°Capítulo 12°

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Pov Jungkook

Nunca conocí a mi padre. Sabía que mi mamá era una prostituta o capaz aún lo seguía siendo, no sabía. Esto lo decía por todas las veces que llegaba ebria a la casa y cada vez que lo hacía, traía consigo a un hombre diferente.

No solo eso, mi hermano mayor Jin era hijo de mi madre con otro hombre, que ni él ni yo conocíamos, ni nuestra propia madre sabía quienes eran nuestros papás.

Ella nos "crío" sola. Sí, entre comillas, ya que no recuerdo haber tenido una infancia muy linda. Siempre nos dejaba solos a mi hermano y a mi en casa, se iba desde muy temprano en la mañana y regresaba a altas horas de la noche. Mi hermano era seis años mayor que yo, siempre fue y será mi única verdadera compañía, con el que podía contar y sabía que jamás me iba fallar.

A pesar de que era mi medio hermano, lo sentía como un padre para mí, como un todo, la verdad era que habíamos luchado juntos tantos años que no sabía que haría sin él.

Pero no solo él fue el único que estuvo siempre conmigo, sino también mi buen amigo Jimin, que dejo de ser bueno hace mucho rato atrás.

Lo conocía desde que éramos bebés prácticamente; mi madre tenía una mejor amiga y esa mejor amiga tenía un hijo. Lo hacíamos todo juntos; Jin, él y yo eramos inseparables, hasta que mi hermano le fue afectando más la edad y simplemente me la llevaba mejor con Jimin, ya que él era solamente un año mayor que yo, yo apenas iba a cumplir veintitrés.

Nuestra amistad se arruinó debido a que un día, él me traicionó. Estaba entrando a la casa de mi novia en ese momento y los ví teniendo sexo en la sala; mi corazón se había destrozado por completo, tanto así que Jimin y yo nos golpeamos ese día el uno al otro hasta que no lo soportamos más.

Él se retiró enseguida, le grité a mi novia muchas barbaridades; ella solo salió corriendo, cruzó la calle y el auto simplemente no la vió, ahí se había acabado todo para mí.

Desde ese momento, nunca volví a hablar con él, duré años en recuperarme de la perdida de mi novia y eso hizo que me volviera la persona que soy hoy en día, un completo idiota.

Ya nada era igual, ya no veía la vida igual, me la pasaba en fiestas y de chica en chica, todo se me había derrumbado. Actualmente ya lo he superado, pero aún mi corazón era duro de roer.

Todo esto me estaba sucediendo, hasta que la ví por primera vez; hasta que ví su largo cabello, sus hermosos ojos y sus delicadas manos, había quedado embobado.

No era de por aquí, era nueva y en mucho tiempo, me sentí intranquilo. Quería saber quién era, cuál era su nombre, qué le gustaba hacer.

Descubrí al rato que había quedado en mi salón, que en todas las clases le tocaba junto a mí, pero yo no podía hacer nada, tenía que mantener mi imagen de chico rudo que había estado creando hasta el momento. Además, Jimin me había ganado, desde el primer día que llegó a esta Universidad, le demostró lo mucho que le gustaba y sí, él estaba enamorado, ¿Qué mejor que yo que conocía sus sentimientos? Imbécil.

Me gustaba hablar con ella, o más bien, hacía el ridículo respondiéndole mal y haciéndome el rebelde en su presencia. Me hacía el estudioso para que se interesara o la tropezaba a propósito solamente para que volteara a verme, pero eso no resultaba.

Pensé que con eso, ella caería como todas lo hacían, pero me había equivocado, no era como las demás, solo recibía rechazo de su parte y eso hacía que tuviera mucho más interés en ella.

Normalmente no era de los que estudiaban. Era de esos que solo iban a clase para dormir, llegaban a su casa y si no se quedaban todo el día viendo la televisión, salían con alguna chica simplemente para pasar el rato.

En algunas ocasiones, sí me dedicaba a hacer mis deberes, de vez en cuando salía a trotar, pero la mayoría del tiempo era de esos tipos vagos y excesivamente mujeriegos. Amaba a las mujeres, tener a miles cerca de mí era lo mejor y como no podía tener a la que quería, tenía que conformarme con alguna otra tonta que cayera en mis redes.

En estas vacaciones decidí trabajar. Ví un aviso en el periódico sobre una librería en el centro de la ciudad que necesitaba vendedor y solo llamé. La cantidad que pagaban era baja, pero en realidad no tenía problemas con el dinero, solo necesitaba una distracción. Había sido la mejor decisión que pude haber tomado por cierto, ya que la hija del dueño de esa tienda era nada más que ella, mi chica.

Apenas la ví, sabía que estas iban a ser las mejores vacaciones de todas y sin Jimin encima, podía tratar de tener aunque sea una amistad con ella. Pero era complicado, mi manera de ser me envolvía tanto que seguía actuando como idiota, cosa que hacía que la alejara más de mí.

Subirla en uno de mis autos fue de lo mejor. Tenía dos; uno con el cuál salía a todos lados, para ir fiestas y para tener sexo dentro de él y el otro solo lo usaba para paseos o cuando de verdad quería impresionar a alguien.

No sabía por qué lo había llevado conmigo ese día a la librería, pero menos mal seguí mis instintos. Jamás había montado a una mujer en él y que la primera hubiera sido ella, había sido un logró extremadamente bueno para mí y sabía que de verdad se había impresionado.

Desde ese momento, no podía quitar de mi mente cambiar un poco mi mal genio y mis pensamientos sucios solo para que ella me viera como más que un compañero de clases, un empleado de su padre o un simple amigo. Quería salir con ella; hablarle, hacerla reír, pero era extraño hacerlo, no estaba acostumbrado y eso hacía explotar mi cabeza.

Fue ahí cuando mis esperanzas cayeron, Jimin estaba saliendo con ella, él mismo nos hizo saber de esa noticia. Claro que me seguirá gustando, era hermosa, pero no quería tener problemas con él, ya que volvería a lo mismo de antes y era algo que verdaderamente quería evitar, solo no quería que le hiciera daño, era lo último que deseaba para ella.

Me daré un tiempo para esperar, quizá no todo sea malo, quizá la vida tenga otro plan para mí y espero que en ese plan esté incluida ella.

Trabajo de Verano.《Jungkook》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora