me dijo sonriendo, traía consigo una bandeja con comida —te traje el desayuno.— alzó un poco lo que tenía en las manos para que lo viera, yo solo le sonreí y de la nada bostecé —lo siento, ¿Te desperté?.—  me preguntó preocupado

—No, para nada. Pasa.— me hice a un lado para que pasara y con una gran sonrisa, entró a la habitación. Ví que el cuarto de Jungkook estaba abierto, pero no había nadie dentro de él

—Como no sabía lo que te gustaba, te traje avena caliente, un sándwich con jamón y queso, tocino con huevos, frutas, jugo y una tarta de manzana.— dijo sentado en la cama señalando cada cosa que había allí —esta tarta es de Kook.— pronunció —no le digas que te la dí.— susurró y yo reí. Jin era lo más tierno del mundo

Trabajo de Verano.《Jungkook》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora